Una interminable y dolorosa espiral de violencia institucional en Yucatán vive, desde hace cinco años, una mujer en Mérida, promocionada como la capital de servicios médicos del sureste de México e incluso de Centroamérica. Ella ahora “muere de dolor, sin medicamento para el cáncer”, revela una activista.
Violencia institucional en Yucatán: escasez de doctores y medicinas
El caso lo da a conocer Adelaida Salas Salazar, representante en Yucatán del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y del Observatorio Ciudadano Nacional de la Violencia, en entrevista con Diario de Yucatán con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo (8M) para promover el respeto de los derechos femeninos a fin de que las mujeres mejoren su calidad de vida.
Un ejemplo de la violencia institucional que viven las mujeres en Yucatán es el caso de una meridana que tiene cáncer terminal y en enero (de 2025) le dieron cita con un especialista, pero para el 26 de marzo, expresa la maestra Adelaida Salas, quien apoya a víctimas de violencia.
Ahora solo le dan paliativos y ni siquiera hemos podido conseguir que en el (hospital estatal Agustín) O’Horán (ubicado en Mérida) le den sus parches de un medicamento y no muera de dolor, lamenta.
Una vecina la inyecta y su hija, cuando sale de trabajar a las 5 o 6 de la tarde, ve qué puede hacer; mientras tanto, ella pega gritos de dolor, relata.
Eso es violencia institucional, no hay el suficiente presupuesto para tener doctores, para tener medicamento, afirma la entrevistada.
Violencia institucional en Yucatán: “Muere de dolor, sin medicamento para el cáncer”
En entrevista aparte, la paciente se identifica con su nombre completo y pide que su caso se publique con el nombre de María.
Tengo 65 años de edad y cáncer terminal, expresa.
Tras señalar que “mi cerebro ya está fallando, pero también nunca me hicieron caso”, con ayuda de una amiga narra su caso.
En 2017 a María le detectaron cáncer de seno, le extirparon la mama derecha, pero el cáncer se extendió al seno izquierdo.
Además, como secuelas de la quimio y radio terapias, María comenzó a sufrir de muy fuertes dolores de cabeza y ahora tiene pérdidas de memoria a corto y largo plazos.
Violencia institucional en Yucatán: fue al IMSS pero…
Por los insoportables dolores de cabeza, María fue a consultar al IMSS en 2020, en plena pandemia del Covid, pero los médicos le dijeron que “son normales por tu menopausia, por tu estrés”.
Sin embargo, hace unos ocho meses (julio de 2024), ya sin IMSS, en el O’Horán le detectaron en el cerebro un tumor de grado tres y le dijeron que es terminal y que el último grado es el cuatro.
(En julio de 2024 el gobernador de Yucatán era el hoy senador panista Mauricio Vila Dosal, pero desde el 1 de octubre del mismo año lo es Joaquín Díaz Mena, del partido Morena).
Con mucho trabajo, logramos (la hija y la amiga) que (a María) le hicieran un estudio, prosigue la amiga.
No le realizaron otro estudio, señala, porque nos dijeron que María se puede quemar en la máquina por el plomo de sus tatuajes (ese metal, que es tóxico, se calienta resonancia magnética).
Tras el estudio, un neurocirujano le diagnosticó aracnoidocele selar grado tres, nos dijo que es un tumor, que no es operable por el grado en que ya está y que si la operan, ella quedará completamente vegetal.
Violencia institucional en Yucatán: maltrato
“No tengo nada que hacer (por ti) ni por qué verte”, le dijo el neurocirujano de manera tajante a María, cuenta la amiga.
Otro doctor que la atendió también fue muy déspota y muy grosero con ella, añade la amiga, quien declina identificar a los médicos tratantes.
En realidad, sostiene, el tratamiento para el tumor en el cerebro no se lo están dando, solo le dan paliativos para el dolor y ese dolor no se quita, solo disminuye.
Hoy, por ejemplo, añade, (María) está que no aguanta el dolor, no se ha podido ni levantar de la cama.
Y ese tumor se ramifica, como las patas de las arañas, como dice su nombre. Nosotras creemos que es secuela de la quimioterapia y radioterapia que recibió por el cáncer de seno, expresa.
Violencia institucional en Yucatán: piden medicamento y segunda opinión médica

El médico internista y el médico de Clínica del Dolor le recetaron parches de buprenorfina (droga de uso oncológico para el dolor intenso), pero no hemos conseguido que el O’Horán los surta.
Ahora buscamos la atención con otro neurocirujano, una segunda opinión de un especialista, y que nos faciliten los medicamentos porque sí nos da mucho trabajo comprarlos, responde la amiga sobre los motivos para dar a conocer el caso de María.
La caja de cuatro parches cuesta $2,400 y ella usa al mes tres o cuatro cajas (12-16 parches, dependiendo qué tan intenso tenga el dolor; hoy, por ejemplo, ya tiene un parche de 52.5 (miligramos por hora, mg/h), detalla la amiga.
Ahora, doña María espera recibir respuestas favorables en su cita del 26 de marzo en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán (clínica de la Secretaría de Salud federal ubicada en Altabrisa, Mérida).



