De izquierda a derecha: el jefe de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, la canciller alemana y líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Ángela Merkel, y el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz, durante una rueda de prensa tras las negociaciones para la formación de Gobierno, en Berlín, Alemania, el viernes 12 de enero de 2018.- (EFE/ Hayoung Jeon)
De izquierda a derecha: el jefe de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, la canciller alemana y líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Ángela Merkel, y el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz, durante una rueda de prensa tras las negociaciones para la formación de Gobierno, en Berlín, Alemania, el viernes 12 de enero de 2018.- (EFE/ Hayoung Jeon)

BERLÍN, Alemania.   (Notimex).- Varios sectores de los socialdemócratas se pronunciaron este fin de semana en contra de formar una coalición entre su partido, el SPD, y los dos colectivos democristianos CDU y CSU, mientras los demócrata cristianos argumentan en contra de hacer cambios.

El acuerdo alcanzado el viernes entre la Unión Democristiana (CDU) de la canciller alemana Ángela Merkel, su socio bávaro (CSU) y los socialdemócratas (SPD) de Martin Schulz, para iniciar las negociaciones en busca de una reedición de la Gran Coalición que gobernó Alemania en la última legislatura, desató numerosas críticas entre los socialdemócratas.

A las alabanzas iniciales por lo que parece ser el primer paso para desactivar una crisis política de calado en el principal motor económico europeo, que lleva sin gobierno desde las elecciones del 24 de septiembre, se sumaron también las primeras voces críticas al texto de 28 páginas resultado de cuatro días de negociaciones sin pausa que pone las bases de las futuras discusiones.

El acuerdo de base no supone automáticamente la formación de un nuevo gobierno de Gran Coalición en el país entre conservadores y socialdemócratas, sino el inicio de negociaciones formales para lograrlo.

Especialmente criticado fue el acuerdo de principios alcanzado sobre la política migratoria de la eventual nueva administración, que pondría un límite a los refugiados que podrían llegar a Alemania.

El Partido de los Verdes y organizaciones defensoras de los derechos humanos denunciaron ese aspecto del acuerdo, mientras organizaciones defensoras del medio ambiente denunciaron la falta de contundencia a la hora de proteger la naturaleza y la lucha contra el cambio climático.

Por su parte, La Izquierda criticó que el acuerdo no favorecerá que se reduzca la división social y la desigualdad en el país.

La organización ecologista WWF señaló que los pasos acordados no contribuyen a la lucha contra el cambio climático o favorecen la protección de especies en Alemania. También faltan medidas concretas para alcanzar los objetivos climáticos a los que se comprometió Berlín.

La organización Deutsche Umwelthilfe (DUH) dijo que bajo un nuevo gobierno de Gran Coalición amenaza el peligro de otros cuatro años de estancamiento en la protección del clima y de la naturaleza, y consideró “consternador” que los dos gobiernos anteriores prácticamente abandonaran el objetivo que se estableció Berlín de reducir en un 40 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2020.

Por su parte, la organización migratoria Pro Asyl se quejó del límite que pondrá el próximo gobierno a entre 180 mil y 220 mil refugiados al año y mil personas al mes en términos de reunificación familiar.

La organización consideró que esa medida viola los derechos humanos y supone “una victoria de los defensores de la línea dura sobre el humanismo y los derechos humanos”.

“Los derechos humanos de los decenas de miles de afectados seguirán así violándose”, dijo la política Ulla Jelpke, del partido La Izquierda.

“Las decisiones son inhumanas y pisotean el derecho fundamental a una familia”, criticó por su parte la política de Los Verdes Claudia Roth.

El partido xenófobo Alternativa para Alemania (AfD) consideró el límite de 220 mil una “farsa” que no se conseguirá sin un endurecimiento y mayor seguridad de las fronteras, dijo la líder de la fracción del partido en el Parlamento, Alice Weidel.

La organización de desarrollo ONE criticó por su parte que se destinará muy poco a la cooperación con los países pobres del sur: en el texto se menciona el objetivo de destinar a la misma el 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto, algo que la agrupación considera insuficiente.

Además, la Izquierda acusó a la CDU y al SPD de estabilizar la gran injusticia social que existe en el país. “Todo seguirá como está: salarios bajos, empleos inestables, pobreza en la tercera edad. Y en el lado opuesto: grandes dividendos y crecientes fortunas millonarias”.

El SPD no pudo imponer ni una mínima subida de los impuestos, ni siquiera a las fortunas de los más ricos.

Los empresarios alemanes criticaron los planes de política financiera del eventual futuro gobierno y criticaron la falta de incentivos para una reforma fiscal más competitiva. Sin embargo saludaron un aumento de la inversión en educación y la ampliación de la red de banda ancha en el país, y el reconocimiento de la importancia de Europa.

En el lado de las alabanzas, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, apoyó los planes sobre política europea. “Es una contribución muy positiva, constructiva y con visión de futuro al debate sobre la política europea”, señaló, mientras el portavoz del gobierno francés, Benjamin Griveaux, dijo que el acuerdo es “bueno para Alemania, para Francia y sobre todo para Europa”.

En el documento, los firmantes acuerdan profundizar la cohesión de Europa “en todos los niveles” y reforzar el principio de solidaridad mutua, así como hacer la Unión Europea más transparente y cercana a los ciudadanos par recuperar su confianza. Además, los partidos se comprometen a aumentar la financiación de Alemania a Bruselas.

Con el acuerdo del viernes comienzan las negociaciones para alcanzar una nueva Gran Coalición, después de que el fracaso de las negociaciones de la CDU, la CSU, los liberales del FDP y los Verdes abrieran una crisis que llegó a hacer temer la repetición de elecciones.

Nada asegura ahora que las actuales negociaciones lleven a buen puerto, pero abren la puerta a que Alemania cierre el periodo de formación de gobierno que es ya el más largo de su historia reciente.- (Por Olga Borobio)