El fracaso rotundo de los Leones es uno de los temas del momento en Yucatán. Pasará tiempo y los melenudos seguirán en boca de todos.
De lo vivido en el diamante, de las disculpas de los dueños aceptando el estrepitoso declive, de la perspectiva del aficionado, y también de los socios comerciales que dan vida con sus aportaciones financieras, podrían sacarse muchas conclusiones. Y jamás se encontrará un cien por cien en nada.
Erick Arellano Hernández, presidente ejecutivo de los Leones, aceptó el fracaso y el fallo en muchas áreas de la organización, expresando que comenzarán desde ya la reestructuración del club.
Acepta, entre otras cosas, que los Leones han ido en picada. Una expresión suya fue señalando que “vamos cuesta abajo. Fuimos campeones en 2022, en 2023 quedamos fuera en la final del Sur, en 2024 calificamos en cuarto y pasamos a segunda ronda. En esta, pasamos de panzazo, en el último día, y nos echan en la primera. ¿Qué sigue? ¿Que la próxima ni calificaremos?”.
Y surge la primera interrogante: ¿por qué pasó todo eso?
El análisis estadístico indica que fue porque trajeron peloteros que no tenían el perfil que se requería. Los Leones usaron 31 jugadores regulares y 35 serpentineros en la campaña. Nunca habían tenido tantos elementos en su rósters y aunque el directivo mazatleco señala que “tuvimos la nómina más alta de nuestra historia”, evidentemente fue con contrataciones que no eran las adecuadas.
Amontonaron peloteros sin méritos para ser refuerzos. Los números así lo dicen. Y también tuvieron jugadores que, acartonados en el equipo desde años atrás, no fueron pieza clave.
Aunque en la entrevista con el Diario posterior a la eliminación ante los Diablos Rojos dijo que no daría nombres para no faltar al respeto a los demás, si se revisan los números, son muy pocos los que deberían regresar y son muchos los que cumplieron ciclos en el club.
Los números mandan. Y aunque hay peloteros que en años pasados rindieron, el béisbol profesional es un negocio que tiene que alimentarse día a día. Con esto, el indicador dice que si no respondes, no debes seguir, como en cualquier empresa.
Si Art Charles fue campeón jonronero de 2024, en 2025 quedó a deber. No produjo carreras en el momento oportuno, no ha podido batearle al slider.
Luis Felipe Juárez dejó de ser, desde antes de la temporada de Kanasín, el pelotero clutch. Bateaba a primera pitcheada muchas veces, entraba al swing lento.
Norberto Obeso, joven e importante jardinero mexicano, tuvo una baja considerable en sus números, además de que no se acomodó como primer bate y no roba bases ni se iba por una base extra.
Webster Rivas, extranjero, repitió como receptor, pero algo puede pasar en su enlace con los pitchers que no se sacaban dividendos positivos y la mayor parte de los lanzadores tuvo efectividad sobre 5.00.
Yangervis Solarte, con sus 86 producidas (60 con las fieras) rinde un día y al siguiente no.
Wilmer Difó y José Piñero tuvieron pálidos números, eran jugadores de poco aporte, igual que Zach Remilliard. Antes de ellos, con Aledmys Díaz, Edwin Díaz y otros más a los que los Leones presumieron como figuras, por haber jugado un rato en Grandes Ligas. El estar en MLB no es condicionante para que en LMB pudieran destacar.
De todos, se apuntó en la información publicada el sábado, Yadir Drake es el único que mostró consistencia, colocándose entre los 10 mejores de toda la Liga Mexicana en varios rubros, desde porcentaje de bateo hasta hits, dobles y producidas.
Sin mejoría
Los Leones, en playoffs, batearon una nada: siete carreras en cuatro partidos.
Arellano Hernández hizo énfasis en que trajeron lo que consideraban importante, pero quedaron a deber porque los que llegaron no aportaron nada.
