Con una superficie de 9,597 millones de kilómetros cuadrados y 1,411.750,000 habitantes, resulta complicado describir China, pero el doctor Luis Ramírez Carrillo logra dar una idea general del “Dragón de Oriente” en “Seis semanas en China”.
Publicado por el Ayuntamiento de Mérida con apoyo del Instituto Confucio, el libro fue presentado ayer al mediodía en el Centro Cultural “José Martí”, en el programa “Voz viva, lectura en boca de sus autores”.
El profesor investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) estuvo acompañado del director de Cultura municipal, Irving Berlín Villafaña, quien calificó la obra como un libro de crónicas de viaje y un conjunto de experiencias.
Agregó que, por su forma de escribir y mandar cartas, el autor parece más un poeta que un etnógrafo.
“De asombro, de maravilla, de espanto, de objetividades descritas con lujo de detalles y observaciones sagaces o premisas lógicas de Sherlock Holmes y agudezas de pensamiento que cruzan ideas, y, sobre todo, una gran voluntad de conocer al otro, al distinto, de convivir con él y después comunicarlo”, describió a la obra.
Reiteró que “Seis semanas en China” es una crónica encantadora y profunda de un viaje hacia lo desconocido, pese a que la globalización asegura que todos somos iguales.
En su turno, el doctor Ramírez Carrillo compartió que jamás pensó que después de cumplir 60 años se volvería sinólogo amateur, pues como antropólogo el trabajo de campo en China nunca se contó entre sus planes.
Recordó que su acercamiento a China comenzó a raíz de la firma del convenio entre la Uady y la Universidad de Sun Yat-Sen, que le permitió escribir el libro “México” para que los estudiantes asiáticos conocieran nuestro país.
Más adelante escribió “El dragón y la ceiba”, sobre las migraciones chinas a Yucatán desde el siglo XIX.
En “Seis semanas en China” narra lo que vivió y vio en el mes y medio que estuvo en el gigante asiático como parte de un proyecto en la Sun Yat-Sen.
Entre las cosas que el doctor Ramírez compartió con los asistentes a la presentación destacaron que durante su permanencia nunca vio a policías o militares vigilando las calles y que la seguridad en el país es tal que uno puede dejar su chamarra en un lugar y encontrarla tal como la dejó, en el mismo sitio, dos días después.
Añadió que los jóvenes están convencidos de estudiar para ganar más dinero. “Son alumnos altamente competitivos”, manifestó.
Indicó que las relaciones personales se mantienen en el ámbito privado, pues en el campus nunca vio juntas a parejas de enamorados.— IVÁN CANUL EK
