CARLOS R. MENÉNDEZ LOSA (*)
El escenario no podía ser más apropiado. Rodeada de cientos de acarreados, beneficiarios de programas sociales, políticos y funcionarios a su servicio, la presidenta Claudia Sheinbaum exclama en el centro de espectáculos de Xmatkuil: “No llegamos aquí por decisión de un grupo, sino por un movimiento que lleva décadas luchando por la justicia y el bienestar del pueblo”.
En su “gira nacional de rendición de cuentas”, presume —junto con reiteradas promesas de obras que siguen sin arrancar— el eje central del “movimiento” que ahora encabeza: en Yucatán, 645,000 personas ya reciben beneficios del asistencialismo clientelista, con una inversión, solo este año, de $15,955 millones. No deja lugar a dudas sobre las prioridades del obradorato.
Zalamero, el gobernador Huacho Díaz le dice a la mandataria: “Su liderazgo abre un nuevo camino de justicia social, igualdad y prosperidad, donde Yucatán camina junto a la nación, bajo su conducción firme y cercana”. Traicionado por el ego, afirma que el “Renacimiento Maya” —y lo que eso signifique— “es el motor de una nueva etapa de desarrollo para la entidad” (bit.ly/46qUHCb).
En los regímenes populistas, los recursos públicos se canalizan prioritariamente a programas asistencialistas, en su mayoría improductivos, que compran lealtades y aseguran la continuidad política. Mientras tanto, la inversión en infraestructura para el desarrollo sostenible se relega, con consecuencias graves como el mega apagón que paralizó anteayer a la Península.
En la semana que termina, las calificadoras Moody’s y Fitch advierten que la política recaudatoria del gobierno mexicano resulta insuficiente para cubrir los gastos fijos, principalmente los programas sociales y la crisis financiera de Pemex. También alertan sobre el elevado costo de la deuda, que ha alcanzado niveles exorbitantes para financiar ese asistencialismo clientelista.
Al mismo tiempo, el Inegi informa —otro ejemplo de los efectos del populismo— que la población sin acceso a servicios de salud pasó de 20.1 a 41.9 millones entre 2018 y 2024. Las alarmas también se encienden ante la prevista caída del 20.8% en la inversión pública en carreteras, apenas un ejemplo del desplome en los recursos destinados al desarrollo sostenible (bit.ly/42SisRg).
Las advertencias se multiplican, pero el régimen las ignora. Insiste en el derroche asistencialista y fortalece la farsa que encubre la realidad. Se miente de manera reiterada para moldear percepciones y se manipula con el fin de perpetuar el control. En el teatro populista, lo importante no es gobernar con resultados, sino mantener hipnotizado al “pueblo” vía el engaño.
Presionada por Estados Unidos, Claudia Sheinbaum deja al descubierto las redes de corrupción vinculadas con el huachicoleo que afectaron a Pemex durante el gobierno de López Obrador, con pérdidas superiores a $500 mil millones. Promete “cero impunidad”, pero defiende con descaro a los cabecillas, liderados por la familia y otros allegados del expresidente (bit.ly/3W9KXGr).
COLUSIONES
Exhibe con dramatismo la colusión entre el poder político y el crimen organizado, otra fuente de financiamiento del clientelismo, pero encubre a los responsables. Finalmente se detiene al yucateco Hernán Bermúdez, líder de “La Barredora”, aunque su traslado a México se ve ensombrecido por un sospechoso viaje con escalas prolongadas en bastiones morenistas.
Asesinatos y “suicidios” en la Marina complican aún más la situación. El régimen insiste en que se investigará a fondo, pero los hechos indican lo contrario. Bermúdez es vinculado a proceso por asociación delictiva, mientras que la información del caso queda protegida por cinco años (bit.ly/3IDzEDo). Cero transparencia, que encubre el muy probable involucramiento de altos mandos.
En Yucatán, se aproxima el informe anual del primer gobernador “morenista” en un ambiente de incertidumbre, inestabilidad interna, derroche populista, promesas reiteradamente incumplidas y un silencio cómplice ante los escándalos de corrupción. La impunidad que rodea a personajes como Carlos Moreno, Roger Aguilar y Mario Millet Encalada es solo un botón de muestra.
Se consolida en el país una forma de hacer política basada en la farsa, donde el espectáculo se convierte en herramienta para construir legitimidad, conectar emocionalmente con el “pueblo” y perpetuar el control. Mientras tanto, se debilita la institucionalidad que sustenta la democracia y se atenta de manera constante contra las bases del desarrollo sostenible.
Ante el fortalecimiento de este espectáculo del descaro que parece avanzar sin frenos, nos atrevemos a plantear de nuevo: ¿Qué queremos para México? ¿Qué tipo de gobierno requerimos o preferimos? ¿Uno que distribuya subsidios improductivos —hasta que, inevitablemente, se agoten los recursos— o uno que impulse el desarrollo mediante la inversión productiva?
CONFIANZAS
Al anunciar esta semana que compraría el 25% de Banamex, el empresario Fernando Chico Pardo afirmó que lo hacía porque “confía en el gobierno de Claudia Sheinbaum”. ¿Qué ve el poderoso inversor en la administración populista del obradorato? ¿Qué lo motiva o qué beneficios obtendría a cambio de esa afirmación? ¿Lo mismo que Slim en tiempos de Salinas?
¿Qué bondades percibe en el gobierno de Yucatán el flamante “Consejo Promotor de Inversiones y Fortalecimiento Empresarial”, presentado esta semana con bombo y platillos? ¿Qué verá, que nosotros no percibimos, para prestarse a la farsa detrás de la promoción de Ermilo Barrera Novelo como precandidato del impune “clan de los moches” a la alcaldía de Mérida?
Mientras tanto, el régimen sigue privilegiando el asistencialismo clientelista como instrumento de control, en un espectáculo de promesas incumplidas que se convierte en un mecanismo para mantener contentos a algunos —al más puro estilo del más rancio autoritarismo priista— y someter a otros, al tiempo que se relega la inversión productiva y el desarrollo sostenible.
Frente a este escenario, la pregunta se impone de nuevo: ¿qué queremos para el país? Reiteramos que una ciudadanía vigilante y exigente puede romper el círculo vicioso del populismo del espectáculo. No se trata de rechazar toda política social, sino de exigir que los recursos se empleen con eficiencia, responsabilidad y, sobre todo, visión de futuro.— Mérida, Yucatán
direcciongeneral@grupomegamedia.mx / Apartado especial en el sitio web del Diario: yucatan.com.mx (https://bit.ly/4diiiFP)
(*) Director general de Grupo Megamedia
El mensaje central del texto es una crítica al populismo en México y Yucatán, especialmente al gobierno de Claudia Sheinbaum y sus políticas morenistas, enfocándose en tres ejes principales:
1) Asistencialismo clientelista versus desarrollo productivo: El texto denuncia que los recursos públicos se destinan prioritariamente a programas sociales que compran lealtades y aseguran continuidad política, mientras se descuida la inversión en infraestructura y desarrollo sostenible, con consecuencias negativas como apagones y déficit en salud.
2) Corrupción y manipulación política: Se subraya la colusión entre poder político, crimen organizado y corrupción (huachicoleo, impunidad de funcionarios), así como la manipulación de la información y la teatralización del poder para mantener control sobre la ciudadanía, privilegiando el espectáculo por encima de resultados concretos.
3) Responsabilidad ciudadana y cuestionamiento del modelo: La columna llama a la ciudadanía a reflexionar sobre qué tipo de gobierno desea, cuestionando la eficacia del populismo del espectáculo y defendiendo la necesidad de exigir transparencia, eficiencia en el uso de recursos y una visión de futuro orientada al desarrollo productivo y sostenible.
En síntesis, el texto advierte sobre los riesgos del populismo basado en la farsa, el asistencialismo y la corrupción, y plantea que la única manera de romper este ciclo es con vigilancia ciudadana activa y demanda de resultados concretos.
