Patricio Patrón y Joaquín Díaz en un acto de campaña en el Oriente. El exgobernador dice que no espera ver a Huacho y a Mauricio Vila “abrazados”, pero sí con una buena coordinación en beneficio de Yucatán (Foto: Archivo)

Por Ángel Noh Estrada

Con la experiencia de haber sido el primer gobernador panista en Yucatán, en el período 2001-2007, Patricio Patrón Laviada habla de los desafíos a que se enfrentará Mauricio Vila Dosal desde el Poder Ejecutivo.

A poco más de dos meses de que entre en funciones una nueva administración estatal, con Mauricio Vila Dosal al frente, Patricio Patrón Laviada no tiene duda: uno de los grandes pendientes que recibirá el próximo gobernador es el tema de la corrupción.

Y ante ese escenario, considera que entre las prioridades del gobierno entrante deberá estar la investigación, sin caer en una cacería de brujas, de los casos en que se ha documentado la malversación de fondos. Nada de un borrón y cuenta nueva.

En cuanto a las características que debe reunir el equipo de trabajo del próximo gobernador, Patricio Patrón, quien llegó a la jefatura del Ejecutivo en 2001 postulado por una alianza del PAN con otros partidos, dice que no hay que buscar mucho: se requieren conocimientos y preparación, honestidad a toda prueba y deseos de servir al Estado.

¿Cuáles son los desafíos que avizora en el camino de Mauricio Vila en el gobierno del Estado?

Primero, encabezar un gobierno al servicio de la comunidad, sin farsas y sin engaños. Lamentablemente, en los últimos años la política yucateca se ha prestado mucho a un juego perverso entre el gobierno y una élite de la sociedad, un pequeño grupo con el cual se manipulan las cosas y se manejan los datos. Así el gobierno deja de cumplir una función primordial, que es atender a la sociedad, particularmente a los más pobres.

Eso es algo general en México, pero Yucatán es uno de los estados donde más se ha practicado esa política de control, de maniatar a los que tienen voz y de “maicear” a los pobres, a los marginados, con un “maiceo” selectivo: “nohoch despensa” para los de arriba y migajas para los de abajo.

El próximo gobierno tiene que ser congruente y estar al servicio de la sociedad. Tiene que emprender una lucha muy fuerte contra la corrupción. En Yucatán tenemos un problema muy grave de corrupción. Hasta donde yo he investigado, que es la parte de salud, es algo impactante, pero si le rascas un poquito al campo, a obra pública y a servicios vas a encontrar graves problemas también.

El gobierno de Mauricio Vila debe trabajar para acabar con la pobreza y la desigualdad en Yucatán, no con medidas como las que ahora utiliza el Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) para llenar el papelito de la estadística, sino con medidas para que la gente se desarrolle.

Ya vimos que el gobierno federal cambió la manera de medir la pobreza y acomoda la situación en los estados, para que de forma engañosa se diga que hay avances.

Combatir la pobreza es algo que oímos siempre, en cada gobierno. ¿Por qué no se puede concretar?

Hay que romper el círculo vicioso. Ahora el asistencialismo es necesario de alguna manera, porque no puedes dejar que la gente muera de hambre, pero hay que romper ese esquema de que me tienes que agradecer lo que te estoy dando, porque soy el que manda. Hay que crear ciudadanía, entender que el gobierno es sólo facilitador y que los ciudadanos tenemos que desarrollar nuestra comunidad.

Uno de los mayores daños que ha causado el paternalismo es que se dan esos apoyos para mantener gente pobre, ignorante y controlada. Cuando se rompe esto, las cosas cambian. Y hay cambios espectaculares.

Te quiero decir que desde que se mide la pobreza, y con estadísticas buenas, no con las que ha modificado el Inegi, la época en que más se avanzó contra la pobreza en México es en el sexenio de Vicente Fox, y el Estado que más avanzó en la lucha contra la pobreza, y por mucho, es Yucatán.

Logramos un avance impactante, y no con base en el reparto de apoyos. Sí los dábamos, pero le decíamos a la gente: “No nos tienes que dar las gracias. Al contrario, para nosotros como gobierno es una vergüenza darte este apoyo. Y número dos: este dinero es tuyo, te pertenece. Que yo cobre un sueldo de cien mil pesos para repartirte despensas es una estupidez. El gobierno sale muy caro para estar repartiendo despensas. Nuestro objetivo es darte este apoyo mientras logramos tu desarrollo, que tú tengas recursos para comprar lo que te dé la regalada gana y para alimentar bien a tus hijos”.

Son pequeños cambios que arrojan resultados espectaculares.

Entonces, ¿se retrocedió?

