TIANGUISTENGO, México (AP).— El desbordamiento del río arrasó con el pueblo de Chapula, en las montañas del centro de México, dejando a sus habitantes sin más opción que huir a toda prisa.
“Se llevó casas, se llevó el puente, se llevó absolutamente todo, lo único que quedó a salvo fue la iglesia y la galera, es donde todos estábamos refugiados”, relató Stephanie Ramírez, una joven de 21 años que logró salir en un helicóptero privado junto con ancianos, mujeres y niños.
La tragedia golpeó a unos 300 pueblos del centro y este de la entidad, que ayer seguían incomunicados tras las lluvias torrenciales de la semana pasada.
Pese al rescate, la angustia persistía entre pobladores de Chapula, donde decenas seguían atrapados por la amenaza de nuevos deslaves y el cauce aún crecido.
Stephanie, que dejó a parte de su familia en el pueblo, suplicaba que continuaran las evacuaciones. Mientras tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum informó que una prioridad del gobierno era “abrir los caminos y garantizar los puentes aéreos, las despensas, el agua y el censo de las localidades aisladas”, muchas de ellas con menos de mil habitantes.
Miles de militares y civiles trabajaban para restablecer el acceso y llevar ayuda. Sin embargo, ante la lentitud de la respuesta oficial, los pobladores decidieron organizarse por su cuenta.
Voluntarios llegan a Veracruz
Con apoyo de familiares en Estados Unidos y de vecinos de Tianguistengo, lograron establecer un puente aéreo privado que evacuaba pequeños grupos y enviaba provisiones a pie hacia las comunidades más afectadas.
“Pensamos que son seis, siete horas caminando, pero queremos que la gente sepa que estamos trabajando… que vean que a nosotros también nos preocupa la situación de ellos”, explicó Neptalí Rodríguez, uno de los voluntarios.
La cifra de víctimas podría aumentar, pues los equipos de rescate continúan buscando a decenas de desaparecidos, sobre todo en Veracruz, Hidalgo y Puebla.
En ciudades como Poza Rica, los funcionarios recorrían casa por casa para preguntar por personas no localizadas, después de que el río Cazones alcanzó hasta cuatro metros de altura.
Según Protección Civil, el martes había 67 personas sin localizar. Las lluvias, provocadas por dos sistemas tropicales combinados con un frente frío y uno cálido, saturaron los ríos y debilitaron los cerros tras una temporada de intensas lluvias.
En total, unas 100,000 viviendas quedaron dañadas o destruidas, junto con decenas de centros de salud.
Ayer, Neptalí lanzó un mensaje de aliento: “Que tengan paciencia y esperanza, de un modo u otro vamos a llegar hasta el último rincón del municipio”.


