Editorial

Hay muchos politólogos estudiando políticas públicas. Hay teoría, clasificaciones, lecciones y previsiones sobre las consecuencias que producen. Incluso hay quienes usan el calificativo de problemas endiablados, por ser multifactoriales, para etiquetar algunas de ellas.

Con el paso del tiempo me he hecho mis propias etiquetas, basado en la simple observación.

El derroche faraónico.— Dícese de programas de gobierno que gastan mucho dinero en cuestiones azarosas y sin futuro claro e, incluso, sin que haya problemas visibles para resolver. Eso sí, cambian la faz de la tierra, iluminan las conciencias y escriben páginas de oro con la firma de su autor.

El Tren Maya es un ejemplo de gasto millonario, de impactos negativos en varios órdenes y además, sin viabilidad económica. Eso sí. Pasamos a la historia.

Un derivado de este gasto es el Ie-Tram, un sistema de transporte de pasajeros que pasa desapercibido y casi opacado por los problemas del Va y Ven. Es también un sistema caro y relativamente inútil, puesto que si el Tren Maya llega y se va medio vacío, estos buses del siglo XXII también. Y ahí están para decirnos que la historia cambió. A un costo imperdonable y con consecuencias devastadoras aún de las arcas públicas. Pero tiene la firma del faraón.

El Cha, Cha, Cha.— El concepto se lo robé a Hannah Arendt, una filosofa que afirmaba: “la política no es una actividad necesaria, es accesoria y accidental, por lo que está en permanente disputa. Si fuera necesaria, sería la misma siempre y sus reglas serían firmes”.

Así pues, la política es un pasito pa’ adelante, dos para atrás. Los gobiernos anteriores en Mérida y Yucatán, parecieron trabajar para que esta región del país, tuviera la competitividad de Montreal en materia de ofertas culturales y artísticas con el uso de nuevas tecnologías.

Luz y sonido

Los “videomappings” o espectáculos de luz se pusieron de moda y formaron parte de la oferta de la ciudad.

Hoy se ve, que van para atrás. Dzibilchaltún tenía, a mi juicio, uno de los recorridos audiovisuales más atractivos y bien hechos que he visto, ahora ya está desaparecido.

La catedral de Mérida, por su lado, tenía el “videomapping” más barato e innovador del mundo y que, por alguna razón, ya no se proyecta. Así podemos decir de otras propuestas en el Cementerio de la ciudad, cuya tecnología quedó desagregada por ahí y La Peni, el primer parque inmersivo de América Latina. Un pasito para adelante, dos para atrás. Antes oía decir que Mérida y Yucatán debían tener ofertas culturales para aumentar sus visitantes. Una vez teniendo oferta lo que sigue es la promoción.

Si seguimos así, pronto tendremos promoción sin oferta.

El gana-pierde.— Programa de gobierno que hace fracasar uno anterior, para juzgar negativamente a su antecesor y montar un acierto sobre un supuesto error o descontento.

Lo que se oye sobre el Paseo de Montejo podría interpretarse así. La iniciativa del gobernador Vila en esta materia estuvo preñada de futuro y de conflicto. Significó muchos cambios viales a la vez y movió de su zona de confort a automovilistas, hoteleros, restauranteros y hasta usuarios de a pie. Generó muchos problemas, pero una cosa lo salva: la visión de futuro.

Con el tiempo

Esa zona está preparada para los cambios en la movilidad de las siguientes décadas, educa indirectamente y facilita el uso de la bicicleta. Eso no tiene retorno.

Sin embargo, parece que la primera intención es oscurecer esto, y revertir esas innovaciones para, entre otras cosas, destruir un avance del gobierno anterior y sanar algunos conflictos iniciales.

Las políticas públicas de saliva.— Esas son muy comunes y frecuentes. Son rollos, propaganda, noticias sin titular acompañadas de ningún recurso humano, económico o legal.

Cada vez veo más de estas políticas en el área cultural. Tenemos varios renacimientos y mejores bienestares sin ninguna repercusión en nada. Estas políticas ya amenazan con ser transexenales.

El mejoramiento que empeora.— Esta paradoja comienza a aparecer en el escenario de las decisiones político administrativas. Un programa que está bien hecho se potencia. Creo que el argumento aplica al Festival de las Ánimas del Ayuntamiento de Mérida. Comenzó en 2007 con un recorrido de altares, aumentó su repercusión en la gestión de Renan Barrera Concha que lo transformó de Paseo de las Ánimas a festival de una semana y el reciente superó las expectativas anteriores. Ya se veía venir.

Saturación

Seguir mejorando este programa es seguir saturando los espacios en los que se realiza hasta que deje de ser sostenible, cosa que ya está a punto de pasar.

Las mejorías siguientes deben ser para mitigar los impactos de sobrepoblación y no en añadir más atractivos. El carnaval en el Paseo de Montejo ya dijo todo en este rubro. Y acaba de renacer a costa de una tradición religiosa que se convirtió en película de James Bond.—Mérida, Yucatán

Iberlin@prodigy.net.mx

Antropólogo con maestría en industrias audiovisuales y doctorado en comunicación política

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