Llamadas o mensajes facilitan que familiares de pescadores envíen felicitaciones y se mantengan comunicados, dice Monse Gamboa
Llamadas o mensajes facilitan que familiares de pescadores envíen felicitaciones y se mantengan comunicados, dice Monse Gamboa

PROGRESO.— Mientras la mayoría de las familias se reúne para celebrar las fiestas decembrinas, decenas de pescadores yucatecos pasan estas fechas en el mar, cumpliendo una labor que, aunque envuelta en nostalgia, representa su sustento y el de sus hogares.

Desde la base de radio y consignataria Evita, en Progreso, Monse Gamboa, encargada de la comunicación con las embarcaciones, relató que cada año se vive una mezcla de sentimientos al mantener contacto con quienes continúan trabajando en el mar durante las celebraciones decembrinas.

“No es tristeza, es comprensión. Sabemos que es su trabajo y que deben cumplirlo. Claro que aparece el sentimiento de saber que están fuera en una fecha importante, pero todos entendemos que forma parte de su responsabilidad”, planteó.

La base de radio opera los días 24 y 25 de diciembre, de 7 de la mañana a 3 de la tarde, principalmente como enlace entre los pescadores y sus familias. A través de llamadas o mensajes, facilita que envíen felicitaciones y se mantengan comunicados.

“Ese día escuchamos si alguien necesita hablar con su familia. A veces viene la esposa o los hijos a mandar saludos; otras veces nosotros hacemos las llamadas o dejamos mensajes. Por eso trabajamos esos días, por cualquier cosa que se ofrezca”, comentó Monse Gamboa.

Aunque algunos pescadores logran improvisar cenas sencillas a bordo, la mayoría continúa su jornada habitual. “Se la pasan trabajando. Ya cuando regresan nos cuentan si hicieron algo especial, pero casi siempre están chambeando”.

Tras el cierre de la temporada de pulpo el pasado lunes 15, la actividad ha disminuido; sin embargo, aún permanecen en el mar entre 20 y 30 embarcaciones vinculadas con esa consignación. En la pesca de línea, las tripulaciones suelen integrarse por cuatro o cinco personas, lo que representa alrededor de un centenar de trabajadores que pasarán las fiestas lejos de tierra firme.

En el caso del jueves 25, en Navidad, varios pescadores permanecieron en el mar, mientras otros regresarían para volver a zarpar rumbo al fin de año.

Las actividades religiosas, como misas o rezos, se realizan por lo general los domingos; si coinciden con la jornada entre semana, no se llevan al cabo.

La situación es aún más complicada para los pescadores ribereños, quienes dependen del ingreso diario. Testimonios recogidos en el puerto indican que muchos también trabajarán durante las fiestas que restan debido a los escasos resultados de la temporada de pulpo.

“Muchos pasamos la Navidad de viaje. Si no se gana, hay que seguir. Este año no hubo pulpo para las lanchas chicas; los motores ya no aguantan salir lejos y el gasto es mucho. Solo las lanchas grandes se rayaron”, relató uno de los pescadores entrevistados.

En años difíciles la Navidad se celebra después, cuando hay descanso o el ingreso lo permite, señaló. “Si es botero, hacen comida con varios pollos; si es ligero, apenas dos. Así es el trabajo del pescador de viaje y del ribereño”.

Desde la base de radio, Monse Gamboa afirmó que uno de los momentos más significativos es escuchar las felicitaciones entre pescadores y sus familias.

“Eso es lo que queda: oír cómo se mandan mensajes, cómo se felicitan, ellos allá afuera y su familia en tierra. Es un momento muy sentimental”, expresó.

Estas historias revelan una realidad poco visible durante las fiestas: la de quienes, desde el mar, sostienen una actividad fundamental para la economía costera de Yucatán, aun cuando ello implique pasar la Navidad lejos de casa.