La macrodeforestación, la agricultura intensiva de grandes empresas y el desarrollo urbano generan una grave degradación del suelo peninsular y contaminación irreversible del manto acuífero, advirtió el presidente y fundador de la asociación Va por la Tierra, Salvador Castell González.

La ganadería (arriba) y el desarrollo urbano generan una grave degradación del suelo. A la derecha: por ser kárstico, el suelo permite que los contaminantes que arrastrael agua delluvia lleguen al manto freático
Por ser kárstico, el suelo permite que los contaminantes que arrastrael agua delluvia lleguen al manto freático

En entrevista sobre las afectaciones a la tierra por las actividades humanas, cada vez más frecuentes y de alto impacto en la Península de Yucatán, el doctor en bioquímica, biólogo marino y maestro en biotecnología genómica explicó que en esta región el impacto de las actividades productivas sobre el suelo no solo es severo, sino que se ve drásticamente amplificado por dos características definitorias del ecosistema: la existencia de una capa de suelo muy delgada (leptosol) y la presencia de un subsuelo kárstico altamente poroso.

Por tanto, cualquier cambio de uso de suelo, especialmente la deforestación para dar paso a la agricultura o ganadería, es el primer y más crítico golpe a la calidad y fragilidad del suelo.

“La selva nativa es el ancla que sostiene este frágil suelo”, destacó. “Al removerla se expone esta fina capa a la erosión directa del sol, el viento y la lluvia, iniciando un rápido proceso de degradación sobre una base rocosa que no permite recuperación”.

Mecanismo de degradación que afectan a Yucatán

Los mecanismos de degradación, según él, son los siguientes:

Contaminación directa al acuífero: El uso intensivo de agroquímicos (pesticidas, herbicidas, fertilizantes) y los residuos de la ganadería industrial (con su alta carga de antibióticos y nutrientes) cuando no son retenidos ni filtrados eficazmente.

Las actividades en una parcela de maíz en el interior del estado. La agricultura intensiva y a gran escala ya tiene un fuerte impacto en el suelo de la Península de Yucatán, revela la asociación Va por la Tierra
Las actividades en una parcela de maíz en el interior del estado. La agricultura intensiva y a gran escala ya tiene un fuerte impacto en el suelo de la Península de Yucatán, revela la asociación Va por la Tierra

El suelo delgado y la roca caliza porosa actúan como un colador: los contaminantes se infiltran de manera casi directa y rápida hacia el acuífero subterráneo, el Gran Acuífero Maya, contaminando los cenotes y la única fuente de agua dulce de la región.

Compactación irreversible: El uso de maquinaria pesada o el sobrepastoreo compactan la delgada capa de suelo contra la laja (roca) subyacente. Esto destruye la poca estructura que tiene, elimina su capacidad para absorber agua (provocando escorrentía que arrastra suelo y contaminantes) e impide el desarrollo de raíces, volviéndolo inútil para la agricultura.

Interrupción de los ciclos de regeneración: El modelo de producción intensiva ignora por completo los límites y las tasas de regeneración de un ecosistema que, por naturaleza, genera suelo a un ritmo extremadamente lento.

La necesidad de intensificar la producción en un suelo naturalmente poco fértil lleva a una sobredosis de insumos externos.

Esta práctica no solo contamina, sino que anula los ciclos biológicos de restauración, impidiendo que la microfauna y la materia orgánica puedan reconstruir la fertilidad de forma natural.

Quemas agrícolas

Prácticas como la roza-tumba-quema, si no se realizan con períodos de descanso muy largos (lo cual ya no ocurre), agotan velozmente la materia orgánica y exponen el suelo a la degradación.

Con todas estas afectaciones, advirtió el especialista, las consecuencias para Yucatán son particularmente graves porque genera desertificación y “lajamiento” de la tierra. Incluso, más que una desertificación arenosa, en Yucatán se produce el “lajamiento”, que es la pérdida total del suelo, dejando la roca caliza expuesta. Esta es una condición prácticamente irreversible.

