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Herodes el Grande

Fernando López Escalante (*)

Hoy, 28 de diciembre, la Iglesia celebra la Fiesta de los Santos Inocentes, introducida desde el siglo IV, expresamente para conmemorar a los niños menores asesinados en la ciudad de Belén, por orden del rey Herodes. A estos niños, considerados como Santos y Mártires por haber dado su sangre por Cristo Jesús, deberíamos añadir hoy la de tantos infantes masacrados en Oriente, por el delito de ser cristianos. Mateo nos narra en su Evangelio que:

“Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Por entonces sucedió que unos magos se presentaron en Jerusalén, preguntando ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?… Al oír esto el rey Herodes comenzó a temblar… reunió a todos los sumos sacerdotes y letrados y les preguntó en qué lugar debía nacer el Mesías. Le contestaron, en Belén de Judea… Entonces Herodes, llamando a los magos… los envió a Belén con este encargo: averigüen con precisión lo referente al niño y cuando lo encuentren avísenme, para que yo también vaya a adorarlo.

“Pero advertidos en un sueño que no volvieran a casa de Herodes, regresaron a su tierra por otro camino… Cuando se fueron un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto y quédate allí hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo’…

“Entonces Herodes al verse burlado por los magos, enfureció y mandó matar en Belén a todos los niños menores de dos años” (Mt 2, 1-16).

Creo que la frase de Mateo en tiempos del rey Herodes explicaba en su tiempo, mucho más de lo que los cristianos del siglo XXI podemos comprender.

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Para conocer a Herodes el Grande tenemos la fortuna de contar con Flavio Josefo, el historiador judío que escribe en el siglo primero y en sus Antigüedades Judías describe a detalle las hazañas de Herodes, anterior a él tan sólo unos años.

Herodes era de origen idumeo (región colindante al sur de Judea) y nunca fue plenamente aceptado por los judíos como un rey, lo que hizo que viviera encerrado en un círculo cerrado sin amigos, pero siempre fue apoyado por Roma, primero por haber ayudado a Marco Antonio en la conquista del Egipto de Cleopatra, (quien después sedujo al romano). En pago de la ayuda recibida, Marco Antonio y Octavio lograron que el Senado romano lo invistiera Rey de Judea; un rey de los judíos amigo de Roma, era inaceptable por el pueblo judío.

Herodes tenía un ejército compuesto por idumeos como él y en su apoyo a los romanos nunca reclutó a judíos; sin embargo, su título de Rey, lo convertía en rey de todos los judíos con el aval de Roma, que conquistó Palestina desde el año 63 a. C. Herodes casó con la bella Mariamne, una asmonea con lo que quiso congratularse con los judíos, sin lograrlo.

Herodes el Grande fue un hombre sin educación, sin religión ni modales, vivió siempre temeroso de que alguien cercano quisiera traicionarlo para apoderarse de su reino; por ejemplo, mandó matar a Hircano y a Aristóbulo, abuelo y hermano de su esposa, por el delito de ser populares, Maríamne se alejó de su lecho y Herodes ordenó su ejecución, así como la de su madre.

Sintiéndose firme en su trono, Herodes se dedicó a construir en grande; construyó la ciudad costera de Cesarea con su bello puerto, hipódromos, teatros, templos a dioses romanos (lo cual nos habla de su ateísmo) así como la mayor de sus obras, la reconstrucción del Templo de Jerusalén, al que dotó de adornos de oro puro para congraciarse con sus súbditos.

Sin embargo, las luchas por el poder en Roma llevaron al Cesar romano al Oriente en persecución de Marco Antonio que descansaba plácidamente en brazos de Cleopatra. En 31 a. C., frente a las costas de Egipto se desarrolló la batalla naval de Actium en la que Marco Antonio es derrotado y se suicida. Cleopatra trata de cautivar a Cesar con sus encantos pero no lo consigue y se suicida a la manera egipcia, por la mordedura de un áspid.

Herodes acude a Malta para entrevistarse con Cesar con un dogal al cuello por haber apoyado al perdedor de Actium, pero Cesar lo perdona y lo ratifica otra vez como Rey de Judea ampliando su reino.

Sin embargo, la discordia aumenta en su propia casa; habiéndose casado con varias mujeres, su descendencia es enorme y los pleitos entre hermanastros comienzan a llegar a extremos que no le gustan a Herodes. Ordena matar a dos de sus hijos acusados por un tercero de intentar matar a su padre, este tercero resulta luego acusado y convicto de intentar envenenar a su padre. El último “regalo” que recibe Herodes ya enfermo es el permiso de Roma para ejecutar a su propio hijo.

La muerte de Herodes es descrita como solamente un testigo ocular puede haberlo hecho. En un balneario cerca del Mar Muerto, buscaba Herodes reposo de la enfermedad que lo conducía a la muerte y viendo que se acercaba su fin, dio orden de que encerraran en el hipódromo de Jericó a cien de las personas más connotadas entre los judíos de Jerusalén y a su muerte fueran ejecutados “para que hubiesen lágrimas de tristeza en su sepelio”. Afortunadamente, esta orden no se cumplió y los judíos de Jerusalén se sintieron aliviados de la muerte de este cruel asesino.

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He escrito estas notas con el fin de ampliar la visión que tenemos de la fiesta de los Santos Inocentes y de la venida al mundo de nuestro Salvador, un mundo en el que siendo un inocente recién nacido, obligó a sus padres a llevárselo a Egipto, porque su rey quería matarlo.

Tuvieron que permanecer en Egipto hasta la muerte de Herodes y regresaron a Nazaret pero sin pasar por Jerusalén, porque Arquelao, el hijo de Herodes, sanguinario como su padre, había heredado el trono de Judea y de Samaria. Arquelao, que resultó peor que su padre, fue desterrado por Roma a petición de los judíos y reemplazado por el Procurador romano, Poncio Pilato, frente al cual ese niño se encontraría treinta y tres años después.

NOTA. El 28 de diciembre es una fecha que recuerdo con facilidad, porque es también cumpleaños de un viejo amigo mío; desde mi silla de ruedas yo te saludo, Carlos.— Mérida, Yucatán.

fleonidas@ prodigy.net.mx

Director de los Talleres de Lectio Divina

 

Jessica E. Ruiz Rubio es licenciada en Periodismo y maestra en Gestión de la Mercadotecnia. Comenzó su carrera periodística en 2004, año en que ingresó a Grupo Megamedia. Se especializa en análisis...