No habíamos presenciado momento más complejo para los gobiernos de la Cuarta Transformación desde que llegaron al poder en diciembre de 2018.​

Los recientes casos de corrupción que mancillaron los uniformes de altos oficiales de la Secretaría de Marina deja muy mal parado al expresidente López Obrador, quien una y otra vez presumió que durante su administración habían sido desterradas las tranzas.​

En una “mañanera” de 2022 AMLO sacó un pañuelo blanco para dirigirse a los conservadores y asegurar que “no hay corrupción (en su régimen), ya no es el tiempo de los gobiernos pasados, por eso resistimos y no tendríamos autoridad para denunciar a la mafia del poder y a la delincuencia organizada”.​

En la red de contrabando de combustibles a gran escala recién descubierta destaca el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, quien está detenido y que deja en evidencia que la corrupción permeó de tiempo atrás las filas de la 4T.​

Manuel Roberto y su hermano Fernando, en vías de ser arrestado, son sobrinos políticos del exsecretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán, y encabezaron una red delictiva para introducir al menos 32 barcos a puertos mexicanos con diésel que no pagaba impuestos y que era distribuido y comercializado ilegalmente. Al momento son diez los marinos arrestados además de cuatro civiles, pero se prevén más detenciones conforme avancen las indagatorias.​

Hay evidencias de que siete personas han muerto o han sido asesinadas en el último año relacionadas con esta red llamada “Los primos” que empezó a ser investigada desde hace dos años.​

Es sin duda el asunto de corrupción más importante que ha salido a la luz pública en el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum, se agrega además a los recientes escándalos escenificados por miembros destacados del régimen morenista en las últimas semanas.​

Nos referimos principalmente a los casos del senador Ricardo Monreal y de Andrés Manuel López Beltrán, quienes fueron sorprendidos de vacaciones en el extranjero en hoteles de lujo que no van de acuerdo con la línea de “austeridad franciscana” impuesta por el anterior presidente.​

A ello se suma la compra de una residencia campestre por parte del senador Gerardo Fernández Noroña por un valor de 12 millones de pesos lo que no concuerda con la capacidad económica del polémico legislador.​

Además la enorme casa se localiza en el poblado de Tepoztlán, integrado por tierras comunales que supuestamente no pueden venderse al público.​

Si a lo anterior sumamos viejos escándalos como el de Pío López Obrador y los de algunos gobernadores, alcaldes, diputados y funcionarios de Morena, llegamos a la conclusión de que la erradicación de la corrupción en el sector público mexicano es un gran mito.​

Y ya no queremos voltear más atrás cuando en la gestión de López Obrador en la ciudad de México se vivía una danza de maletines repletos de billetes.​

Además, con el debilitamiento de la aplicación de la ley y de sus instituciones durante el gobierno de AMLO, se impuso en México un clima de impunidad y de poco respeto a la autoridad que no se veía desde muchas décadas atrás.​

Ahora queda más claro y entendible la prisa por parte de los morenistas por desmantelar el poder judicial mexicano e imponer una casta de jueces y magistrados a modo.

Como bien escribió Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su novela El gatopardo “hay que cambiar todo para que todo siga igual”.​

Con el nuevo poder judicial será muy difícil por no decir imposible que en un futuro se procese y condene a altos funcionarios de los regímenes de Morena por corrupción y otros delitos mayores.​

Pero a la vez podríamos ver en breve que los enemigos del régimen sean tratados con dureza y procesados simplemente por así convenir a los intereses del poder.​

Lo vimos muchas veces en los tiempos de la dictadura del PRI cuando líderes opositores eran juzgados sin razón y por el contrario los altos funcionarios vivían plácidamente en la opulencia gracias a la corrupción oficial.​

Sin duda estamos entrando a un nuevo y escabroso México que jamás pensamos llegaría cuando hace apenas unos lustros festejábamos el avance de la democracia, la pluralidad y el equilibrio entre los poderes.​

Lamentable suceso

Cimbró a la sociedad norteamericana el asesinato del activista conservador Charlie Kirk de enorme prestigio y popularidad.

El modus operandi del crimen fue similar al del atentado contra Donald Trump, sin duda sigue activa una mafia del poder.— Ciudad de México

Correo: jhealy1957@gmail.com

*Periodista

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán