Rubén Alejandro Servín Cruz, Mónica Alejandra Galaz Briceño e Ingrid Julissa Traconis Montalvo, estudiantes de la Universidad Modelo
Rubén Alejandro Servín Cruz, Mónica Alejandra Galaz Briceño e Ingrid Julissa Traconis Montalvo, estudiantes de la Universidad Modelo

Cuatro alumnos de la Universidad Modelo ganaron el segundo lugar en el Concurso de Debate “Sergio García Ramírez”, que consistió en una simulación de corte y que tuvo lugar en la Facultad de Derecho de la UNAM, del 8 al 12 de septiembre.

En la competencia, que reunió a 13 equipos de 12 universidades, entre ellas de Perú, El Salvador, Guatemala y Colombia, Mónica Alejandra Galaz Briceño (Derecho, noveno semestre), Ingrid Julissa Traconis Montalvo (Economía Política, séptimo semestre), Rubén Alejandro Servín Cruz (Derecho, séptimo semestre) y Xally Harumi Kauil Delfín (Derecho, quinto semestre) representaron a la Universidad Modelo.

La competencia consistió en la simulación de un juicio ante una Corte de Derechos Humanos. Cada equipo defendió las posturas de víctimas y de un Estado acusado por la presunta violación de derechos humanos. Este año, el caso giró en torno a temas de alto impacto, como el derecho al cuidado, la migración y la seguridad social.

Preparación

Durante más de tres meses, los alumnos se prepararon intensamente con el apoyo de su asesora, la maestra Fernanda Solís González; profesores y excompetidores, realizando simulaciones, investigaciones exhaustivas y entrenamientos constantes.

“Realmente fue un proceso de selección en el cual estuvimos preparándonos, estudiando sobre temas de derechos humanos. Fue justo esto como una simulación para aprender cómo funcionan estos concursos y qué habilidades se requieren”, explicó Julissa al Diario.

El trabajo de investigación abarcó derecho comparado y la evolución de los derechos humanos. “Fue un desafío, un reto”, dijo Mónica, quien destacó que el caso abordaba “el derecho al cuidado, que apenas se está reconociendo, y que implicó desarrollar habilidades, sobre todo en la oratoria”.

Rubén Servín añadió que el caso lo preparó una persona que trabaja en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “y resultó ser un caso bien complicado. Es un derecho que ya existe, pero que apenas se está reconociendo… buscamos soluciones sobre un caso que para nosotros sí existe, aunque sea hipotético”.

El nivel de compromiso de los estudiantes fue total. Algunos tuvieron que renunciar a sus trabajos para enfocarse por completo en la preparación. “En lo personal, Mónica y yo renunciamos a nuestro trabajo. Ese fue el primer reto para poder estar full, enfocados”, dijo Rubén.

“Yo no pude renunciar al mío, entonces llegaba en la madrugada a mi casa y a las 7 de la mañana a trabajar. Es un horario fuerte, pero al final te da mucho orgullo”, señaló Julissa.

A pesar del esfuerzo individual, todos coincidieron en que fue un logro colectivo. “No solamente de nuestro equipo interno, sino por parte de toda la escuela… los maestros, la coordinación, incluso personas que nos llevaban comida. Gracias a esa comunidad nos pudimos encargar del resto”.

El concurso constó de una fase escrita y una fase oral. “Cada punto y cada coma te la tienes que saber porque te la pueden preguntar”, explicó Rubén, quien enfatizó que el nivel de los jueces era altísimo, pues muchos eran funcionarios de la Corte o de la Comisión Interamericana.

Durante las rondas orales, las preguntas de los jueces buscaban llevar al límite los argumentos. “Te pueden atorar en un tema por 20 minutos. Tienes que encontrar la forma de decir algo, porque no te van a dejar hablar de otra cosa”, señaló Julissa.

En la semifinal, el equipo se enfrentó a universidades de alto nivel, como la Universidad Católica del Perú y una de El Salvador. La intensidad fue máxima. “Fue la réplica más dura, como que temblamos, pero nos pudimos sostener”, recordó Julissa.

Finalmente, dos integrantes (Mónica y Rubén) participaron en la ronda final como representantes del Estado, mientras que Julissa y Xally lo hicieron en la representación de víctimas.

“Haber ganado el segundo lugar es la culminación de un esfuerzo que nos ha llevado muchísimo, mental y emocionalmente, muchísimos sacrificios… Para nosotros significa un gran reconocimiento haber llegado a ese punto en la primera competencia que tenemos”, dijo Julissa.

Además del logro, los estudiantes coincidieron en que la experiencia fue formativa en todos los sentidos. “Entender que vale la pena hacer sacrificios cuando las cosas las haces con pasión… es una enseñanza primordial”, reflexionó Mónica.

En lo académico, las competencias ayudaron a desarrollar habilidades que rara vez se perfeccionan en clase. “Después de pasar un proceso así, te aseguras de que todo lo que digas esté completamente fundamentado… eres más consciente de tus habilidades de comunicación”, reconoció Julissa.

Rubén también destacó el modelo educativo que los respalda: “Nuestro modelo de universidad es humanista, nos enseñan a ser mejores personas… y participar en este tipo de concursos es hablar de derechos humanos, porque todos tenemos derechos y a diario se violan”.

El equipo no piensa detenerse. Entre sus planes a futuro está participar en concursos similares en Costa Rica, Coahuila e incluso Washington, siempre con el objetivo de profundizar su formación en derechos humanos. “Este tipo de concursos permite a quienes estamos estudiando prepararnos para, en un futuro, ejercer profesionalmente… abonar a la sociedad y poner en el centro temas muy importantes, como los derechos de las personas que ejercen la labor de cuidado”, concluyó Mónica.— IVÁN CANUL EK

Jorge Iván Canul Ek es licenciado en Periodismo y Ciencias de la Comunicación y actualmente reportero de la Agencia Informativa Megamedia. Tiene 22 años de trayectoria en los medios, y es colaborador de Grupo Megamedia desde 2004. Los temas de arte y cultura, comunidades, ciudadanos y espectáculos son su especialidad. Con especial gusto por la crónica para el desarrollo de sus historias.