Está en chino. Algo debe estar mal en la geografía política, creo que el mapa está de cabeza.
He podido leer en las redes sociales argumentos de la derecha conservadora y de los morenistas, igual de absurdos y alejados de la realidad.
No daría un artículo, ni dos, ni tres, para explicar a profundidad algunos conceptos básicos como: socialismo, comunismo, socialdemocracia, perspectiva de género y feminismo, sobre los que he leído cosas aberrantes y que nada tienen que ver con su definición real y científica, esgrimidos por ambas partes.
Dichos conceptos han sido distorsionados y pervertidos sus contenidos por las dos derechas; la derecha populista que, disfrazada de izquierda, gobierna algunos países, y que, al caer en la corrupción y el autoritarismo, finalmente aleja a las mayorías de sus líderes y partidos. La derecha, abiertamente declarada como tal que, aprovechándose del desprestigio de esos gobiernos, logra que las mayorías relacionen problemáticas como la polarización social, violencia, bajo o nulo crecimiento económico y antidemocracia con los conceptos izquierda, socialismo e incluso con feminismo.
El resultado está a la vista, en Latinoamérica países gobernados por esta supuesta izquierda, pasan de un jalón, en una sola elección, democrática e inobjetable, de gobiernos populistas (que se dicen de izquierda) a los abiertamente derechosos que prometen crecimiento económico y paz social.
Como en el caso de Chile, donde la ultraderecha triunfó electoralmente. Por supuesto, estos gobiernos de ultraderecha terminarán también decepcionando a la población que votó por ella ya que ninguna de las dos derechas representa realmente los intereses de las mayorías y solo se andan peleando los negocios y los mismos viejos cuadros políticos se intercambian el poder.
Si acaso modifican sus narrativas, sin mover un ápice las estructuras económicas y políticas del sistema patriarcal capitalista.
Resultado, una aparente ley del péndulo, cuando en realidad son dos versiones de la derecha alternándose en el poder, sin que la estructura social cambie a fondo, ni los grandes monopolios vean afectados sus intereses ya que son ellos los que realmente mueven los hilos del poder.
Afectados
Como resultado, en los gobiernos de ambas derechas, los pequeños y medianos empresarios, las clases trabajadoras y clases medias resultan ser los más afectados por las políticas económicas y a quienes más se les castiga con las cargas fiscales. Mientras tanto, los grandes oligarcas duplican y hasta triplican sus ganancias como sucede actualmente en México.
A las pruebas me remito. Según reporte de la empresa de medios Forbes, durante los siete años del gobierno de Morena, Slim triplicó su fortuna llegando a la estratosférica cantidad de 100 mil millones de dólares gracias a contratos millonarios con el gobierno, entre ellos la construcción del tramo más redituable del Tren Maya.
La familia Larrea, asociada con la minería, que tanto daño ha hecho a los ecosistemas del país, logró la nada despreciable fortuna de 47.3 mil millones de dólares y les siguen, entre otros, los Salinas Pliego, los Bailleres, los Hank Rhon y demás, permitiendo que la concentración de la riqueza sea extremadamente alta.
En el Informe sobre la Desigualdad Global 2025 nos encontramos que el 70 por ciento del patrimonio nacional está en manos del 10 por ciento más rico.
Y por supuesto que con los gobiernos neoliberales anteriores no nos iba mejor, el problema es que en siete años de un supuesto gobierno de izquierda las cosas no han cambiado, los multimillonarios siguen aumentando sus fortunas obscenas, ¿y los pobres?
Este gobierno ha permitido cierto respiro a la población empobrecida gracias a la distribución de recursos monetarios y al aumento en los salarios mínimos, esto último es una medida correcta que aplaudo. Pero las estructuras económicas y de poder se mantienen más fuertes y vigentes que nunca, lo que explica el aumento de las fortunas y la concentración de la riqueza en unas cuantas familias privilegiadas ante la mirada impávida e indiferente de las grandes mayorías gracias a los programas clientelares.
Y todo esto es posible gracias al endeudamiento del país, a la falta de inversión del gobierno en servicios fundamentales y a las cargas fiscales impuestas a sectores medios.
¿Y la izquierda? ¿Existe?
Explico enseguida las causas de su casi extinción.
Los cambios en programas de estudio de las universidades donde antes se impartían materias sobre el contenido científico de muchos de los conceptos hoy distorsionados y mal comprendidos: Filosofía, Teorías del cambio social, Economía política, Corrientes antropológicas, entre otros. Sus facultades, hoy derechizadas y al servicio del mercado, están muy lejos de formar a verdaderos ciudadanos (as), ni de izquierda, ni derecha.
Otra es la persecución y represión a teólogos de la liberación, es decir, de los cristianos de base que aportaron con su ética y espiritualidad una visión del mundo más humana y que han sido incluso asesinados en sus propias iglesias. La persecución y atentados, por parte de los gobiernos neoliberales anteriores y por el actual, de líderes obreros-campesinos de izquierda que, con su trabajo, desinteresado y tenaz difundían una conciencia crítica revolucionaria.
La cooptación de algunos antiguos líderes de izquierda por parte del partido en el poder, que los sedujo con algunos puestos, medallas y reconocimientos, es otra de las causas, aunque cada día ya le son menos necesarios para mantener sus clientelas políticas.
Para nadie es un secreto, en Yucatán, quien realmente gobierna es un empresario enriquecido por sus jugosos negocios con los gobiernos anteriores y con el actual. También es verdad que quienes ocupan las posiciones más privilegiadas en este gobierno son los políticos (expriistas en su mayoría) que en anteriores sexenios se enriquecieron gracias a la corrupción. ¿Alguien se atreve a negarlo?
Estrategia
Entonces ¿cuál es la estrategia a seguir para quienes sostenemos que la verdadera izquierda debe retomar su misión histórica?
Iniciemos realizando una profunda reflexión autocrítica de los errores cometidos, me incluyo en esta tarea, retomemos las teorías y conceptos básicos que dan sustento a la izquierda, no para quedar atrapados en un rizo del tiempo, sectarios y aislados, sino para analizarlas bajo las nuevas realidades y, si es necesario, actualizarlas para hacerlas efectivas y atractivas a las nuevas generaciones.
No hay soluciones fáciles, pero por algo debemos comenzar, quizás reconociendo que ni ganamos las elecciones, ni gobernamos México, solo nos lo hicieron creer para que dejáramos de luchar, lo que en apariencia han logrado.— Mérida, Yucatán
Antropóloga por la Uady, con maestría en antropología social
