¿Cómo llega un joven ingeniero civil y músico empírico de Yucatán a la penúltima etapa de un concurso nacional de canto por la paz? Para Roger Gregorio Quiñones Esparza, el camino comenzó en la adolescencia, cuando estudiaba el bachillerato en Tihosuco, uno de los bastiones de los mayas rebeldes en el siglo XIX y donde bebió del ejemplo de uno de sus profesores que escribía poemas sobre el pueblo originario.



Ahora, Roger está en la antesala de convertirse en uno de los finalistas de “México canta por la paz y contra las adicciones”. Lo será si el próximo domingo 21 resulta ganador en Oaxaca de la eliminatoria de la zona sur.
El tema con el que se inscribió, “La voz del gran pueblo”, surgió como una exhortación a la población originaria a que estudie y se prepare, esto es, “las nuevas formas de lucha del maya”, explica al Diario.
Quiñones, de 30 años y empleado de Fonatur, es la única persona registrada por Yucatán que queda en esta fase del certamen. Entre los primeros 365 clasificados de todo el país hubo otros tres concursantes del Estado (Alondra Joana Centeno Gutiérrez, de Valladolid, al igual que Roger; Guilmer Alejandro Puc Medrano, de Hoctún, y Miguel Ángel Peraza Castillo, de Mérida). En la semifinal sur, Roger Quiñones se enfrentará con solistas y grupos de Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Hidalgo y Guanajuato.
En la eliminatoria solo cantará “La voz del gran pueblo”, pues, aunque es también autor de la música, ésta la interpretará un grupo de ejecutantes. “O sea, alguien va a tocar mi música… Esto es una locura, ¿no?”, admite. “Hemos tenido asesorías de ‘México canta’ y hemos construido una nueva versión que está increíble”.
La compuso hace unos 15 años y desde entonces la ha tocado en diferentes espacios, algo que, indica, seguirá haciendo “porque representa la lucha de hoy de los jóvenes”.
Roger decidió inscribirla a “México canta” al descubrir la convocatoria en las redes sociales de la presidenta Claudia Sheinbaum y porque ya “tenía unas cancioncillas que siempre han hablado de estos temas”.
El origen de “La voz del gran pueblo” data de sus años de estudiante de bachillerato en Tihosuco, Quintana Roo, “que es cuna, junto con Tepich y áreas colindantes, de la rebelión maya, lo que conocemos como la Guerra de Castas”, recuerda.
Inspiración
Roger reconoce en su padre Gregorio Quiñones Perera y el maestro Antonio Ramírez Salinas (que en paz descanse), quien escribía poesía con “alusiones a la independencia maya”, la inspiración para escribir la canción y, así, motivar a “la etnia maya a salir, estudiar, prepararse, luchar”.
“La música es de una guitarra con varios acordes disminuidos, enfatizados. A veces no sé de dónde salen las ideas, pero salió la voz… pues es que, claro, salió de la voz del gran pueblo. Así se llama esta canción, por el sentimiento de haberla escrito”.
Unos años después, cuando Quiñones estudiaba en el Instituto Tecnológico de Valladolid (hoy Tecnológico Nacional de México, campus Valladolid), participó en actividades de acercamiento a comunidades mayas. “Veníamos la gran mayoría (de los alumnos) de pueblos originarios, al menos el 80% hablábamos maya, todos teníamos el sentimiento de salir adelante y vimos la posibilidad de que la escuela conectara con los pueblos originarios”, relata.
“Fuimos a hacer intervenciones, pláticas con grandes equipos”, entre ellas las convocadas por Juventud Activa en Comunidad, a cargo de Carlos Alberto Vázquez Moguel. Imágenes de esta labor se usaron para grabar un vídeo con el fondo musical de “La voz del gran pueblo”, en el que “queríamos que se viera la realidad de nuestros pueblos y lo que nosotros hacíamos y que eso inspirara”.
Este material fue el que inscribió en el concurso de canto nacional.
Más de una década ha pasado desde entonces. Por esa razón, cuando Roger Quiñones recibió el correo electrónico que le informaba que era uno de los 365 clasificados de “México canta” pensó para sí mismo: “¿Te acuerdas que en algún momento esto sucedió? Fíjate hasta cuándo empezó a hacer ruido…”.
Su pase a la semifinal lo supo por una llamada por teléfono. “Cuando me di cuenta, pum, estaba ya en un grupo de semifinalistas y dije: guau, o sea, esto ya pasó a otro nivel”.
No ha sido problema compaginar su empleo con las obligaciones del certamen porque tiene el respaldo de sus compañeros de trabajo y su familia. En la actualidad en Acapulco, integra un equipo liderado por Mario Mendoza, y “ellos han sido una fortaleza” y lo han apoyado “para cumplir con todas y cada una de las encomiendas”.
Ya sea que llegue o no a la final del concurso, Roger se siente un triunfador. “Yo ya gané. Vamos a demostrar lo mejor que tiene Yucatán, vamos a enamorar al público para que se enamore de la cultura que represento y voltee a ver todos esos proyectos que por alguna razón no respondieron a la convocatoria (del certamen), pero que son increíbles y que seguramente lo habrían hecho mejor que yo”.
“La sociedad mexicana va a voltear a ver a Yucatán y buscar a personas que tienen amor al arte y lo relacionan con nuestras raíces. Entonces, ahí ya gané. No me imagino otro escenario, porque con esto tengo toda la satisfacción del mundo”.— Valentina Boeta Madera
De un vistazo
Semifinal sur
Se transmitirá el próximo domingo 21 a las 7 p.m. desde Oaxaca por medios públicos y redes sociales.
En grupo
En Valladolid, Roger Gregorio Quiñones Esparza fue bajista del grupo Armonía, de Chewo Osorio.
Familia
Es hijo de los señores Gregorio Quiñones Perera y Marina Esparza González, y hermano de Abraham Quiñones Esparza y Justo Gregorio, Diego y Aarón Quiñones Sánchez. Está casado con Shannon Herrera Romero y es padre de “dos niñas hermosas”, de 6 y 11 años, “que son mi motor, mi vida”.
Formación
Estudió en la primaria “Niños Héroes” y la Secundaria Técnica número 15, ambas de Chetumal; el Colegio de Bachilleres de Tihosuco y el Instituto Tecnológico de Valladolid.
