MÉRIDA, Yucatán.— Desde las primeras horas de este viernes 1 de noviembre, los panteones General y Florido se llenaron de vida y color, como un homenaje a los seres queridos que han partido.
Desde las 6 de la mañana, los floristas ofrecen gran variedad de arreglos para quienes llegan de visitar al lugar. “Nos preparamos bien temprano para alistar los arreglos y darle retoques a los ramos. Ha venido gente y hemos tenido buena venta este día”, comentó una locataria, reflejando la intensa actividad comercial que caracteriza esta fecha.
Gran afluencia de visitantes
El ambiente en el panteón no solo se notaba por la venta de flores, sino también por la afluencia de visitantes que llegaban a rendir homenaje a sus seres queridos.
Teresa Aguilar Batún, residente de la colonia Miraflores, compartió sus sentimientos mientras recordaba la tradición familiar de visitar las tumbas. “Es importante recordar a nuestros seres queridos para que vean que estamos pendientes. Mis padres me inculcaron venir aquí. Aunque los extraño, sé que están conmigo”.
Entre los visitantes, la familia de Verónica Pantoja Salazar se sentó en un rincón, reflexionando sobre los momentos pasados. “Nunca se van, sus recuerdos y enseñanzas siempre están con nosotros”, dijo Verónica, enfatizando la tristeza de quienes han olvidado estas tradiciones. “Es doloroso ver tumbas solas; parece que se ha perdido la conexión con aquellos que amamos”.
La presencia de turistas también era evidente, atraídos por la arquitectura y el diseño del panteón.
Mal estado general del panteón
Sin embargo, no todo era armonía; algunos visitantes expresaron su descontento con el estado de mantenimiento del lugar. “Se robaron la rejilla y una virgen que tenía la tumba de nuestro familiar; es molesto”, expresó una familia que venía a dejar flores. Este tipo de situaciones resalta un problema creciente en el cuidado de las tumbas, donde la seguridad y el respeto por la memoria de los fallecidos se ven comprometidos.
Tumbas reforzadas
Mientras caminaban entre las tumbas, los visitantes notaron algunas tumbas reforzadas con láminas y púas, una medida extrema para proteger el lugar de los que yacen allí. “Parece chiste, pero no lo es. Es triste que alguien tenga que llegar a esto para proteger la tumba de su familiar”, comentaron algunos observadores, reflejando la incomprensión ante la necesidad de tales medidas.
Una pareja reflexionó sobre la responsabilidad de mantener las tumbas. “Es como tu casa. No puedes pasarles el olvido a otros. Venimos lo más que podemos para limpiar y asegurarnos de que todo esté en orden. Es nuestra responsabilidad”, señalaron, reiterando la importancia de no olvidar a aquellos que han partido.
Desafío emocional
La visita al panteón también es un desafío emocional para muchos. R.V.P., quien no había visitado a su ser querido en varios años, compartió su lucha interna. “Sinceramente, no quería venir. Aún me duele esta pérdida, pero decidí venir y me siento terrible al ver las condiciones en que he dejado la tumba”, admitió, reflejando el dolor de la ausencia y el arrepentimiento por no haber estado presente.
Herendira Angulo Piña, por otro lado, llegó a hablar con su madre, a quien nunca conoció. “Siempre le hablo, siento que aún me cuida. Es bonito recordar y no olvidar”, dijo entre lágrimas, mostrando cómo el acto de recordar puede ofrecer consuelo y conexión con quienes han partido.
“Guardianes de las tumbas”
El papel de los “guardianes de las tumbas” también es fundamental en esta fecha. Estas personas son contratadas para mantener las tumbas, a menudo por familiares que rara vez las visitan. “Soy la guardiana de los olvidados. Cambio flores, limpio y platico con ellos”, compartió una de estas cuidadoras, destacando su papel en la conservación de la memoria de aquellos que han sido olvidados.
La jornada del 1 de noviembre culminó en una mezcla de emociones: llantos, risas, enojos y reflexiones sobre lo que significa ser recordados.
“¿Qué será de nosotros cuando partamos de aquí?”, se preguntaron algunos, dejando flotando en el aire la eterna interrogante sobre la memoria y el legado que dejamos atrás.
En este día de muertos, el panteón no solo es un lugar de descanso, sino un espacio donde la vida y la memoria se entrelazan en un homenaje noble a los que han partido.
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