Marcelo Sanguinetti “Jacarandoso” le aportaba a los desfiles del Carnaval de Mérida la vistosidad y la alegría que debe tener esta celebración.
Por eso la gente esperaba su comparsa, era una bocanada de vida y entusiasmo, opina el cronista de la ciudad Jorge H. Álvarez Rendón, al recordar a uno de los máximos exponentes del Carnaval de Mérida, que falleció el miércoles pasado.
La de “Jacarandoso” era la típica comparsa vistosa, alegre, llena de adornos, era lo inusitado, lo nunca visto, lo que debe hacer una comparsa que es atraer. No como las escuelas que participan en el carnaval y lo hacen sin ganas, obligados, añade. Marcelo lo hacía libremente porque le gustaba y lo disfrutaba.

La figura de “Jacarandoso” es la típica del hombre común en el Yucatán de años atrás, y de lugares como Brasil, que integraban las comparsas por puro gusto.
En Mérida, recuerda el cronista en entrevista con el Diario, había muchos particulares que formaban sus comparsas y le aportaban alegría y entusiasmo al carnaval, pues no era una obligación, sino que lo hacían porque les gustaba, y esto hacía que el público participara, ya que les contagiaban su alegría, no así con las comparsas de escuelas, en las que sus integrantes se veían hasta cansados y aburridos.
El maestro Álvarez Rendón enfatiza que en el caso de “Jacarandoso” los integrantes de su comparsa bailaban con gusto, los vestuarios eran fabulosos, de ensueño, muy adornados, pero considera que así debe ser, porque no es una fiesta de difuntos, sino de derroche de alegría.




En ese mismo tenor cuenta que era la participación de Pompidú, que al igual que “Jacarandoso” era de San Sebastián, un barrio que mantiene sus costumbres, como la fiesta de la Virgen con sus gremios, y la feria que le acompaña, un barrio de muchas tradiciones.
Carnaval en Xmatkuil ”no prende”
Jorge Álvarez considera que el carnaval que los dos personajes citados representaban ya no existe, porque el de Xmatkuil “no prende”. Afirma que el festejo debe estar donde se reunía todo el pueblo, que era en Paseo de Montejo.
Eso, y el hecho de que ahora ya no estará uno de sus principales animadores, hará que el Carnaval de Mérida ya no sea igual.
“Ya no es igual desde ahora, porque están haciendo pequeños carnavalitos en las colonias y barrios, lo cual es absurdo, porque el carnaval es previo a la Semana Santa. No tiene sentido que sea de otra manera, porque es un desfogue previo a los meses de preparación para la Semana Santa”.
En su opinión, es probable que las personas se inclinen más por ir al carnaval de Progreso, que “dicen que es bonito”, y es en la avenida del malecón, frente al mar. No sería extraño que la gente prefiera ir ahí.




Sobre el cuantioso gasto que representa organizar el carnaval de Mérida, piensa que lo hacen porque en el fondo comprenden que fue un error llevarlo a Xmatkuil, pero al mismo tiempo siente que ningún gobierno municipal se atrevería a regresarlo al Paseo de Montejo, porque sería ganarse la mala voluntad de gente poderosa.
El Carnaval de Mérida sin “Jacarandoso”, bajo la lupa de Grupo Megamedia
Santiago Ariel Cortés Pérez- Editor de Espectáculos
El Carnaval de Mérida siempre extrañará a personajes como Marcelo Sanguinnetti Briceño “Jacarandoso”; desde antes de su muerte, su nombre ya estaba inscrito como el de los atractivos y vistosos penachos, la comparsa interminable, la que daba más alegría al derrotero.
Pero todo tiene un ciclo, las nuevas generaciones tal vez oirán hablar de él. En los últimos años, su participación ya era limitada, mas no sus energías y amor por el Carnaval. Los que acostumbraban asistir a los festejos, incluso en su nueva sede del recinto ferial de Xmatkuil, lo echarán de menos, siempre será “Jacarandoso I”; pero la vida sigue, y el tiempo dirá si las carnestolendas meridanas volverán a contar con un personaje que contagió su alegría durante más de cuarenta años.
