• El Niño Dios y las Sagradas Escrituras, en la Basílica de San Pedro de Ciudad del Vaticano
  • Arriba y a la derecha, el papa León XIV tras emitir su sermón Urbi et Orbi en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, ayer jueves 25. En la otra imagen, el pontífice junto a una imagen de la Virgen María
  • León dirigió la misa del día de Navidad desde el altar central bajo la balaustrada de la basílica de San Pedro, adornada con guirnaldas florales y racimos de poinsettias

CIUDAD DEL VATICANO (AP).— Durante su primer mensaje del día de Navidad, el papa León XIV instó a los fieles a abandonar la indiferencia ante aquellos que lo han perdido todo, como en Gaza, aquellos que están empobrecidos, como en Yemen, y los muchos migrantes que cruzan el mar Mediterráneo y el continente americano en busca de un futuro mejor.

El primer pontífice estadounidense se dirigió a unas 26,000 personas desde la logia con vista a la plaza de San Pedro para el tradicional mensaje papal “Urbi et Orbi” (A la ciudad y al mundo), que sirve como un resumen de las desgracias que enfrenta la humanidad.

Mientras la multitud se reunía bajo una pertinaz lluvia durante la misa papal dentro de la basílica de San Pedro, el aguacero había cesado para cuando León realizó un breve recorrido por la plaza en el papamóvil, y luego habló a la multitud desde la logia.

El pontífice revivió la tradición de ofrecer saludos navideños en múltiples idiomas, abandonada por su predecesor el papa Francisco. Recibió especialmente cálidos aplausos cuando hizo sus saludos en su inglés nativo y en español, el idioma de su país adoptivo, Perú, donde sirvió primero como misionero y luego como arzobispo. Alguien en la multitud gritó “¡Viva el papa!” antes de que se retirara a la basílica. León se quitó las gafas para un saludo final.

Durante el mensaje tradicional, el papa enfatizó que todos podrían contribuir a la paz actuando con humildad y responsabilidad.

“Si realmente entrara en el sufrimiento de los demás y se solidarizara con los débiles y oprimidos, entonces el mundo cambiaría”, dijo León.

Pidió “justicia, paz y estabilidad” en Líbano, los territorios palestinos, Israel y Siria, oraciones por “el pueblo atormentado de Ucrania”, y “paz y consuelo” para las víctimas de guerras, injusticias, estabilidad política, persecución religiosa y terrorismo, citando Sudán, Sudán del Sur, Mali, Burkina Faso y Congo.

También instó al diálogo para abordar “numerosos desafíos” en América Latina, la reconciliación en Birmania, la restauración de “la antigua amistad entre Tailandia y Camboya”, y asistencia para el sufrimiento de aquellos afectados por desastres naturales en el sur de Asia y Oceanía.

“Al hacerse hombre, Jesús asumió nuestra fragilidad, identificándose con cada uno de nosotros: con aquellos que no tienen nada y lo han perdido todo, como los habitantes de Gaza; con aquellos que son presa del hambre y la pobreza, como el pueblo yemení; con aquellos que huyen de su tierra natal para buscar un futuro en otro lugar, como los muchos refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo o atraviesan el continente americano”, indicó el Papa.

Recordó a aquellos que han perdido sus empleos o están buscando trabajo, especialmente a los jóvenes, trabajadores mal pagados y aquellos en prisión.

Más temprano, León dirigió la misa del día de Navidad desde el altar central bajo la balaustrada de la basílica de San Pedro.

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