LONDRES (AP).— Los fanáticos de la realeza británica llegaron a Londres para ser testigos de procesiones fastuosas y, sobre todo, para hacer una fila kilométrica para despedirse de la reina Isabel II, que falleció tras siete décadas en el trono, algo sin precedentes. Y mientras están aquí, llenan hoteles, restaurantes y tiendas.

Los visitantes que llegan al centro de Londres desde sitios tan lejos como Estados Unidos y la India para el momento histórico están impulsando los negocios en un momento en el que la economía británica se enfrenta a una crisis del costo de la vida alimentada por la mayor inflación de las últimas cuatro décadas y las predicciones de inminente recesión.

“Esto es historia, sabes, eso sucede una vez en la vida”, comentó Kanakkantt Benedict, que estaba de visita desde la India con su esposa y pasó junto al ataúd de la reina envuelto en la bandera esta semana. “Así que formamos parte de ello”.

La fastuosidad y el esplendor que preceden al funeral de la monarca más longeva de Gran Bretaña ponen de relieve el poder de la familia real como atracción mundial, desde una elaborada procesión militar para su féretro que atrae a espectadores en directo de todo el mundo, hasta montones de flores que llenan Green Park, cerca del Palacio de Buckingham, y tiendas de regalos que se apresuran a fabricar recuerdos que conmemoran la vida de la reina mientras la gente clama por recuerdos.

Se esperaba que cientos de miles de personas rindieran tributo a la reina durante los días en que su ataúd estuvo en el Salón Westminster previo a su funeral de estado, hoy lunes, lo que ha hecho aumentar la demanda de habitaciones de hotel en el centro de Londres, que en algunos casos han duplicado su precio.

Cientos de líderes mundiales, desde el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hasta el emperador y la emperatriz de Japón, además de sus séquitos, necesitaron también lugares para alojarse a medida que llegaban para asistir al funeral de la reina.

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