“El arte sacro no solo embellece nuestras iglesias, sino que pacifica las almas”, afirmó el presbítero Jonathan Arellano Verdejo, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica de la Conferencia del Episcopado Mexicano, durante su intervención en la inauguración de la Asamblea Nacional de Encargados de la Dimensión de Bienes Culturales 2025, celebrada ayer por la tarde en el auditorio del Centro Cultural de Mérida Olimpo.
El sacerdote destacó que en la actualidad la Iglesia está llamada a custodiar y promover la belleza del arte sacro, que conduce al bien y a la verdad. “El arte sacro eleva, pacifica y revela lo divino a través de lo bello”.
Arellano explicó que la expresión “Yo soy el buen pastor” no solo tiene un sentido moral, sino también estético y simbólico: “El buen pastor es bello, noble, modelo de pastor, aquel que cumple su misión de manera perfecta”. Invitó a reflexionar en torno al libro del Génesis y al papel del arte en la representación de la belleza divina.
Indicó que el artículo 122 de la Constitución Conciliar reconoce a las bellas artes, especialmente al arte religioso, como una de las actividades más nobles del ingenio humano. Estas, señaló, se vinculan a la infinita belleza de Dios, a quien buscan expresar mediante obras humanas. “La Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes”, subrayó, “procurando que los objetos destinados al culto sagrado fueran dignos, decorosos y bellos, signos y símbolos de la realidad celestial”.
Gloria divina
El sacerdote indicó que, a lo largo de la Historia, la Iglesia ha discernido qué obras artísticas se adecuan a la fe y a la piedad, favoreciendo aquellas que enaltecen el culto.
En este sentido, el arte sacro tiene la misión de conducirnos de lo visible a lo invisible. “El arte revela la gloria divina; no solo representa, sino que transparenta el misterio. Desde esta óptica, el arte sacro es una teofanía”, expresó.
Según el sacerdote, el arte sacro va más allá de la estética: “Hace presente un misterio. Es una participación del acto creador de Dios, que devuelve a las cosas su sentido original, el de reflejar la bondad y la belleza divinas”. Agregó que esta expresión artística se manifiesta en diversas formas, como la música, la escultura, la pintura, la arquitectura, el arte textil o la orfebrería, todas ellas orientadas al servicio de la liturgia.
Asimismo, resaltó que el arte sacro tiene una dimensión espiritual y social, pues mediante su lenguaje simbólico ayuda a elevar al ser humano desde lo material hacia lo divino.
“La liturgia tiene una doble finalidad: la glorificación de Dios y la santificación del hombre”, recordó.
Durante su intervención, el padre Arellano reflexionó sobre el papel de la Dimensión de Bienes Culturales y Arte Sacro en el cumplimiento del objetivo de la Conferencia del Episcopado Mexicano para el trienio 2024-2027: caminar como Iglesia profética y sinodal, impulsada por el Espíritu Santo y bajo la mirada de Santa María de Guadalupe, con el propósito de construir una cultura de paz mediante el diálogo, la justicia y la reconciliación.
“El arte sacro tiene un poder performativo, como la Palabra de Dios. En un mundo acelerado y fragmentado, los espacios donde habita el arte sacro —templos, iconos, música litúrgica— ofrecen pausa, silencio y reflexión”, dijo. Añadió que estos lugares pueden convertirse en espacios de memoria, reconciliación y sanación, capaces de expresar tanto el martirio como la paz alcanzada.
Inauguración
La ceremonia inaugural fue presidida por monseñor Carlos Enrique Samaniego López, obispo electo de Texcoco y representante de la Dimensión Episcopal organizadora. También integraron el presídium la maestra Claudia Alejandra Garza Villegas, secretaria de la Dimensión de Bienes Culturales; monseñor Pedro Mena Díaz, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Yucatán; Mirna Manzanilla Romero, subsecretaria de Desarrollo Social y Asuntos Religiosos del gobierno del Estado, y Carmen González Martín, directora de Gobernación del Ayuntamiento de Mérida.
El encuentro religioso, que concluirá este viernes 24, reúne a un centenar de participantes —obispos, sacerdotes, arquitectos, restauradores y especialistas— que reflexionarán sobre la formación y fortalecimiento de los equipos diocesanos que están encargados de la preservación del patrimonio cultural de la Iglesia.
El programa contempla conferencias, mesas de diálogo y visitas a conventos históricos, entre ellos los de Izamal y Maní. En la inauguración, los representantes de las instancias estatales y municipales destacaron la riqueza del arte sacro yucateco, mientras que el presbítero Jonathan Arellano y la maestra Claudia Garza presentaron las líneas de trabajo de la comisión.
Posteriormente, los asistentes participaron en una celebración eucarística en la Catedral. Por motivos de salud, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla y presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica, no participó en esta edición de la asamblea.— CLAUDIA SIERRA MEDINA
De un vistazo
Belleza que trasciende
El arte sacro no es solo estética visual, sino una manifestación espiritual que busca conducir al ser humano desde lo material hacia la contemplación de lo divino.
Patrimonio de fe
Las obras sagradas, desde la arquitectura hasta la orfebrería, representan una continuidad histórica y cultural del cristianismo, reflejando el encuentro entre la tradición y la creatividad del espíritu humano.
Espacios de encuentro
Los templos, iconos y frescos no solo son vestigios artísticos, sino lugares que promueven la paz interior, la memoria comunitaria y el diálogo con Dios a través del silencio.
