(Primera Columna publicada el 30 de mayo de 2001)

Don César Pompeyo, patricio del cerverismo, leía un libro de pasta azul, en la banca de costumbre, cuando el reportero, vestido de blanco, con una cinta negra en la manga derecha, se acercó y se inclinó para darle al abrazo de condolencia y decirle, el rostro solemne, la voz apagada:-Acepte usted, don César, mi más sentido pésame por tan irreparable pérdida, no por esperada menos dolorosa.

-Se hizo lo que se pudo, lo de siempre -explicó don César-, pero ya lo ves: desde que cayó el muro de Berlín la gente ya no confía en las paredes.

-No le veo muy abatido, don César. Celebro que tome usted con filosofía esta calamidad, esta desgracia…

-En el fondo, reportero, quitando a unos por aquí ya otros allá enfrente, en el fondo, repito, nos da gusto y, ¿por qué no?, hasta orgullo que al frente de nuestros sucesores esté la persona más indicada.

-Se refiere usted a Patricio…

-¿A quién más? Que el primer candidato de la oposición que gana la gobernatura de Yucatán en más de un siglo sea Patrón Laviada es una coincidencia asombrosa o una manifestación de algo más. ¿Sabías que Patricio es descendiente en línea directa del Adelantado don Francisco de Montejo y Álvarez de Tejeda, primer gobernador que tuvo Yucatán? -¿Sabías que es nieto, en decimoquinta y decimosexta generación, por cinco ramas distintas, del capitán don Francisco de Montejo y León, fundador de Mérida y segundo gobernador de los yucatecos? -¡Qué honor para el cerverismo, periodista, que su vencedor sea el heredero de los Montejo, que en cinco siglos han sido los dos únicos gobernadores de Yucatán que lo han gobernado más tiempo que Víctor! -¿De dónde saca usted todo eso, don César? -En doña Eduviges Peón de Arrigunaga, bisabuela de Patricio, que vivía aquí en la Plaza, allá en la Casa de Montejo, se reunió, por un entronque de las familias Peón y Losa, cinco descendencias directas del capitán Montejo: cuatro proceden de su hija Beatriz, su primogénita, y la quinta viene de la menor, Francisca. Como sabes, doña Cecilia Laviada Arrigunaga de Patrón, madre de Patricio, es nieta de doña Eduviges.

-Eso sí lo sé, pero ¿quién dice todo lo demás? -Está escrito y documentado, con transcripción de actas de nacimientos y matrimonios, en este libro azul. Tómalo, abre la página 65, lee lo que dice de don Simón Peón y Cano y su esposa Venancia Losa Quijano, abuelos de doña Eduvigis y nietos ambos, en 10o. y 11o. grados, del fundador de Mérida.

El reportero revisó el libro de pasta azul. Publicado en Mérida en 1967 por la Academia Yucateca de Historia y Genealogía “Francisco de Montejo”. 230 páginas y un Árbol genealógico que se desdobla varias veces. El autor es Joaquín Arrigunaga Peón, tío abuelo de Patricio.

Mientras el periodista examinaba el árbol, don César continuó: -No sólo el cerverismo está de plácemes, reportero: también Acción Nacional. Cuando el PAN nace en Yucatán en 1940, uno de los fundadores, con el primer presidente, doctor don Benito Ruz Quijano, es don Antonio Laviada Arana, abuelo de Patricio.

-En 1946, aquí en la Plaza, durante una mitin de Acción Nacional, en una de las primeras agresiones del gobierno a los panistas, tal vez la primera, las víctimas fueron los jóvenes Francisco y Eduardo Laviada Arrigunaga, tíos de Patricio. Don Antonio los llevó, heridos por los golpes y las piedras, al “Diario”, a que diera fe el subdirector don Abel Menéndez Romero.

-El mismo Patricio es panista de pura cepa. Hace diez o doce años que milita en el partido. Organizó mítines, cuidó casillas, presidente del comité municipal, diputado, alcalde de Mérida, senador…

-Es algo más que una coincidencia asombrosa -continuó don César-, es algo digno y justo que Patricio sea el primer candidato de la oposición que gana la gobernatura yucateca en más de un siglo, que sea el gobernador número 50 de la era de la Revolución: el de las bodas de oro. De Pino Suárez hasta Cervera Pacheco, los 49 gobernadores que hemos tenido desde 1910 han sido puestos o impuestos por el gobierno o su partido.

-¿Por qué dice usted más de un siglo, don César? -Porque antes, desde don Protasio Guerra en 1877 hasta don Enrique Muñoz Arístegui en 1910, don Porfirio Díaz era el que los quitaba y ponía: era el gran elector. Ya no me acuerdo si don Eligio Ancona era o no de la oposición cuando entró a Palacio en 1875. -El cerverismo, reportero -concluyó don César-, no está de luto, ni de duelo: está de fiesta.

Como lo está Yucatán, porque su primer gobernador del segundo milenio, el 104 desde su independencia y el primero que elige con plena conciencia y entera libertad en 125 años, con la mayor votación de nuestra historia, es heredero del primer gobernador del Estado y del fundador de su capital.

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