En el pitcheo, fue escandaloso lo vivido con tanta falla de los relevistas en prácticamente todo el año, y varios de los abridores que fueron utilizados por situaciones de emergencia. Entonces aquí viene algo clave: ¿quién dirige el pitcheo? ¿Por qué si se cambió al coach de bateo al salir el primer mánager, no se movió al de lanzadores, manteniéndolo todo el año?
Octavio Álvarez duró el calendario completo a pesar de las evidentes fallas de los serpentineros.
De la efectividad colectiva del club, de 5.68, se salvó apenas Yoanner Negrín en consistencia. Incluso César Valdez, que fue pieza importante en los años anteriores, se fue quedando a deber, con 5.86 de PCL, y ni se diga de Odrisamer Despaigne, que terminó con 9.16.
La gran pregunta es: ¿quién avala las contrataciones? O ¿quién da el Vo.Bo. para que peloteros que no rinden, se mantengan?
Un punto de relevancia fue el que los Leones tuvieron por primera vez en 35 temporadas a tres mánagers en el mismo año. Contrataron con bombo y platillo a un dominicano, Ramón Santiago, de nula experiencia como manejador y sin conocimiento de la pelota mexicana. De inicio pudo verse como un revulsivo, pero no dio resultados. Suplirlo con Oswaldo Morejón se vio que no fue lo adecuado, y no por culpa del yucateco, que es quizá el hombre que más conoce las entrañas del club, sino por cómo ya había quedado viciado el entorno. Jugadores de bajo rendimiento que no eran movidos, algunos lesionados y más. Luego, cambian a Morejón y meten al coach de bateo, Eliézer Alfonzo, para terminar la temporada. Y fue pan con lo mismo.
Los Leones calificaron casi de milagro, con récord muy por debajo de lo imaginado: 42-50 en ganados y perdidos. Y lo de los playoffs, una auténtica pena la exhibición de béisbol barato de los cinco veces campeones de la Liga Mexicana.
Arellano Hernández dijo algo súper claro: muchos de los Leones de este fracaso de 2025 no supieron lo que era sentir el peso de este uniforme. “Tuvimos el róster más caro en la historia —reitera—, y finalmente no funcionó. Faltó ese extra que se necesita para ganar. Si es corazón, si son hue…, si es respeto a la afición”.
Esta expresión da pie a algo que cientos de aficionados han dicho, y la experiencia lo avala: No se puede traer peloteros, si de béisbol se trata, o a empleados, si es de empresa, a jugar o a trabajar a donde no conocen y a donde no están dispuestos a adaptarse.
Arellano Hernández pidió al Diario hacer amplio el análisis para estos días posteriores a la eliminación basándose en lo que dicen las estadísticas “y todo lo que pueda servirte para dejar claro que este fracaso nos tiene que servir”.
Preguntamos quiénes se quedarían y dijo que nadie tiene seguro su puesto, ni en la directiva ni mucho menos los peloteros.
¿Culpables? Él dice que todos. Que unos de una parte y otros de otra, fueron responsables.
Poco béisbol
En lo económico, los Leones siguen siendo un generador de espectáculo que atrae aficionados al estadio, pero ajenos al béisbol, gente que va a divertirse, a tomar un trago, a disfrutar una botana. Pero a la larga, eso no lo será todo, porque la materia prima que da vida al show, es el deporte, lo que se juega en el diamante.
“Somos muchos culpables”, señaló.
Pero, sin duda, mucho de todo esto pudo evitarse. Los análisis se harán a toro pasado. Ya muerto el enfermo, van a tomar sus responsabilidades.
¿Quién decidió que peloteros clave se fueran de cambio, aun a sabiendas de que los que vinieron tendrían menor cartel?
Hubo bajas muy significativas en la organización (Francisco Haro, Elián Leyva, Neftalí Feliz…) y peloteros, demasiados, que no alcanzaron nunca a rendir como refuerzos.
La toma de decisiones fue lo que hizo que la cueva comenzara a incendiarse desde antes de que se cante el playball.— Gaspar Ignacio Silveira Malaver
