MÉRIDA.- El 12 de octubre es una fecha que muchos tienen presente, ya sea como día de asueto o como resultado del aprendizaje en las escuelas. Sin embargo, con el paso del tiempo el llamado “Día de la raza” se ha vuelto polémico, expone el arqueólogo Orlando Casares Contreras, investigador del Centro Yucatán del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De entrada, el académico explica que la idea de dejar de llamarle “Día de la raza” es algo difícil, ya que el término está muy arraigado en la mentalidad de la sociedad.
¿Por qué no se le debe llamar “Día de la raza”?
Sin embargo, destaca que denominarlo con ese nombre no es correcto, en el sentido que los seres humanos no tienen razas. “No somos perros ni gatos para decir que hay razas entre nosotros”.
Mencionar esto implica que en la humanidad existen razas y a su vez que se divide en ellas, explica el antropólogo con especialidad en arqueología.
Sin embargo, añade, este criterio aún es usado en muchos países como Estados Unidos, donde todavía hacen distinciones en varios segmentos de su población.
El entrevistado refiere que la diferencia que existe en la humanidad es la cultura, lo cual no implica que un grupo u otro sea superior o inferior, por lo que hablar de “raza” implícitamente sí lleva esa distinción.
¿Día de la hispanidad?
No obstante, señala que tampoco sería correcto decir “Día de la hispanidad”, ya que implica agradecer una intervención extranjera o una invasión, que se hizo por la vía de las armas.
El especialista del INAH explica que no se trata de negar el pasado ni mucho menos idealizar a un grupo, sino que debería ser una conmemoración y no una celebración del “Día de la raza”.
La conmemoración, indica, debería ser tal y como lo hacen con el genocidio judío en la Segunda Guerra Mundial, ya que al “celebrar” se entiende que es bien visto que un grupo humano invada, extermine o someta a otro.
¿Qué se celebra el 12 de octubre?
Esta fecha se ha vuelto polémica, por lo que en torno a ella ha surgido una serie de críticas que están fundamentadas desde el activismo y la academia.
Todas giran en torno a que no se puede celebrar algo que implicó y todavía contrae problemas como la desigualdad social, política y económica.
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Sobre todo, contrae problemas que son visibles y está presentes en cada ciudad porque continúan reproduciendo la imagen de un sistema colonizador.
El arqueólogo añade que el significado no ha cambiado del todo, ya que en muchas escuelas esto se continúa enseñando y “celebrando”, pero hay otras que ya lo ponen en crítica o dejan de hacerlo, se van creando contrapesos justos y necesarios.
Como todavía es parte de un discurso político y sobre todo económico, que justifica las desigualdades generadas desde esa fecha, es normal que exista resistencia, que denoten la idea del cambio, pero como parte de esos cambios ya se busca que se “conmemore” en lugar de celebrar, agrega.
Polémica del “Día de la raza”
Para Casares Contreras, los profesores que aún continúan enseñando en forma arcaica son aquellos que fueron educados repitiendo el mismo discurso sin un análisis profundo, crítico y fundamentado, y especialmente sin evidencias históricas.
Esto corresponde al atraso que muchas asignaturas todavía tienen y van arrastrando desde las políticas educativas de los años 70.
“El contrapeso viene de esas generaciones nuevas del magisterio que han asumido esta reflexión o forman parte de los grupos subalternos que no ven que exista nada que celebrar, pero sí una necesidad de conmemoración para aprender de los actos atroces que ocurrieron y dejaron este legado basado en la desigualdad”, apunta.
El arqueólogo expone que la celebración del “Día de la raza”, el colonialismo y su existencia se normalizan a tal grado por ello se evite pensar en alternativas.
¿Por qué se celebra el “Día de la raza”?
Tanto filósofos como académicos han hecho contribuciones que giran en torno a cómo el lenguaje es nuestra vía para conocer, para entender la realidad social e incluso realidades de otros tipos.
Seguir enunciado que es un “Día de la raza” y, peor aún, que debe celebrarse es perpetuar un discurso racista, y sobra decir que quien lo promueve también promueve el racismo.
Justo es parte de lo que se enuncia como colonialismo: ese deseo de ser, verse y sentirse como el otro, lo ajeno y no valorar lo propio.
En la ciencia social ya se ha escrito muchísimo sobre el tema, por lo que respaldo académico hay y mucho, agrega.— Ilse Noh Canché