Se avecina la cena de Navidad, de año nuevo y muchos momentos para pasar con nuestros seres queridos y claro que vamos a gozarlos, pero todos sabemos que también podríamos vivir instantes de gran tensión, por eso te damos 6 consejos para disfrutarlas en familia y no morir en el intento.
La cena de Navidad es la ocasión perfecta para reencontrarnos con familiares tan esperados y amados, pero otros no tanto, admitámoslo.

A veces no resulta fácil reconocerlo ante otras personas, pero lo confirma el psicólogo Leonard Felder, quien mediante un estudio descubrió que “el 75% de personas tiene al menos un miembro de la familia que los pone nerviosos porque no le resulta agradable”.
Tú conoces a tu clan y sabes quién hará un comentario descuidado apenas atravieses el umbral de la puerta, lo que podría estimularte a comer o beber demás en la cena de Navidad y terminar llorando de postre.
Consejos para disfrutar la cena de Navidad en familia y no morir en el intento
De hecho, si no hay momentos ríspidos no la llames cena de Navidad.
Y es que llega la época más esperada del año, pues al margen de la religión que cada cual profese, en estas fechas muchos disfrutan vacaciones, viajes, reciben aguinaldo y ocurren variados festejos que son razones más que suficientes para esperar con ansias el fin de año.

El espíritu navideño se siente en todas partes, se respira fraternidad que nos recuerdan a cada paso los ornamentos propios del periodo decembrino. Es posible ver viviendas con tanta iluminación que podrían ser visibles desde la estación espacial.
Ha llegado la hora de dejar atrás la previa frugalidad que adoptamos para recibir espigados esta temporada, pues no sólo es la cena de Nochebuena, sino con la excusa de posadas se atraviesan otras comilonas, con postres hipercalóricos y bebidas burbujeantes, que son la mezcla perfecta para que la cuesta de enero, en vez de subirla, la bajemos rodando.
Festín pantagruélico

Los atracones, a los que resultará imposible sucumbir, se enmarcan en el puente Guadalupe-Reyes que, en casos extremos, podría prolongarse hasta el Día de la Virgen de la Candelaria, pasando por el Día del Señor de Esquipulas; que si de comer se trata, cualquier santo es buen pretexto para hacer un puente tipo Dnyang-Kunshan.
Y ¡claro!, destaca la tradicional cena de Nochebuena, que es el centro neurálgico de tantas celebraciones.
Esos amados —y agobiantes, en ciertos casos— encuentros familiares en los que, como canta Mecano, “hacemos el balance de lo bueno y malo”.

Glorias y desdenes
A mí me encantan estas fechas, en las cuales es inevitable que, en la cena de Navidad o previa reunión con parientes que casi no frecuentamos, nos pongamos al día en glorias y desdenes, pues como dice Marco Antonio Solís en la estrofa de alguna de sus canciones, otro año ya se ha ido, ¡cuántas cosas ha pasado!, algo hemos aprendido y algo hemos olvidado.
…O que quisiéramos olvidar, como pequeños roces de antaño que podrían venir a cuento y resultar estresantes.
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A lo largo de todo un año vivimos situaciones maravillosas y gratificantes para rememorar; no obstante, en medio del alborozo y los regalos, también tomamos parte en el chismorreo trivial o respecto a nuestras metas para el próximo año.

En mi caso, mi propósito de 2026 es cumplir los de 2025, pero en virtud de que siguen siendo los mismos de hace cinco años creo que ya prescribieron.
La cena de Navidad está salpicada, a partes iguales, de fraternidad, bromas y alguno que otro comentario ácido que, a manera de chanza, nos recuerda que hemos ganado unos kilos de más, lucimos escuálidos o que por enésima ocasión asistimos sin pareja.
¿Por qué discutimos en la cena de Navidad en familia?
Los psicólogos señalan que los diferendos pueden ser por “alérgenos sociales”, es decir, nimiedades, o más puntualmente:
“Cosas pequeñas que al principio no provocan una gran reacción, pero que pueden desencadenar explosiones emocionales con una exposición repetida”.
Esto lo explican Joe Palca y Flora Lichtman en el libro The Science of What Bugs Us o La ciencia de lo que nos molesta.
Puede ser algo tan simple como ese familiar que año tras año cuenta una anécdota que, a fuerza de repetición, ya no resulta divertida hasta que alguien explota y ¡se arma la de Dios es padre!

Aunque también transcurren cuestionamientos que sobran sobre por qué no tenemos novio.
Si ya somos casados, dirán que es momento de tener un hijo; si ya tenemos un hijo, que vamos lentos para el segundo —a quienes te hagan estos comentarios, incluso en bodas, bien podrías responderles que, cuando coinciden en un funeral, tú no les dices que también se están tardando para dar ese paso.
Bueno, no, es mejor atender el punto cinco de los 6 consejos para disfrutar en familia y no morir en el intento que encontrarás más adelante.
Sabemos que no hay fiestas perfectas, pero sí el genuino deseo y la disposición personal de hacer que los momentos compartidos en familia sean gratificantes.
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Así que ante las inminentes cena de Navidad, año nuevo y demás festividades decembrinas, debemos hacer nuestra parte para evitar fricciones y momentos incómodos, por eso te damos 6 consejos para disfrutar la Cena de Navidad en familia y no morir en el intento.

Recuerda que Macaulay Culkin sobrevivió, con ocho años de edad, a una adversa Navidad en Mi pobre angelito, las siguientes recomendaciones pueden ayudarte a lograrlo.
Cena de Navidad: 6 consejos para disfrutarla en familia y no morir en el intento
Las largas horas en la mesa durante la cena de Navidad pueden ser muy agradables por los reencuentros, pero también podrían resultar tensos. Leonard Felder, un psicólogo de Los Ángeles, descubrió que al menos tres cuartas partes de nosotros tenemos un miembro de la familia que nos molesta.
1. No hables de política, fútbol ni religión, es difícil que personalidades variopintas coincidan y sólo puede tornar un clima áspero.
2. Ten presente que son fechas para dar recuerdos hermosos a los más pequeños, así que además de pastorearlos para que no incendien la casa, entre tanto jolgorio, también seamos cariñosos con ellos, que, a fin de cuentas, son los que gozan la cena de Navidad con más ilusión.

3. No abordar, por ningún motivo, temas de dinero ni herencias, porque corres el riesgo de recrear la pasión de Cristo y tú serías la/el protagonista. Declara la tregua y evita cualquier tema que pueda derivar en confrontación.
4. Asiste acompañada/o. Sí, aunque el/la susodicho/a no sea tu pareja sembrarás la duda de una posible relación con esa persona y les distraerás, atemperando los ataques por ese frente.
Concéntrate en lo positivo, ¡y disfruta!
5. La cena de Navidad puede resultar de película, pero porque debes esquivar indirectas tipo Neo en Matrix. Ya, en serio, ignora los comentarios socarrones, es mejor concentrarse en lo divertido y restar importancia a lo que no edifica.

6. Si no funciona ninguna de las anteriores para evitar embestidas, tu último recurso es imitar a los peces en el río que beben y beben y vuelven a beber, así nada te turbará, pues si no les disuades tampoco te importará. No, claro que no, durante la cena de Navidad lo mejor es moderarse, pues el alcohol podría jugar en contra al dar respuesta más desinhibido y arrepentirte después.
No te inquietes por la cena de Navidad y los reencuentros familiares, a fin de cuentas, tampoco es difícil sacudirnos el Grinch que amenaza con invadir nuestro ánimo, así que ¡disfruta tu cena!
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