Rosana Tziu Hernández llevaba seis años como voluntaria de la Cruz Roja Mexicana delegación Mérida cuando estalló la pandemia de Covid-19.
Si bien su labor también consideraba trasladar a enfermos, en el caso del Covid-19 era distinto porque poco sabía de la enfermedad, salvo que era muy contagiosa y podía causar la muerte.
“Había cuestiones que no sabíamos y teníamos que actualizarnos día tras día sobre nuevos métodos, tratamientos, equipos de protección… realmente fue una cuestión difícil, pero al final de cuentas seguimos todos intactos en mi delegación”, dice la joven.
Se mantiene actualizada por la salud de los yucatecos
Rosana ingresó a la Cruz Roja con el fin de hacer actividades de asistencia social en el área de Juventud, donde se trabaja con niños y adolescentes.
De allí pasó la Escuela de Capacitación número 16, donde se formó como Técnica en Urgencias Básicas o paramédica, como se le conoce popularmente.
“Desde entonces me encuentro activa con las ambulancias”, dice la joven, quien a la par de su capacitación como paramédica estuvo estudiando para médico cirujano.
“Ahora me encuentro dedicada al área pro hospitalaria, adicional a mis actividades intrahospitalarias; pero por el momento me encuentro completamente al 100 en las actividades pro hospitalarias”, indica.
Su labor como paramédica consiste en brindar servicios de emergencia como traslados a enfermos, que en estos últimos dos años han sido mayormente de pacientes con Covid-19.
“Contamos con cuatro ambulancias activas todos los días del año sin falta. Estamos distribuidos para tener tantos servicios de emergencia patológicos como pacientes normales de hipertensión, cardiovasculares, diabéticos, así como pacientes que sufren accidentes de trauma. Pero ahora por condiciones actuales de la pandemia también estamos atendiendo a pacientes con Covid”.
Atender a pacientes con coronavirus es algo que preocupó a su familia.
“Fue muy preocupante para ellos que me pudiera contagiar y cómo reaccionaría mi cuerpo a ello. Desde luego, era una cuestión al azar cómo responde cada persona”, dice Rosana.
Prefiere no bajar la guardia ante el Covid
Por otro lado, tanto ella como sus compañeros se preocupaban por sus familiares, el temor de no saber, el temor de contagiarlos.
“La pandemia nos dejó en curva completamente, había cuestiones que no sabíamos, era una enfermedad nueva”, señala Rosana, quien cuando le toca trasladar a un paciente con Covid-19 sigue todos los protocolos, empezando con la vestimenta especial, caretas, goggles, cubrebocas.
Ahora que van disminuyendo los casos, la joven invita a no bajar la guardia y seguir cuidándose. Ella y sus compañeros siguen al pie de la letra los protocolos de atención a pacientes con Covid-19, que incluyen también equipo quirúrgico desechable.
En estos dos años de pandemia, comenta que ha visto muchos casos que la alegraron.
“Pudimos observar muchas cuestiones tanto difíciles como buenas. Tuvimos pacientes muy graves que por sus condiciones clínicas probablemente los íbamos a perder, y tiempo después nos los encontrábamos recuperados con sus familiares”.
