Muchos comercios del centro de la ciudad ya lucen sus carteles del Buen Fin y ofrecen descuentos del 30% al 50% en ropa y zapatos, principalmente, pero en la jornada de ayer hubo más paseantes que compradores.

La Plaza Grande, que es el corazón urbano de Mérida, siempre es el centro peatonal más dinámico junto con la calle 60 y el Paseo de Montejo, donde convergen cientos de ciclistas que recorren la Bici Ruta dominical.

Los puestos de comida y de artesanías yucatecas del programa municipal Mérida en Domingo son dos de los atractivos de la Plaza Grande que siempre tienen clientes desde la mañana. No todos compran, pero sí hay personas que adquieren diversos productos.

Los puestos de comida al aire libre son los que tienen mayor clientela, quizá por el aroma de las carnes asadas y cebollas, la cochinita pibil, el relleno negro, las marquesitas, los helados de fruta, entre otros guisos y dulces típicos yucatecos que venden en la zona.

Las calles que rodean a los mercados Lucas de Gálvez, Pescadería y San Benito estuvieron con muchos viandantes que se llevaron bolsas de carnes, flores, ropas, zapatos, piñatas, frutas y verduras, abarrotes, tortillas, entre otros insumos que necesitan para el día o la semana.

Mérida todavía retiene o atrae a un buen número de turistas nacionales y extranjeros que, según se vio en la jornada dominical, compraron sombreros tipo jaranero, hamacas, guayaberas y llaveros con dibujos de la cultura maya.

Los comercios grandes de ropa y zapatos y las tiendas departamentales del centro también tuvieron movimiento comercial a partir del mediodía.

Sin embargo, desde la experiencia de la comerciante de ropa típica Manuela Cauich Mukul, de Muna, el comercio del Centro todavía no alcanza el dinamismo y derrama económica de los años previos a la pandemia.

Además, la artesana de tejido de punto de cruz cree que la gente no tiene dinero para comprar lo que le gusta.

“Todavía no mejoran las ventas como antes. Hay domingos que se venden, hay domingos que no”, comentó en entrevista. “Hay más visitantes, eso sí, pero no compran. Sí se vende algo, está mejorando poco a poco, pero antes de la pandemia se vendía mejor”.

La artesana de Muna informó que antes de la pandemia vendía seis o siete prendas en el día de ropa típica que ella borda y teje a mano en punto de cruz. Ahora, en las últimas semanas vende tres o cuatro.

Dificultades

“Está dura la situación, no hay mucho dinero”, comentó. “Cuando dieron permiso para vender en la pandemia venía y no vendía nada todo el día. Hoy ya va mejorando, pero falta para que estemos como antes del Covid”.

A su decir, lleva 20 años como socia activa del tianguis artesanal del programa Mérida en Domingo. Le gusta venir a Mérida y ofrecer sus ropas típicas que borda con su sobrina. Ante la mejoría de las ventas ya tiene un amplio catálogo de ropa de mujer de diferentes bordados y colores y guayaberas.

Cuando le toca vender en el tianguis de la Plaza Grande pasan por ella en un taxi que trae a otras artesanas de Muna.— Joaquín Orlando Chan Caamal

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