Todo cambio genera opiniones encontradas, trasladar el festejo a Xmatkuil rompió con una tradición que movía a miles de familias, no solo yucatecas, también de vecinos estados; hasta hoy, no se ha logrado consolidar ese cambio, porque nunca será lo mismo, aunque también es de reconocer que debido al aumento de la población, sería imposible dar cabida a una multitud que llegaría a invadir calles, avenidas, esto además de los problemas de vialidad, basura y seguridad que se generarían.
Por el lado nostálgico, siempre habrá ese sentimiento de volver a vivir esos años de fiesta en el Centro y Paseo de Montejo, pero la razón nos dice que por el bien de la ciudad, esto ya es imposible.
A juzgar por los resultados, el Carnaval de Mérida ya no engloba a toda la sociedad. Muchos han preferido el de Progreso u otra diversión; una razón podría ser la convivencia libre, como ocurría en su derrotero anterior, lo que no se da en el recinto ferial, donde a pesar de que la admisión es gratuita, e incluso el transporte, las familias tienen que pagar por sus alimentos.
A casi una década del cambio de sede, sería importante que las autoridades analicen si el número de gente que asiste justifica la inversión que se realiza, porque en cualquier ciudad, estado o país, siempre habrá rubros más urgentes que atender, y la reciente pandemia lo ha demostrado: dos años no hubo Carnaval y la vida siguió. No está mal invertir y destinar recursos a la diversión, es sano, pero todo en proporción a la demanda.
Ilse Janice Noh Canché- Editora multimedia
Ante la pérdida de “Jacarandoso I” sin duda el Carnaval de la ciudad tendrá un vacío en sus contingentes. Los asistentes ya no podrán disfrutar de los atuendos tan exóticos y monumentales que solían caracterizar a este icono de estos festejos.
Siento que su aportación fue la espectacularidad y alegría de su esencia. Desde muy pequeña cuando acudía con mis papás al Carnaval sí esperaba a verlo pasar y todos los años me preguntaba: ¿Este año qué tan grande será su disfraz?
Este año ya no existirá una expectativa de algún personaje icónico o sus comparsas, las cuales eran bastantes y casi todas contagiaban su alegría por participar en el Carnaval, al menos para mí no existe personaje tan representativo que él, ya que los carros alegóricos cada año son mucho menos.
Respecto a la preferencia de los ciudadanos de acudir a los festejos de Carnaval en Progreso, cada año es más notoria, aunque es cuestionable; en verdad van por el paseo, por los artistas o grupos que participan o por el destrampe que hacen, en comparación con el que podrían hacer en Xmatkuil, debido a la seguridad que hay en el recinto ferial.
José Valerio Caamal Balam- Fotógrafo
La muerte de Marcelo Lorenzo Domingo Sanguinetti Briceño, mejor conocido en el mundo artístico del Carnaval como “Jacarandoso”, deja un gran vacío en los tradicionales festejos de Mérida.
Fueron más de 40 años de aportaciones de alegría a los festejos carnestolendos de cada año. Grandes comparsas, entre todas la más esperada por la gente por el volumen de los trajes coloridos y grupos de jóvenes y adultos que participaban con él. La gente lo recordará pero no dejará de estar presente en el Carnaval. Reyes pasaron, pasan y pasarán, con cualquier autoridad, del partido político en turno. El Carnaval pareció castigado con el cambio de sede al recinto ferial de Xmatkuil, pero ya era necesario. El Paseo Montejo y la ciudad en general en días de Carnaval se dividían en poniente y oriente. Para poder transitar, era un gran caos. En la actualidad sin tener el Carnaval dentro de la ciudad se vuelve un caos transitar en las tardes y noches en la avenida del Paseo Montejo y calles del centro de Mérida.
En los días de Carnaval, el público se divide en dos partes: los que van al puerto y los que se quedan en Mérida. Los que acuden a Progreso martes y domingo de Carnaval lo hacen con el afán de disfrutar del mar y luego, si se puede, ver el desfile, aunque la derrama económica es buena para el bello puerto. Quejas hay, por el mal servicio de transporte y la falta de unidades. En Mérida la gente que acude es para disfrutar del paseo con familias y con la tranquilidad de que a la mano tienen trasporte gratis, servicios de baños, bastante vigilancia… La distancia no les importa; es mejor en Xmatkuil que el Paseo Montejo.
La iniciativa de traer artistas nacionales para el famoso derrotero, en mi opinión no deja nada. Los que acuden al festejo carnavalesco ni cuenta se dan del paso del artista o no los conocen y ellos se llevan las bolsas llenas de dinero.
La gente, después de que se paralizara la ciudad por la pandemia de Covid, está desesperada por regresar a las calles a disfrutar y el Carnaval es esperado con ansias. Yo creo que deberían ser más temprano los festejos y recorridos de los carros alegóricos en la feria y ponerle más alumbrado, porque hace falta durante las noches de la fiesta.
Miguel Ángel Calderón López- Coordinador de Deportes
Marcelo Sanguinetti fue un ícono del Carnaval meridano. Como tal, su figura y todo lo que representó en el ambiente festivo puede mermar un poco en el sentimiento de la gente. Pero hay que tener claro algo: cuando un personaje de este tipo se va, deja un legado que muchos estarán ansiosos por conservar.
En una época cuando dominaban los carros alegóricos, era un soplo de aire fresco ver a “Jacarandoso” día a día con un atuendo diferente y a su multitudinaria comparsa animar a la gente. Lamentablemente ahora no estará, pero no dudo que haya alguien que tome la estafeta decidido a mantener vivo su legado.
Que las opciones para la población se diversifiquen no es un problema, como sí lo es continuar alejando el carnaval de la gente. El regreso de espectáculos de gran magnitud después de la pandemia es la oportunidad ideal de que sea para todos. No es por el cambio de escenario (algo que, ya con varios años, no es novedad), sino todos los sacrificios que ahora tiene que hacer una familia para ser parte de las carnestolendas.
Si la población meridana siente suyo su carnaval, cualquier gasto realizado por el ayuntamiento de Mérida —todo dentro del presupuesto establecido— estará bien justificado.
Jorge Iván Canul Ek- Reportero multimedia
La muerte de “Jacarandoso” no pasará inadvertida en el siguiente Carnaval, pues tanto él con sus fastuosos trajes como su “kilométrica” comparsa le daban vistosidad a los desfiles.
De que se le extrañará, no hay duda; sin embargo, como se dice en el mundo del espectáculo: el show debe continuar; además, hubo ediciones en las que Marcelo no participó y el carnaval se realizó de la misma manera. Igual las nuevas generaciones no están tan familiarizadas con su figura y para ellos no les será diferente.
El gran aporte de Marcelo Sanguinetti al carnaval fue, definitivamente, que sus vestuarios y los de sus grupos de baile subieron el estándar de calidad. Fueron muchos años en que la comparsa del barrio de San Sebastián lució los trajes con más brillos, más lentejuelas, más plumas, penachos y espalderas monumentales que luego imitaron las demás comparsas para no verse opacadas.
Cada año renace el debate de cuál es el mejor carnaval: ¿el de Mérida o el de Progreso? (En los últimos años también se compara al de Campeche). Creo que no caben comparaciones, cada uno tiene lo suyo, con pros y contras.
El de Progreso se asocia con hacer el pasadía en la playa, bañarse en el mar, comer pescados y mariscos. El de Mérida, en cambio, es más familiar, más organizado, con vallas protegiendo el derrotero y espacio para el estacionamiento. Allí, se notan los recursos invertidos y con espectáculos para todos los gustos.
Al final de cuentas el carnaval es para divertirse y uno va donde sabe que la pasará mejor. También están los de los municipios que, igual tiene su encanto, sin necesidad de desembolsar tanto dinero o contratar a artistas solo para subirse a una plataforma.
