(Primera Columna publicada el 1 de marzo de 2009)

Merece bien de la sociedad la actitud asumida anteayer por el alcalde de Mérida en sesión del Cabildo: ha dado el primer paso en la información, a contribuyentes y ciudadanos en conjunto, sobre actividades personales de la funcionaria que sin conocimiento de sus superiores ha tenido que renunciar a su cargo por su injerencia en negocios que desembocan hoy en la falta de pago de cuantiosas deudas contraídas con los prestamistas que los financiaron.

Primer paso que no sólo mueve al periodista sino lo obliga al análisis de la trascendencia que reviste. Trascendencia que rebasa los límites municipales de Mérida y se alza como ejemplo que deben seguir los ayuntamientos del Estado.

Primer paso que es digno de elogio porque no es suceso común que las autoridades salgan espontáneamente en defensa de su buen nombre. Por el contrario, con el procedimiento de la avestruz, que oculta la cabeza a la vista del peligro, se espera, para reconocer un error o un problema, a que la denuncia de un oponente o un medio de comunicación haga inevitable una respuesta.

Espera generalmente fundada en la esperanza de que la irregularidad transcurra inadvertida. Basada también en el criterio de que el primer objetivo en asuntos de esta naturaleza es la protección al infractor, con miras a la supervivencia política, en olvido de que el compromiso del gobernante es con los intereses de la comunidad.

Entre nosotros tiene, pues, ya mucho de inusitada esta decisión del presidente municipal meridano de dar cara al mal tiempo, de adelantarse con puntualidad a revelar una turbulencia interior cuando no había presiones exteriores que se lo exigieran. Esperemos que esta iniciativa tenga en el fondo el entendimiento claro de las responsabilidades de cualquier administrador, sobre todo cuando se trata de dineros del pueblo.

La circunstancia que en realidad justifica el adjetivo de insólita que se asigna a la iniciativa no es, sin embargo, ninguno de los motivos mencionados, ya laudables de suyo. El carácter inédito de la medida estriba en que el alcalde ha invitado a sus adversarios políticos a participar en una investigación que determine si hubo o no hubo inversión de fondos públicos en los negocios de la renunciante.

Abrir la puerta a la oposición, a los regidores de otras banderías, para que participen en la tarea de calibrar la honorabilidad de un gobierno es una primicia de imparcialidad. Hacerlo en público es dejar una constancia de buena fe que descuella entre las garantías de gestión honrada que se deben exigir a los gobernantes. Una constancia que, hasta donde se remonta el recuerdo, no había sucedido en la historia de Yucatán. Buena fe que se subraya con la invitación a los profesionales de la contabilidad a revisar las cuentas de hacienda a que tenía acceso la dimitente.

El momento que vivimos hace crecer en magnitud y utilidad las relevancias cívicas que señalamos. La crisis económica que nos invade demanda en la administración pública una honestidad que propicie el máximo rendimiento de los recursos. La prontitud con la que el primer regidor meridano se enfrenta al cumplimiento del deber contrasta con los pies de plomo con los que la mayoría dominante del Congreso se arrastra en la investigación oficial de las tropelías, tan graves cuanto comprobadas, que tanto los concejales y los vecinos de Peto como los diputados de la oposición han denunciado reiteradamente contra el alcalde de esa villa sureña.

Otro timbre de actualidad resuena. Estamos en vísperas de una contienda electoral. Los acontecimientos en la sesión del Cabildo meridano proporcionan a los partidos políticos la oportunidad de demostrar, con sus respectivas reacciones, si en sus metas tienen preferencia, sobre sus particulares ambiciones políticas, los intereses de la colectividad. Reacciones que servirán a los votantes para medir el valor de las promesas y otros ofrecimientos que los candidatos les hagan.

Refrendamos: merecen bien de la sociedad los servicios que le está prestando el Ayuntamiento capitalino que preside César Bojórquez Zapata.

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán