(Primera Columna publicada el 19 de noviembre de 2006)
No hubo debate en la presentación de los aspirantes del PRI a la gubernatura, transmitida por estaciones de radio y una televisión local. Lo que vimos y oímos fueron las referencias a sus carreras políticas y la exposición de sus puntos de vista sobre los problemas del Estado y sus propuestas para resolverlos.
¿Quién ganó? El PRI. La comparecencia simultánea de sus seis precandidatos nos deja con un grato sabor que trataremos de explicar en este comentario que parte de una comparación basada en los comportamientos, en los procesos electorales, que distinguieron al partido que monopolizó el poder durante siete décadas. Un cotejo con la actitud distinta que caracterizó el encuentro del viernes por la noche:
1. Desaparecieron la soberbia y prepotencia en la oratoria. Hay un viraje hacia la humildad en los precandidatos. Una humildad que debe acercarlos al pueblo que ayer fue la víctima de su partido y hoy es su juez. El partido que ahora, desde abajo, no tiene un camino mejor, si quiere regresar a las cumbres, que atraer, enamorar y convencer al pueblo que hasta hace poco menospreció con la arrogancia que suele acompañar a la imposición “invencible”.
2. La mesura en el ataque al adversario. Nos ha parecido que las referencias a los presuntos errores de la administración pública local y nacional han sido comedias, sin exagerar ni personalizar.
3. Se ha buscado cumplir los deberes de la oposición con una tendencia hacia la conciliación más que hacia el conflicto y el enfrentamiento.
4. En el fondo y la forma de las intervenciones ha trascendido una libertad de pensamiento y expresión que contrasta con aquella obediencia ciega a la línea impuesta desde arriba.
5. Ese sentido de libertad no es afectado por la coincidencia en los conceptos. Las diferencias fueron más de forma que de fondo.
6. Cada quien llevó agua a su molino. Es inevitable. Pero lograron describir un paisaje de unidad en que el éxito del partido está por encima de la suerte del individuo, en que el interés general privado sobre el particular.
7. La comparecencia ha puesto de aliviar un sano deseo de democratizar la vida interna del partido. Desde esta óptica puede ser una contribución valiosa a la consolidación de la democracia en nuestro medio. Es difícil que alguien dé lo que no tiene. El olmo no produce peras.
8. Conocíamos a Ivonne como la sobrina de Cervera Pacheco. Oímos con agrado que es una empresaria porcícola que no vive de la política, que no está a gusto entre políticos que desprestigian su oficio a punta de patadas por debajo de la mesa.
9. Es apreciable la diferencia entre los discursos incendiarios de la gobernadora interina Dulce María y la “palabra de mujer”, amable, incluyente, con la que ofrece un programa de gobierno que saque a Yucatán de la tristeza en la que ella ve al Estado y le devuelva la alegría.
10. La referencia a las mujeres es una galantería, no una preferencia. En los seis expositores hay virtudes que merecen mención en un análisis dedicado a la persona.
Al evaluar los aciertos que pueda haber en estos diez puntos que se tome en cuenta que no hemos buscado los defectos. Los hay, sin duda, pero debemos tener en cuenta que en cuestiones de democracia y libertad los priístas son todavía novatos.
Aunque hemos intentado una visión positiva, es importante señalar algunas ausencias.
El encuentro de los seis fue rodeado de secreto. A nadie se le permitirá la entrada. Ni siquiera a los periodistas. A un acto que quiere ser público se la da una cariz de ceremonia controlada en que la “cosa nostra” le tiene miedo a la luz.
Las preguntas finales fueron aguadas, sin “punch”. Más notoria fue la ausencia total de autocrítica. La gente sabe que el PRI es el principal responsable de las miserias políticas, sociales y económicas que denunciaron sus abandonados. Miserias que, en el peor de los casos, su sucesor el PAN ha agravado o no ha podido remediar. Para corregir los errores es preciso reconocerlos primero. El acto de contrición es la antesala del propósito de enmienda.
Esta falta de autocrítica afecta la credibilidad de los buenos deseos de los seis precandidatos del PRI. Muy bonito todo eso, dirá el pueblo, ¿pero qué o quién nos garantiza que lo van a hacer? Formulamos votos cordiales porque en el resto de la precampaña el PRI supere este déficit que hoy debilita la confianza en su oferta electoral.
