Imagen de Marco Rubio con Claudia Sheinbaum presentando el acuerdo entre México y EE.UU. que no fue
Imagen de Marco Rubio con Claudia Sheinbaum presentando el acuerdo entre México y EE.UU. que no fue

Mientras la narrativa oficial fue que México y EE.UU. alcanzaron un “acuerdo de seguridad” histórico, analistas políticos y de seguridad coinciden en que no hubo tal pacto.

La reunión entre Claudia Sheinbaum, presidenta de México, y Marco Rubio secretario de Estado de Estados Unidos, se vistió de soberanía y cooperación, pero “dejó entrever presiones, amenazas veladas y la certeza de una Realpolitik (política realista: si eres inferior al enemigo, haz la paz) operando en stealth (con sigilo)”, apunta el analista en temas de seguridad Ghaleb Krame.

En entrevista con Luis Chaparro para el programa Pie de Nota que transmite en Youtube, agrega que Claudia Sheinbaum presentó el presunto acuerdo, que lo no fue, como prueba de que su gobierno sabe negociar con firmeza, sin ceder soberanía.

Sin embargo, “al revisar con cuidado los comunicados y la letra menuda, el espejismo se rompe. No hubo tal acuerdo firmado. Lo que se estampó en Palacio Nacional fue un memorándum de entendimiento (Memorandum Of Understanding), un instrumento diplomático no vinculante. Dicho en claro: expectativas infladas en México, desinfladas en Washington”.

Explica que la diferencia no es un tecnicismo, ya que un acuerdo bilateral obliga jurídicamente; mientras que un memorándum solo declara voluntad.

Y asegura que la degradación de un acuerdo formal a un simple memorándum es la prueba de que hubo presiones y resistencias.

El poder de EE.UU. sobre México radica en la amenaza latente, no necesita ningún acuerdo

“La conferencia conjunta, con sonrisas y frases medidas, contrastó con la realidad de la asimetría. Un país con 10 mil soldados en la frontera, con la amenaza de un arancel del 30% y con la capacidad de designar a cárteles como terroristas no necesita de un acuerdo firmado: su poder radica en la amenaza latente”, afirma Ghaleb Krame.

Para Estados Unidos, el memorándum es suficiente, dice, porque funciona como puente temporal para legitimar la continuidad de operativos e inteligencia.

En tanto que para México, es una válvula de escape retórico: exhibir un supuesto “acuerdo histórico” que, en los hechos, es más un disfraz que una conquista diplomática.

El resultado final es un documento débil en lo jurídico pero potente en lo simbólico. La mejor radiografía de la política exterior mexicana contemporánea: mucho discurso de soberanía, escasa capacidad de decisión frente a Washington”, puntualiza.

México-EE.UU., el acuerdo para combatir el crimen que no fue

Y Raymundo Rivapalacio coincide en muchos puntos con Ghaleb Krame.

En su artículo titulado Se allanó la presidenta, apunta que “al final no hubo ningún acuerdo de seguridad con Estados Unidos. El golpe pega directamente en la presidenta Claudia Sheinbaum”.

Y señala que México no es el piloto en la estrategia para combatir a los cárteles, sino un copiloto que a veces ocupa el asiento trasero.

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Porque en realidad “México no es un aliado al que trata mirándole a los ojos; es un mal necesario –como lo describen altos funcionarios en la Casa Blanca– con el que hay que trabajar porque es la puerta de la migración, el fentanilo y los negocios criminales de los cárteles de las drogas, a los que llaman terroristas”.

“El acuerdo –que tiene naturaleza jurídica y obliga– que no fue, el lunes Sheinbaum lo redujo a un ‘entendimiento’ –donde se declaran meramente intenciones sin ser vinculantes–, y para el miércoles, lo había convertido en un ‘Programa de Cooperación en Materia de Seguridad Fronteriza’ –que organiza la ejecución de lo que se ha pactado–. Tremenda reducción estratégica de lo que había planteado”.

Añade que la llamada cooperación profunda como con ningún gobierno de México, solo exhibe su complacencia con lo que ha ido cediendo la presidenta a sus pretensiones.

La frase, sin embargo, meterá en problemas a la narrativa de que el gobierno de Felipe Calderón fue el más entreguista de la historia, pero ahora el gobierno de Sheinbaum le ha quitado ese lugar, porque los resultados alcanzados, en la actualidad, benefician únicamente a Estados Unidos.

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