Las corridas de toros no son arte ni cultura, lo que se comete aquí es un biocidio, porque los toros son seres vivientes, que sienten. ¿Qué clase de persona se burla del sufrimiento de un ser que siente lo mismo que ella?

Así lo expresaron integrantes de diversas organizaciones que ayer por la tarde participaron en la protesta antitaurina frente a las puertas de la Plaza de Toros Mérida, donde tuvo lugar una corrida de toros.

Como lo han hecho cada vez que se realiza este tipo de evento, los antitaurinos y defensores de los derechos de los animales se dieron cita en el lugar para manifestar su postura, y hacer un llamado a la sociedad para que se acaben las corridas.

Una de las más enfáticas en este llamado fue la joven Suemy Romero, quien cuestionó la práctica, pues dijo que no se puede ser una buena persona, ni erradicar la violencia en general, ni puede haber armonía cuando no se cumplen las leyes y reglamentos, ya que existe una Ley de Protección Animal que castiga el asesinato y maltrato animal, y que se supone puede poner multas de hasta un millón de pesos e incluso puede ser causa de cárcel, pero es ley muerta porque no se cumple.

Destaca que en el caso de las corridas de toros se excusan diciendo que es arte y cultura, pero no es ni lo uno ni lo otro, sino un biocidio, pues los animales sienten como los seres humanos, ya que es el sistema nervioso el que regula esta parte, y que se sabe es muy similar entre los humanos y los animales.

Por ello no entiende qué clase de persona puede disfrutar de ver a un ser vivo sufrir, cómo pueden ver que se clave a un animal con una lanza, que ésta le perfore las entrañas, y el sangrante animal acabe vomitando las vísceras.

Se pregunta también cómo hay padres que pueden traer a sus hijos pequeños a este tipo de actividad, ¿qué clase de personas estamos firmando, sin empatía, sin compasión hacia el otro?

Irving Mena González, quien es parte de la agrupación Rescatistas Independientes Unidos, señaló que la gran cantidad de dinero que gira en torno a las corridas es lo que hace que las autoridades no tomen las medidas necesarias para frenar esta barbarie, y que pese a la pandemia, en febrero pasado, cuando aún se tenía semáforo amarillo, y se supone no se podían realizar eventos masivos, se efectuó una corrida en la Plaza de Toros Mérida, a la que vio a muchos niños y adolescentes, incluso bebés de brazos.

La única explicación que encuentra a que esto se haya permitido es el mucho dinero se maneja, ya que el boleto más económico para acceder cuesta $300 por persona.

Indica que celebran la nueva Ley de Protección Animal que recién se presentó, pero piden que en ésta se contemplen las corridas de toros, que haya una postura al respecto para que de una vez por todas se acabe con esta actividad que consideran de extremo maltrato a los animales.

Lo mismo con el nuevo departamento que se abrió en la Fiscalía General del Estado para atender los casos de asesinato y maltrato animal, pero que sólo contempla los animales domésticos.

Ana Margarita Franco también enfatizó el mal ejemplo que se da a los niños llevándolos a las corridas de toros.

Elsa Arceo, quien ha encabezado el movimiento antitaurino desde hace 20 años, destaca que las corridas no son cultura, son una actividad costumbrista que vino de Europa, y es mentira que la raza de los toros que se usan en las corridas se vaya a acabar si las corridas se terminan, pues no hay un toro de lidia, ni existe la taxonomía de tal, sino que el toro toma una actitud de brava y de defensa, por lo que sucede antes de entrar al ruedo, por la preparación que le dan antes, durante y después de las corridas, y es eso lo que hace que salga a relucir su instinto de defensa.

Aunados a los integrantes de las organizaciones antitaurinas y a favor de los derechos de los animales, también acudió a la protesta público en general, como fue el caso de la joven madre Alina Estrella, quien acudió con su hijo de apenas seis años.

Contó que es la primera vez que acude a este tipo de protesta, y estaba un poco nervioso por ir con su hijo pequeño, pero se animó a ir, porque considera necesario el que se acabe con el maltrato animal, y quiere enseñarle a su hijo desde pequeño la importancia del respeto a todo ser vivo.— IRIS CEBALLOS ALVARADO

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán