Foto: Megamedia

In memoriam

A nombre de mi familia, mi mamá María Eli Collí Collí, de mi hermanito Édgar Naciaceno Cobá Collí, de mi cuñada Gabriela del Carmen Domínguez Chan y de un servidor, queremos agradecerles de todo corazón su apoyo y sus oraciones por mi papá don Bernabé Naciaceno Cobá Ek, quien retornó a la casa de Dios nuestro Padre.

Agradezo las muestras de cariño de muchas personas, como el arzobispo Gustavo Rodríguez Vega, el obispo auxiliar Pedro Mena Díaz, el arzobispo emérito Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, a mis hermanos sacerdotes y a todos mis familiares.

Si uno tuviera que elegir su día de muerte, escogería fechas especiales y significativas, pero nuestra fe nos dice que Dios nos va demostrando su amor y misericordia a través de los signos.

Dios quiso que mi papá regresará con Él en el Domingo Día del Señor, en la fiesta de Pentecostés.

Pero no solo eso, sino también de la mano de la Virgen María, día en que terminamos la presentación de flores en el mes dedicado a ella y en el aniversario de la coronación de la Virgen de Izamal.

Dios continúa mostrando su amor ya que a sus ocho días se celebra otra gran fiesta litúrgica la Santísima Trinidad.

Mi papá, junto con mi mamá, me transmitió y regaló algo muy hermoso: la fe. Aprendí de su ejemplo, de su testimonio, de su amor por Dios, tal vez ellos no se daban cuenta, pero siempre me lo enseñaron.

Cuando tenía los deseos de ingresar en el Seminario, no lo niego, tenía miedo que no me dejaran. Grata fue mi sorpresa que no solo me dejaron sino que en todo momento él estuvo conmigo. Por ejemplo, cada semana sin falta me llevaba mi ropa, en su inseparable bicicleta.

Pero Dios no solo se queda ahí, sino ayer, día en que terminamos su novenario por su alma, se celebró a Corpus Christi y la fiesta de San Bernabé Apóstol, patrono de la comunidad de Ixil, Yucatán, de donde es originario. Y ayer fue jueves, día en que oramos por todos los sacerdotes.

Mi papá siempre comulgaba, siempre participaba y de que seguro también intercederá no solo por mí (su hijo sacerdote) sino por todos los sacerdotes. Tuvo la dicha de conocer y convivir con varios de mis hermanos en el ministerio.

Con todos estos signos y señales, Dios me dice una cosa: que mi papá está conmigo desde el cielo.

Pero para entrar al cielo hay que morir. Jesús lo dijo: “si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, no tendrá vida; pero si cae y muere tendrá vida y dará mucho fruto”.

Muchas cosas podría compartirles de él: fue un gran papá no solo por su ejemplo, de grande descubro que nos dio todo y con amor, nunca nos faltó techo, comida, vestido y educación. Y todo por su esfuerzo y dedicación.

Fue alegre, amigable, conversador, atento, cariñoso, amoroso, trabajador, afectivo, sociable, hijo y esposo.

Y hoy, yo su hijo, le hago un gran homenaje: Fue un gran papá. A Dios solo le puedo decir, ¡gracias! ¡Gracias por habérmelo dado como papá!— Presbítero José Bernabé Cobá Collí

 

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