Lo que está ocurriendo en Nuevo León, donde ya se tiene que racionar el agua ante la severa escasez del líquido, puede sonar a fantasía en Yucatán, pero no lo es, porque ya se presentan problemas que ni son muy visibles ni las autoridades les han prestado importancia, alertó Francisco Zúñiga Bautista, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Autor e impulsor de varios proyectos y estudios sobre el tema en la Península de Yucatán, el doctor en Ciencias reiteró: en esta región ni hay abundante agua, como se dice, ni toda es de buena calidad.

“Yo he escrito muchas cosas tratando de que la gente entienda que la están engañando con falacias, con medias verdades o con medias mentiras”, subrayó. “No hay mucha agua y tampoco es de buena calidad. Si fuera de buena calidad, te pregunto: ¿bebes agua de pozo? ¿A poco los pozos están abiertos y se saca de ellos agua para consumo? ¡Claro que no!”

El doctor Zúñiga Bautista, investigador del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM y presidente fundador de la Asociación Mexicana de Estudios sobre el Karst (Amek), fue entrevistado sobre recientes señalamientos del Consejo de Cuenca Península de Yucatán, en el sentido de que la disponibilidad del agua en esta zona disminuyó 59 por ciento en 17 años, de 2003 a 2020.

Esos señalamientos aparecen en el Programa Hídrico Regional 2020-2024, en el cual, como publicamos el miércoles pasado, se detalla el “estado de salud” del agua en la región y se abordan conceptos como la contaminación.

“Saqueo” en el acuífero yucateco

Según datos en su poder, solo en el estado de Yucatán hay de 30,000 a 40,000 concesiones para extracción de agua subterránea, prácticamente gratuitas.

“Mira, si se dice que el agua es buena y abundante entonces no se cobra. Y así, se dan concesiones para sacar millones de litros diarios”, abunda. “Fíjate cómo está bien hecho un argumento para saquear el acuífero no solo de Yucatán sino de todo el país. Hay gente a la que le autorizan un millón y medio de litros diarios”.

El investigador señala que debe haber mejor regulación en ese aspecto y es claro que el agua debe ser más cara para algunos.

De lo contrario, subraya, se está propiciando un saqueo en despoblado, aunque eso está pasando en todo el país, no es exclusivo de Yucatán.

La lluvia no renueva el agua en Yucatán, advierte

El doctor Zúñiga se refiere a otra falacia en torno al agua de la Península de Yucatán: “Se dice que hay huracanes y nos llueve mucho, y hacen cuentas alegres con lo que llueve, como si lo que lloviera se quedara. Esto no es así porque hay un drenaje natural que hace que el agua circule hacia el mar”.

El investigador de la UNAM indica que el fenómeno de la disminución del agua no es atribuible únicamente al crecimiento demográfico.

“Por un lado tenemos dos millones más de personas (en la Península) en los últimos 20 años y todavía no hay Tren Maya. En los próximos diez años habrá más gente, vamos a necesitar más agua y no vamos a tener”, apunta.

“El problema no es solo la gente que está llegando. Están viniendo empresas que requieren mucha agua. Lo que está pasando en Nuevo León ya está pasando en Yucatán… Por allá vamos, ¿eh? Ya hay muchos problemas en la Península”.

Poca agua dulce en Yucatán, necesario atender la Zona Norte

Cita como ejemplo que la parte norte de la Península, donde se asienta Mérida, es una planicie y el agua dulce está sobre el agua salada, separadas por una capa de poco espesor.

“El problema es que luego ponen una cervecera en Hunucmá, que consume agua dulce, y ‘chupa’ este recurso”, añade. “Las industrias están compitiendo con las poblaciones. Y al consumirse el agua dulce empieza a jalarse el agua salada”.

El entrevistado señala que el tema del agua debe ser tratado con mucho cuidado en la parte norte de la Península de Yucatán, porque hay poca agua dulce y, además, es muy fácil de contaminar.

“El desarrollo tiene que estar en el Sur”, recalca. “En el Norte casi no hay suelo; el poquito que hay es de un espesor muy delgado. Los geógrafos le llaman planicie costera a la parte donde está Mérida, pero nosotros no lo vemos así. Llamamos costa a Progreso y la orilla, pero para los geógrafos esa parte incluye a Mérida”.

Hace notar que los geógrafos conocen a esta planicie como acuífero abierto o expuesto porque el suelo no alcanzar a protegerlo, como sí ocurre, por ejemplo, en Michoacán, en Guanajuato o en Morelos, que tienen agua limpia.

En la zona norte de Mérida, explica, hay partes a escasos metros del acuífero, y conforme se avanza hacia el sur del municipio el líquido se encuentra en partes más profundas.

“Los gobiernos deberían estar bien asesorados, porque toda el agua que echemos a la tarja, al retrete o a la coladera del baño tiene como destino el acuífero, y de allí sacamos el agua para beber”, prosigue. “En otros países se ponen en las coladeras letreros que dicen: ‘Aquí empieza el acuífero, lo que tires aquí se va a ir al acuífero’. Y el gobierno debe educar en ese sentido. Los gobernantes deben entender el problema y no lo están haciendo”.

El investigador subraya que para tener agua limpia se necesitan zonas naturales protegidas, donde el líquido puede caer, llegar al acuífero y luego ser bombeado a las ciudades.

“Por eso Cuxtal es importante. No es solo una reserva biológica, es una reserva hídrica, pero ¿qué está pasando? Que ya hay granjas porcinas en Cuxtal. Y digo: ¿que no hay autoridades? ¿Que no hay quien pueda poner orden? Hay buenos hidrológos en la Uady, pero no les hacen caso, enfatiza”.