El “Sueño Americano”, que simboliza la promesa de prosperidad mediante el esfuerzo y la determinación por décadas, es una esperanza para millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, su impacto en México y América Latina ha sido desigual, pues genera un fenómeno de dependencia económica y social.
El concepto del “Sueño Americano” se remonta a la Declaración de Independencia de 1776, donde Thomas Jefferson proclamó que todos los hombres tienen derechos inalienables, como la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Este ideal se consolidó en el siglo XX como un símbolo de éxito y movilidad social, que atrajo a millones de inmigrantes a Estados Unidos. No obstante, nunca fue pensado para extenderse más allá de las fronteras estadounidenses.
El “Sueño Americano”, que en sus inicios fue un símbolo de esperanza, hoy enfrenta cuestionamientos sobre su viabilidad y su impacto en los países de origen de los migrantes. La migración seguirá siendo un tema central en la relación entre Estados Unidos y México.
No es un sueño
Según la doctora Patricia Fortuny Loret de Mola, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), el “Sueño Americano” ha creado un efecto arrastre en México.
“El ‘Sueño Americano’ no es un sueño para América Latina; es un sueño que se vive en Estados Unidos, pero que tiene consecuencias profundas en nuestros países. México se ha convertido en un país de tránsito y expulsión, donde la migración es vista como la única salida para una vida digna”, dijo.
Asimismo, destacó que “los migrantes yucatecos, por ejemplo, han construido rutas migratorias desde los tiempos del programa bracero, y aunque algunos lograron el ‘Sueño Americano’, muchos otros enfrentaron la clandestinidad y la explotación”.
Desde el Programa Bracero (1942-1964), México ha sido un proveedor constante de mano de obra para Estados Unidos.
“México no solo pierde a sus ciudadanos más jóvenes y trabajadores, sino que también se convierte en un escudo para Estados Unidos, deteniendo a migrantes centroamericanos”.
Luego añadió que los braceros yucatecos abrieron el camino al “Sueño Americano” ante la falta de oportunidades laborales dentro del país, pero también sentaron las bases para una migración irregular que hoy sigue siendo un desafío.
Por otro lado, las remesas enviadas por migrantes desde Estados Unidos son una fuente vital de ingresos para muchas familias mexicanas. De acuerdo con el Banco de México, en 2023, el país recibió un récord de 64,745 millones de dólares en remesas, pero “son un paliativo, no una solución. Mientras no haya empleos dignos en México, la migración seguirá siendo la única opción para muchos”.
De igual manera, la migración ha provocado la pérdida de capital humano y desarraigo familiar.
“Muchas comunidades en México se han vaciado, y las familias se han fracturado por la migración. Esto no es un sueño, es una tragedia”, advirtió la investigadora.
Además, bajo presión de Estados Unidos, México ha asumido el papel de país seguro para migrantes centroamericanos, frenando su paso hacia el norte.
Criminalización de los migrantes
El endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos de Donald Trumpo ha dificultado el acceso al “Sueño Americano”. “han criminalizado a los migrantes y han hecho que el ‘Sueño Americano’ sea cada vez más inalcanzable”.
A pesar de los desafíos, los migrantes yucatecos han buscado construir una vida en el extranjero, dado que “invirtieron en la educación de sus, pero esto no resuelve el problema de fondo: la falta de desarrollo en sus comunidades de origen”.
Excepciones
La especialista mencionó que “los migrantes yucatecos que lograron establecerse en Estados Unidos son ejemplos de éxito, pero también excepciones en un sistema que excluye a la mayoría”.
Bajo presión de Estados Unidos, México ha asumido el papel del país seguro para los migrantes centroamericanos, deteniendo a miles de personas que intentan llegar al norte.
