Consuelo Zavala (1874-1956)

Educadora de gran relevancia, fue también activa promotora de los derechos de las mujeres y de su participación en la vida cultural, económica y social de la entidad. Organizó en 1916 el Primer Congreso Feminista y creó en 1922 la Liga Feminista de Yucatán. Desde joven fue maestra en el Instituto Literario, donde impartió gramática superior, retórica, etimologías, geografía e historia. Fundadora de la primera escuela privada laica para mujeres de Yucatán, que hoy lleva su nombre, murió a los 82 años de edad. Su cuerpo descansa en el mausoleo familiar del Cementerio General, a unos cuantos pasos del sitio donde fue fusilado Felipe Carrillo Puerto.
Efraín Calderón Lara (1949-1974)

El secuestro, tortura y asesinato del “Charras”, en la madrugada del 14 de febrero de 1974, sumió al gobierno de Carlos Loret de Mola en una de las mayores crisis políticas de las que se tenga memoria en Yucatán y desató en Mérida una agitación estudiantil pocas veces vista. El joven abogado, quien daba asesoría jurídica a trabajadores y promovía su organización sindical, fue “levantado” por órdenes del gobernador, quien años más tarde se exculpó diciendo que la consigna era sólo “retenerlo para apaciguarlo”, pero se les “pasó la mano” a los policías. “El Charras” descansa en una tumba modesta junto a lo que fue la oficina forense del Panteón Florido. En la piedra se lee: “¡No lloren por mí, luchen conmigo!”.
Carlos Iturralde (1926-2004)

Los restos del primer futbolista profesional yucateco en brillar en el máximo circuito, en el que vistió, entre otros, los uniformes de Chivas, América, Necaxa, Atlante y de la Selección Nacional, reposan en el mayor “mausoleo” de la ciudad: el estadio de fútbol que lleva su nombre, donde un nicho alberga sus cenizas. Otra sepultura quizá más imponente es el Monumento a la Patria, que acoge los restos de su autor, el escultor colombiano Rómulo Rozo, quien murió en Mérida en 1964. Y un tercer sepulcro monumental es el obelisco del céntrico parque de Santa Lucía, levantado en 1878 para depositar los restos del militar tizimileño Sebastián Molas (1819-1853), héroe de la Guerra de Castas y de la lucha de Yucatán contra el centralismo.
Carlos Torre Repetto (1999-1990)

El más grande jugador de ajedrez que ha dado México nació en Mérida el 23 de noviembre de 1995. Tuvo una carrera ajedrecística muy corta: con tan sólo 21 años de edad se retiró de los torneos internacionales, por lo que es imposible saber a dónde pudo haber llegado en circunstancias normales. Sin embargo, según expertos habría podido aspirar al cetro mundial. Muerto en esta ciudad a los 72 años, descansa en el Monumento a las Personas Ilustres del cementerio de Xoclán, a la sombra de un laurel. Tiene como únicos vecinos al escultor Enrique Gottdiener Soto y al actor Francisco Sobero “Tanicho”. Son los tres únicos inquilinos del mausoleo.
“Cholo” (1934-2010)

Integrante de una brillante dinastía familiar de cómicos, dramaturgos e histriones y dueño de un enorme carisma. Héctor Herrera Álvarez no sólo fue uno de nuestros actores más queridos, sino un promotor incansable del teatro regional yucateco. Escribió más de 100 obras satíricas, como “Cuna de perros”, “Mirando a tu mujer”, “Nada quincenal”. Caracterizó a personajes políticos, artistas, empresarios y gente común de la sociedad yucateca. Muerto el 4 de agosto de 2010, a los 75 años, pidió que sus cenizas fueran divididas en tres partes: dos fueron arrojadas al mar —desde el muelle de pescadores de Progreso y frente a su casa de Chelem— y la otra depositada en una cripta del templo de San Martín Caballero, en el fraccionamiento Yucalpetén.
Chan Cil (1849-1910)

Considerado el Padre de la Trova Yucateca, Cirilo Baqueiro Preve fue un personaje legendario del Yucatán de la segunda mitad del siglo XIX. Autor de innumerables obras musicales —de las que no se conservan todas— compuso en 1880, con versos de José Peón Contreras, la canción “Despedida”, la primera, según expertos, de la trova yucateca. Hermano menor del abogado, historiador y periodista Serapio Baqueiro Preve, Chan Cil (Cirilito) duerme el sueño eterno en una cripta del Monumento a los Creadores de la Canción Yucateca, hermoso recinto funerario ubicado en el Cementerio General en el que yacen las figuras cumbre de la música y la literatura yucatecas.

