Una imagen del tristemente célebre Gran Premio de San Marino en 1994

A cuatro años de su accidente (I)

Rafael José Ramos Vázquez (*)

Este artículo consta de dos partes: la primera es la vida deportiva de Michael Schumacher. La segunda, un relato del día más trágico, el de su accidente, por el que escribimos estas líneas.

Los aficionados desean que sus ídolos sean perfectos. No se puede. Se corre el Gran Premio de Fórmula Uno de Brasil (2012). Cae la bandera a cuadros y Schumacher ha corrido su última carrera en la máxima Categoría. Su equipo, Mercedes Benz, ha contratado un joven piloto: Lewis Hamilton.

A la fecha no existe conductor de F1 que tenga más victorias títulos, y honores en la categoría reina del automovilismo que Michael Schumacher.

Es el máximo ganador en estas competencias, donde se ponen a prueba motores, llantas, cajas de velocidad y estrategias. Para algunos el deporte más glamoroso.

Su inicio en la F1 fue curioso. Año 1991: Bertrand Gachot, piloto de la Jordan, tiene problemas con un taxista en Londres y lo golpea. Es encarcelado dos meses. La escudería opta por contratar a un joven campeón de la F3: Michael Schumacher. En su primera carrera se quedó en la línea de salida. No pudo arrancar su carro.

Después de ese incidente, tuvo una carrera meteórica, con números y estadísticas impresionantes. Acumuló siete campeonatos, dos con Benetton y cinco con Ferrari, escudería con la cual tiene sus mejores años.

De 2000 a 2004 fue el rey indiscutible de la pista, ganando cinco títulos en forma consecutiva. En 2002 subió al podio en todas las carreras y tiene el récord de más podios consecutivos con 19. En 2004 ganó 13 de las 18 competencias del calendario, siete de las cuales en forma consecutiva. En su vida deportiva participó en 307 carreras, obteniendo 91 victorias, 68 poles y 155 podios. Desde el punto de vista económico, la revista Forbes lo incluyó en un “Top Ten” entre los deportistas mejor pagados y se calcula su fortuna en los mil millones de dólares.

El Gran Premio de San Marino (1994) fue funesto para ese deporte. Un fin de semana trágico, lleno de accidentes y muerte.

El viernes, día de práctica, Rubens Barrichello se accidenta, destroza su monoplaza y, milagrosamente, salva la vida. El sábado, en otro percance, muere el piloto Ronald Ratzenberger. El domingo, día de la carrera, Ayrton Senna sale en la “pole” seguido por “El Káiser”. Corriéndose la vuelta siete, en la curva de Tamburello, Senna se accidenta con lesiones fatales en la cabeza, al estrellarse contra el muro de contención a más de 300 kilómetros por hora Falleció casi al instante.

“Schummi” gana la carrera y a pesar de la muerte de Senna, se mostró contento, efusivo, alegre, celebrando durante toda la premiación, actitud que no es usual en este tipo de circunstancias.

El alemán siempre tuvo la imagen de un piloto duro y sus acciones al volante muchas veces estuvieron al margen de las reglas, inclusive varias veces fue sancionado por provocar intencionalmente accidentes.

En 1997, le fueron retirados todos los puntos obtenidos durante la temporada por haber chocado intencionalmente contra el piloto que lo antecedía en puntaje en el campeonato.

Fue, a mi criterio, un piloto difícil, polémico, ventajista y no apreciado por sus compañeros. El accidente más grave que le sucede durante su carrera se limita a la fractura de una pierna.

La fortuna lo cubría con su velo, hacía cosas extraordinarias… casi siempre (continuará). Mérida, Yucatán, enero de 2018.

rafaelramos@sji.com.mx

 

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