Bueno, cuando llegaron los otros —y no perdimos la elección por eso, sino por otras razones— volvieron a aplicar aquello de que la mejor manera de controlar políticamente a los pobres es precisamente manteniéndolos pobres, verlos como votos y no como seres humanos.

Las condiciones políticas de hoy son muy distintas a las de 2001. ¿Cómo influirá un Congreso no controlado?

Nunca tuvimos al Congreso de nuestra parte. Si acaso en el segundo período (los tres años finales de la gestión patricista), pero sólo dos o tres meses porque nos “torció” (el diputado Antonio) Hadad y vinieron otras cosas.

Para lo esencial del Estado, como la aprobación del presupuesto, no había problemas, pero no pudimos hacer los grandes cambios que necesitaba Yucatán, como la reforma a fondo del sistema de justicia y del manejo del dinero público, porque todo era rechazado.

A diferencia de ese 2001, Mauricio Vila no tendrá un gobierno federal afín. ¿Eso lo pone en desventaja?

Nosotros sí tuvimos una buena relación con el presidente Fox, pero no necesariamente una buena relación con todo el gobierno. En el equipo del presidente había una serie de ideas diferentes y no nos entendíamos en muchos casos. Necesitábamos ciertos cambios y no contábamos con la colaboración del gobierno federal, a pesar de la buena relación con Fox.

En ese sentido sí veo una desventaja en este momento, aunque también hay que considerar una situación que la alternancia ha traído: las reglas son mucho más claras que antes. Cuando me tocó ser alcalde de Mérida y cuando recibí el gobierno de manos de (Víctor) Cervera no nos entregaron documentos y la ley no los exigía. Recibíamos carátulas que decían: “Concurso tal por tanto”. Y gracias a Dios que nos las daban, porque podían no hacerlo y no pasaba nada. Era un país sin leyes y en esa época de Fox y (Felipe) Calderón se fue construyendo mucho de esa relación más sana, de más claridad.

¿Qué opina de la decisión de nombrar coordinadores de programas federales en los estados?

Para nada me asustan los cambios fuertes en el gobierno federal y las delegaciones, porque creo que el sistema es perfectible, pero hay circunstancias diferentes. No es lo mismo, por ejemplo, una delegación de Sedesol que una de la PGR. Hay muchas diferencias en la manera de operar y en la necesidad de coordinarse o no con el gobierno del Estado. No me termina de convencer la idea de un súper coordinador,  aunque habrá que ver cómo funciona esa figura, que no está muy clara.

Ojalá que las reformas sean positivas y que no venga un “superdelegado” a promover el centralismo. Si es para adelgazar al gobierno y evitar gastos dobles o triples, ¡adelante! Sin embargo, si es para que haya dos gobiernos en Yucatán entonces será muy grave. Concederemos el beneficio de la duda.

En esa posición estará Joaquín Díaz Mena, quien fue colaborador suyo y en la campaña tuvo un enfrentamiento directo con Mauricio Vila. ¿Cómo repercutirá esto?

Quiero aclarar que Huacho no fue mi colaborador. Él se hizo solo y las coyunturas nos llevaron a estar juntos en el gobierno. Es una persona que decidió ser candidato del PAN en San Felipe cuando nunca habíamos tenido candidato allí; vino a planteármelo y le dije que tenía que cruzar a la oficina del PAN para exponerlo.

Fue un buen alcalde y luego siguió haciendo carrera política como diputado local y como diputado federal. Aclaro esto como un acto de justicia para él, no porque se haya salido del PAN: Huacho se hizo solo.

Sí preocupa la manera como salió del PAN, muy enfrentado a Vila. Tendrá un puesto importante y será necesaria una buena coordinación. Ojalá que se llegue a acuerdos por el bien de Yucatán. No se trata de que estén abrazados, sino de que se vigilen uno al otro y que el fin último sea el beneficio de Yucatán. Todos tenemos que estar de acuerdo con medidas de austeridad, sin un gobierno tan ostentoso y tan terrible, especialmente como el último que hemos padecido, pero no podremos estar de acuerdo con una invasión en la responsabilidad del Estado.

¿Debe el próximo gobierno revisar las denuncias de corrupción o seguir el camino fácil del olvido?

Si se le rasca a este gobierno hallarás historias de terror. Un gobierno está obligado a dar ejemplo de honestidad, a demostrar que le sirve al pueblo y que la impunidad es inaceptable. (Continuará).

“Si se le rasca a este gobierno hallarás historias de terror. Un gobierno está obligado a dar ejemplo de honestidad, a demostrar que le sirve al pueblo…” -Patricio Patrón Laviada, exgobernador de Yucatán.