Si no se toman acciones, la milpa maya podría extinguirse en 20 o 25 años debido a la veteranía de los trabajadores actuales, quienes son personas mayores de 80 años, y al desinterés de los descendientes en continuar con esta práctica ancestral.
Este sistema agrícola milenario y sustento de la gastronomía yucateca que tanto se presume, con alimentos de altos nutrientes, enfrenta una crisis que podría llevarla a desaparecer.
Ante este panorama, diversas organizaciones unieron esfuerzos con el objetivo de preservar la milpa maya, garantizar su continuidad y que se reconozca el trabajo de los milperos y sus conocimientos valiosos que han pasado de generación en generación, únicos en la región.
Además, se buscan canales de venta directos a través de una red de mercados públicos que permitan llevar de manera directa los productos a los consumidores, sin que se merme la ganancia de los hombres de campo.
La Junta Intermunicipal Biocultural del Puuc, que preside Minneth Medina García; la Fundación de Mercados de Yucatán, que representa Sergio Nava Aguilar; la Red Académica de la Milpa Maya (Ich Kool) de la Península de Yucatán y la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta) encabezan este esfuerzo.
También participan la Secretaría de Desarrollo Rural, la Secretaría de Desarrollo Sustentable, la Secretaría de las Mujeres, así como instancias de los tres estados de la Península para investigar y apoyar el conocimiento de la milpa y vida maya: el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), ITM, UIN, entre otras.
Minneth Medina García, Sergio Nava, Alejandro Gil Sandoval y Felipe Riancho Cámara, los dos últimos también integrantes de la Fundación de Mercados, visitaron el Diario para dar a conocer el trabajo que realizan, a fin de que la milpa maya no desaparezca.
Esta alianza se gestó hace un año con la intención de revitalizar los mercados públicos y promover el consumo de productos bioculturales provenientes del sistema milenario, que ha sido pilar del desarrollo agrícola y cultural de Yucatán, con una sustentabilidad de 3,500 años, afirmaron.
Recordaron que ésta fue reconocida como Patrimonio Agrícola Mundial de los Sistemas Importantes de Patrimonio Agrícola Mundial por la FAO, organismo de la ONU.
Milperos en Yucatán
Por otro lado, indicaron que, de acuerdo con un estudio, se supo que solo quedan 700 milperos, distribuidos en apenas 90 familias, así que es un ecosistema frágil.
Aunque se estima que en esta labor hay 10,000 personas, que se vincula con la choza maya, el bordado, la apicultura, la meliponicultura y a otras actividades relacionadas, la producción de comestibles cada vez es menor, por lo que se venden a un mayor precio.
El grupo de trabajo tiene un plan dinámico de acción a raíz de la declaración de la FAO que lo solicita, para certificar que le den vida al sistema milpero.
Este plan tiene 10 objetivos, y uno de los principales es generar un órgano de gobernanza con los propios milperos y sus familias, con el fin que se integren y decidan el rumbo de la milpa en el Estado y en la Península, para evitar su posible desaparición.
Otro aspecto que analizan es que con la disminución de las cosechas, la gastronomía yucateca puede verse afectada, algo que los chefs y las escuelas de gastronomía no han tomado en cuenta ni el gobierno.
Por ende, la materia prima para cocinar un platillo quizá tenga que traerse desde Veracruz, pero no tendrá el mismo sabor. Por ejemplo, los papadzules serán diferentes sin la pepita yucateca si se sustituye por una crema, advierten los entrevistados.
La gastronomía que se presume a nivel internacional ya no será única, “tenemos más chefs que milperos”.
Resaltaron la importancia de resignificar y revalorizar la milpa, revalorizar la gastronomía y los conocimientos, porque la gente dedicada a esta labor se sigue sintiendo menos, así que los hijos y nietos ya no quieran dedicarse esta labor, o bien, prefieren emigrar y trabajar en otros cultivos que se pagan a mejor precio.
También enfatizaron que es clave generar alianzas para impulsar la producción, distribución, consumo y estudio de la milpa maya, a fin de asegurar la continuidad de la vida milpera y promover su resiliencia ante los cambios y, sobre todo, se dignifica su valor productivo, biocultural y saludable.
“Todo esto beneficia a quienes dependen de la milpa, incluyendo los mercados y la gastronomía yucateca, que sin ella, simplemente no serían lo mismo”.— Iris Ceballos Alvarado
