En México, cada año cientos de personas pierden una pierna debido a complicaciones de la diabetes. En Yucatán, las complicaciones en los pies de los pacientes constituyen la primera causa de amputación no relacionada con accidentes.
No hay datos precisos del porcentaje de personas que llegan a desarrollar pie diabético, pero en Nuevo León, por ejemplo, se registran alrededor de 300 amputaciones anuales, una cifra alarmante si se considera que, según el doctor Mario Alejandro Fabiani, director del Centro de Medicina Vascular de TecSalud, el 95% de esos casos se podrían evitar con una cirugía de revascularización.
“La diabetes es una enfermedad multiforme que afecta a muchos órganos”, explica el especialista en entrevista con el Diario. “En el caso del pie diabético, los pacientes tienen lesiones en los pies que, en su mayoría, responden a arterias tapadas (…) Muchas veces lesiones severas pueden pasar desapercibidas porque al paciente no le duele”.
El problema, dice el doctor, es que las amputaciones no solo suponen la pérdida de un miembro, sino que aumentan el riesgo de muerte. “Al menos un 30% o 40% de pacientes que se amputan una pierna mueren dentro del primer año”, advierte. “En el segundo año, al 70% ya les habían amputado la segunda pierna”.
Este panorama, que podría evitarse con una intervención quirúrgica oportuna, está marcado por la desigualdad. “Hace 15 años salió un trabajo que mostraba la incidencia de amputación según el código postal. En las colonias más pobres los pacientes se amputaban 10 veces más que en las colonias ricas. Y eso sucedía en Los Ángeles”, revela el médico.
En México, una estadística similar indica que los pacientes atendidos por médicos de farmacia se amputan cinco veces más que los que acuden a hospitales. “No es que el médico de farmacia sea malo. El problema es que esos pacientes no tienen ningún sistema de protección de salud”, aclara el doctor Fabiani.
Colaboración sanitaria
Ante este escenario, TecSalud impulsa el programa Salvando Pasos, en colaboración con la Fundación TecSalud y Boston Scientific, con el objetivo de evitar amputaciones mediante cirugías de revascularización, evaluaciones médicas y apoyo económico. Sin embargo, los recursos son limitados. “Nuestro alcance no supera los 10 o 15 pacientes por año”, reconoce el especialista.
El doctor recuerda un estudio comparativo entre pacientes amputados en hospitales públicos y pacientes revascularizados en el Hospital Zambrano Hellion: “Después de un año, en el grupo amputado había 36 muertos, mientras que en el grupo revascularizado solo tres. Además, los pacientes amputados gastaron 10 veces más dinero en ese año”.
El impacto económico es profundo. Una persona amputada pasa a ser discapacitada, requiere cuidados constantes y alguien de la familia probablemente deje de trabajar para atenderla. “Deja de producir, deja de pagar impuestos”, advierte el médico.
La campaña busca sumar apoyos individuales y colectivos. “Todos podemos contribuir. Una vez hicimos una campaña para que la gente donara lo equivalente a un café. Entre varias personas podríamos estar salvando una amputación”.
Salvando Pasos no tiene restricciones geográficas. Pacientes de todo el país pueden acercarse, aunque el proceso incluye una evaluación socioeconómica para asegurar que los apoyos lleguen a quienes más los necesitan.
“La idea es generar conciencia en la sociedad y dejar de normalizar la amputación como destino inevitable. Y sí, revascularizar es más caro, pero cuando ves la diferencia de dinero esos pacientes que se amputaron gastaron durante ese año 10 veces más dinero que los que se revascularizaron. O sea, que al cabo de un año la amputación fue diez veces más cara que la revascularización”.
Más información y donativos a www.salvandopasos.com.