NUEVA YORK (HealthDay News).— En un mundo lleno de adolescentes cargados digitalmente, es improbable esperar que los padres eviten completamente que sus hijos usen el smartphone.
“Los medios sociales son una parte regular de la vida cotidiana de los adolescentes y una parte importante de su desarrollo individual y social”, señaló Jenna Glover, directora de entrenamiento en Psicología en el Hospital Pediátrico de Colorado.
Muchos padres también se preocupan por el efecto que todo este tiempo dedicado al teléfono podría tener en sus hijos.
Un estudio de 2015 realizado por el Centro de Investigación Pew encontró que el 88 por ciento de los adolescentes de 13 a 17 años de edad tienen un teléfono celular o acceso a uno, y el 91 por ciento de los adolescentes entra a internet desde un dispositivo móvil al menos de manera ocasional.
“No he trabajado con ningún padre que no permita a sus hijos adolescentes tener acceso a un teléfono”, dice Denise Berotti Tuckruskye, psicóloga clínica en el Instituto de Discapacidades del Desarrollo de Ronkonkoma, Nueva York. “Parece que todos los padres aprecian que los teléfonos permiten que los adolescentes contacten con ellos fácilmente si hay algún problema”.
¿Qué deben hacer los padres? En primer lugar, los expertos sugieren enfatizar que los menores hagan uso moderado de los smartphones y las redes sociales.
Pero otros mantienen que la cantidad de tiempo que los adolescentes pasan con sus teléfonos es menos importante que el efecto de éstos tienen en los jóvenes. Un estudio reciente de la Universidad de Michigan encontró que el modo en que los jóvenes usan sus dispositivos es un predictor más fuerte de sufrir problemas emocionales o sociales asociados con la adicción a las pantallas.
“Lo que más importa es si el uso de las pantallas ocasiona problemas en las otras áreas de la vida o si se ha vuelto una actividad que consume todo el tiempo”, plantea la autora principal del trabajo, Sarah Domoff, profesora asistente de Psicología en la Universidad Central de Michigan.
Por ejemplo, ¿el tiempo frente a la pantalla interfiere en sus actividades cotidianas? ¿Causa conflictos familiares? ¿Es la única actividad que los adolescentes parecen disfrutar? Se trata sólo de unos ejemplos en que se usan los celulares y dispositivos similares de forma que podrían llevar a problemas de relaciones o conducta y con otros síntomas emocionales.
La investigación se publica en la revista “Psychology of Popular Media Culture”.
Medidas en casa
Los padres podrían restringir el uso del teléfono hasta que el hijo termine la tarea o usar el “entrenamiento a intervalos”: los adolescentes pasarían 30 minutos haciendo la tarea sin interrupciones y luego 30 minutos viendo sus teléfonos. Además, los niños deberían entregar sus teléfonos antes de acostarse para dormir bien.