(Primera Columna publicada el 24 de mayo de 2012)
Como olas del mar, vienen y van las consecuencias de la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, agitadas por dos versiones distintas del suceso: una, la transmisión de Televisa; la otra, los vídeos estudiantiles que navegan por las redes sociales.
En su programa principal de la noche, Televisa describe la visita como una victoria de don Enrique. Después de exponer su doctrina, el señor Peña, seguro de sí mismo, responde con energía y concisión a una de las aisladas preguntas críticas que le formulan y luego se retira airoso del escenario.
Es la primera parte de la transmisión. En la segunda, más prolongada, entrevistado por la televisora, Luis Videgaray, dirigente de la campaña de Peña Nieto, ofrece, sobre la misma visita, una interpretación que unge al candidato del PRI como un campeón de la democracia que, atento a la opinión ajena, la escucha, respeta y defiende con todos sus derechos a discrepar y disentir.
En la versión favorable de Televisa, don Enrique se viste de héroe. Los vídeos estudiantiles lo desvisten y presentan la imagen de un Peña que se despeña. Veamos qué filmaron los universitarios con sus teléfonos móviles:
1. Un auditorio repleto de alumnos. Afuera, muchos más que no pudieron entrar.
2. En las preguntas, coros de voces que van creciendo en número e intensidad. La concurrencia no se concreta a interrogar: reprueba y censura la actuación del visitante como gobernador del Estado de México y su campaña por la presidencia.
3. Se generaliza el escándalo. Vitorean a don Enrique los ocupantes de las dos primeras filas, pertenecientes, al parecer, a la comitiva del PRI. En el resto del vasto salón, los estudiantes, cada vez más molestos, se unen en andanadas de críticas a Peña Nieto. Gritos de “Fuera, fuera”. Cartelones y más gritos en que lo acusan de “Asesino”.
4. Descompuesto, mudo, don Enrique recobra el habla y responde con brevedad a una pregunta, se baja repentinamente del estrado y abandona el salón en medio de abucheos.
5. Peña Nieto se ha refugiado en un lugar que parece el baño. Se le ve confuso, con la mirada fija. O perdida. Los guardaespaldas y otra gente suya que lo rodean dan la impresión de que no saben qué hacer.
6. Don Enrique se dirige a la salida posterior de la Universidad y, por la puerta de atrás, por unas escaleras interminables, escapa corriendo hacia su caravana de automóviles, seguido con la misma precipitación por su escolta. Seguido también por los calificativos de “Cobarde, cobarde” y “No huyas, no huyas” que le lanzan grupos estudiantiles desde distintas partes del edificio.
7. Los vídeos pintan el retrato de un candidato a la deriva, indefenso ante una situación adversa, no preparado para enfrentarse a una contingencia que se salga de la rutina de los discursos memorizados, las concurrencias seleccionadas, las circunstancias arregladas con la debida anticipación, los maquillajes de costumbre y la demás latería electoral.
Anteayer, escamado, el PRI cambió sin previo aviso el local donde el ex líder panista Espino mudó de chaqueta para abrazar a Peña Nieto y proclamarle su adhesión ante un público cuidadosamente expurgado.
Ayer, en referencia al alboroto de la Ibero y su repercusión nacional, el periódico español “El País” publicó que “una fuerza nunca vista ha irrumpido en la campaña electoral mexicana. Son los enojados, los engañados, los ignorados, los estudiantes, sobre todo de las universidades privadas, que, hartos de una democracia devaluada, se han echado a la calle para protestar contra la corrupción… y la manipulación informativa de las grandes cadenas nacionales de televisión”.
“El País” informa de la manifestación de estudiantes de cinco centros universitarios contra Televisa y los millares de jóvenes que desfilaron en la ciudad de México coreando consignas como “¡Ningún voto al PRI!” y “¡No somos uno, no somos cien, prensa vendida, cuéntanos bien”.
Otro rotativo español, “El Mundo”, añadió leña al fuego: Peña Nieto —dijo el diario— “pagó 32 millones de pesos a conocidos periodistas mexicanos para que hicieran comentarios positivos sobre él… Pagos realizados al margen de la costosa inversión oficial en comerciales”.
“El Mundo” agrega que Peña Nieto, señalado como “el candidato de las televisoras”, invirtió 691 millones de pesos en pagos a Televisa entre 2005 y 2006, en un gasto sin precedente en imagen pública.— Mérida, 24 de mayo de 2012.
