“Precaución hombres trabajando”. Letreros con esa frase ya se volvieron obsoletos en las obras del Gran Corredor Turístico Gastronómico, donde un grupo de mujeres rompe estereotipos al realizar trabajos que en años anteriores eran considerados “solo para hombres”.
Levantar carretillas llenas de arena, pegar bloques, entre otras actividades, son comunes para nueve mujeres que, contratadas por diferentes empresas, laboran de 8 de la mañana a 8 de la noche en las obras en las céntricas calles 47 y 60.
Las trabajadoras de la obra se juntan para apoyarse entre todas y realizar mejor su trabajo en un ambiente ameno, de modo que también se reunieron a la hora de compartir sus experiencias laborales.
“Es la primera vez que trabajo en construcciones y me ha gustado, más que nada, la camaradería entre mujeres, llevo ahorita como cuatro semanas aquí, creo, y pues estoy en esto porque mi esposo está aquí también, así que decidimos tener un dinerito extra para los útiles escolares de la más chica (de sus hijas)”, compartió Gloria Abdo.
“Llevo tres semanas trabajando, lo que más pesa es el sol, pero en general no está mal el trabajo. Lo que hago es poner arena en las líneas de concreto. En sí no es la primera vez que trabajo en construcción. Aquí en el corredor ha sido liviano por toda la seguridad”, indicó Brenda Cardeña.
“Llevo un mes laborando. Ni modos, hay que trabajar para poder seguir y realmente me gusta trabajar. En este tipo de trabajo en construcciones empecé a cuando tenía 38 años de edad, antes hacía trabajos rudos, pero actualmente es menos, para evitar accidentes o lastimarse, no sé si por mi edad, pero es bueno”, señaló por su parte Ana María Cuxim, de 71 años de edad.
Mujeres en labores de obra de la calle 47
Varias mujeres trabajan en las obras del Corredor Gastronómico.
Algunas entrevistadas pidieron omitir sus apellidos por temor a consecuencias o represalias de supervisores de obra, quienes no se presentaron a compartir sus opiniones respecto de la labor de las obreras.
Risas y una que otra plática no son impedimento para mantener el ritmo laboral de las mujeres, quienes, sin embargo, a veces se sienten blanco de “comentarios y miradas juzgadoras” que, sin embargo, con el paso del tiempo les han ayudado “a ser más fuertes emocionalmente” y las impulsa a seguir trabajando de manera unida, como un verdadero equipo.
“El hombre a veces te quiere humillar, hacerte sentir que no puedes hacer nada sin él, pero es lo contrario. Este trabajo es de respeto y de equipo, donde la mujer demuestra su gran capacidad”, comentó Abigail.
“Con el tiempo pude sentir que puedo sola, que podemos demostrar que somos fuertes. Lo que más me gusta es que las mujeres trabajamos en equipo, nos apoyamos entre nosotras”, expresó Míldred.
Las entrevistadas comentaron que se sienten bien en el trabajo y que la diferencia que notan respecto del de los hombres en la obra es en la fuerza para cargar materiales y en correr uno que otro riesgo.
Pero todas declararon sentirse orgullosas por el hecho de romper estereotipos y de ser ejemplo de que “las mujeres todo lo pueden”.
“Siento una gran emoción, pero al mismo tiempo un gran pendiente por mi bienestar y salud, pero aquí entre el grupo nos cuidamos”, dijo Gloria Abdo.
“En realidad quiero que mi hija sepa que por ella estoy trabajando, quiero ser el orgullo de mis hijos y que muchas mujeres tengan en cuenta que no deben tener miedo, porque dependemos de nosotras mismas y debemos ser el ejemplo para otras mujeres”, subrayó.
“Es un trabajo que rompe tabús” , dijo Ada Alicia Flores. “Yo traigo a mi hijo Miguel a trabajar para que saque (dinero) para sus útiles escolares. Sé que él se siente orgulloso de su mamá”.— Vanessa Argáez Castilla