Las quemas agrícolas, una práctica común en la entidad, incrementan la degradación del suelo
Las quemas agrícolas, una práctica común en la entidad, incrementan la degradación del suelo

Pérdida de biodiversidad edáfica: Se aniquila la comunidad de microorganismos (hongos, bacterias) que es crucial para hacer disponibles los pocos nutrientes que existen y para la salud general del ecosistema.

Creación de suelos improductivos: La degradación conduce rápidamente a la improductividad, forzando el abandono de tierras y la expansión de la frontera agrícola, lo que resulta en un ciclo destructivo de deforestación continua.

¿Cómo afecta el cambio de uso de suelo a los ecosistemas y la biodiversidad en Yucatán?

“En la Península de Yucatán, el cambio de uso de suelo es el principal motor de transformación y degradación ambiental”, respondió.

“Debido a la extrema fragilidad de sus suelos delgados y la naturaleza porosa de su subsuelo kárstico, cualquier alteración, principalmente la deforestación de las selvas para establecer zonas agrícolas, ganaderas o urbanas, tiene consecuencias magnificadas y a menudo irreversibles para los ecosistemas y la biodiversidad. El impacto no es lineal, sino una cascada de efectos interconectados que desmantelan la estructura y función del ecosistema”.

“La selva yucateca es el hogar de una vasta biodiversidad. Al ser talada, no solo se elimina la cubierta vegetal, sino que se destruye el refugio, la zona de anidación y la fuente de alimento para innumerables especies”, reconoció.

“Lo que antes era un corredor biológico continuo se convierte en un mosaico de ‘islas’ de vegetación aisladas entre sí. Esto impide el movimiento de las especies, aísla a las poblaciones, reduce su diversidad genética y las hace extremadamente vulnerables. Especies de grandes requerimientos espaciales, como el jaguar, el puma o el tapir, son las primeras en desaparecer”.

El cambio de uso de suelo interrumpe procesos ecológicos vitales que la selva proporciona como son la polinización y dispersión de semillas, dijo. Además, la deforestación afecta directamente a poblaciones de abejas nativas (como la melipona), murciélagos y aves, que son cruciales para la polinización y la dispersión de semillas.

Su declive no solo afecta la regeneración de la propia selva remanente, sino que también perjudica la productividad de los cultivos que dependen de ellos.

“La selva actúa como una esponja. Captura el agua de lluvia, la filtra lentamente a través del suelo y recarga el acuífero de manera limpia. Al eliminarla, el agua golpea el suelo desnudo, compactado y empobrecido, generando escorrentía superficial”, señaló.

“Esto provoca erosión y evita que el acuífero se recargue eficientemente, además de arrastrar sedimentos y contaminantes hacia los cuerpos de agua”.

Desde la perspectiva de la sostenibilidad, el cambio de uso de suelo en Yucatán no es simplemente “limpiar un terreno”. Es desactivar el sistema de soporte vital de la Península.

Se pierde la fábrica de suelo, se rompe el ciclo del agua, se expulsa a la biodiversidad y se pone en riesgo directo la calidad y cantidad del único recurso hídrico disponible en la región, señaló.

Daños al suelo

El suelo yucateco está ante un peligro inminente de daños irreversibles.

El presidente y fundador de la asociación Va por la Tierra, Salvador Castell González, explicó que la degradación del suelo y aceleración del “lajamiento” genera erosión con la lluvia y el viento porque arrastra rápidamente la materia orgánica, dejando expuesta la roca caliza.

La contaminación proveniente de las nuevas actividades agrícolas o urbanas se infiltra directamente en este sistema subterráneo, alterando la química del agua y aniquilando a las frágiles especies acuáticas endémicas, muchas de las cuales son ciegas y altamente especializadas a su entorno oscuro y estable.

Joaquín Orlando Chan Caamal, reportero de la Agencia Informativa Megamedia (AIM); es periodista desde 1987 y en 1993 ingresó a Diario de Yucatán, buque insignia de Grupo Megamedia. Escribe sobre el ámbito local y peninsular, especialmente contenidos sobre educación, economía, medio ambiente, sectores empresariales, sociedad y seguridad.