GINEBRA (EFE).— Jon Kabat-Zinn, considerado el padre de la meditación de atención plena, popularizada como “mindfulness”, sostiene que los algoritmos son comparables a un “veneno” para la conciencia humana y recomienda que los padres presten atención a lo que causan en sus hijos.
“Los algoritmos que impulsan las redes sociales son tóxicos, son como un veneno”, afirma el doctor en biología molecular e investigador, quien en 1979 creó en la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos) un programa basado en la meditación (de raíz budista, pero presentada de forma laica y científica) para la reducción del estrés en el ámbito de la medicina y la psicología clínica.
Desde entonces, más de cuatro décadas de investigaciones han demostrado el impacto positivo de la meditación de atención plena en afecciones médicas somáticas como psíquicas, así como en la gestión del dolor, lo que llevó a hospitales, universidades y sistemas de salud en el mundo a adoptarla.
En el período actual —de cambios ultrarrápidos, de crisis que se suceden unas a otras y de confusión general—, el investigador aconseja a los padres: “Controlen el uso que sus hijos hacen de sus teléfonos para que puedan hacer ciertas cosas como comunicarse con amigos, pero que haya otras cosas que no puedan hacer”.
Esta recomendación tiene una relevancia particular en momentos en que gran parte del mundo entrará en período vacacional por las festividades de fin de año, en el que niños y jóvenes estudiantes tendrán más tiempo a su disposición.
Como en la escuela
El fundador del “mindfulness” sugiere hacer en casa lo mismo que ya se hace en miles de aulas en todo el mundo y que consiste en guardar los teléfonos o dejarlos bajo llave y tomarse unos minutos para mirarse a sí mismos y sentir el momento presente.
Recuerda que el teléfono celular es un invento muy reciente que en poco tiempo ha cambiado incluso la postura de las personas.
“Ahora todo el mundo va por ahí así”, dice encorvando la espalda al imitar la postura que se suele adoptar cuando se mira la pantalla.
Sin embargo, asegura que es posible ser consciente de las veces en que uno tiene el pensamiento y luego el reflejo de consultar su teléfono que, afirma, es una acción que puede repetirse hasta 250 ocasiones al día, una cifra que da vértigo.
En Ginebra, Kabat-Zinn ofreció una charla al personal de derechos humanos de la ONU centrada en mostrar cómo la conciencia interior puede ayudarles a mejorar su eficiencia y resiliencia, además de una conferencia en la Universidad de Ginebra, auspiciada por el principal centro hospitalario de la ciudad.
En este último, la Unidad del Humor y la Ansiedad, que forma parte del Departamento de Psiquiatría, tiene desde hace una década un programa de meditación basado en el método de Kabat-Zinn.
Su público son pacientes con un espectro muy amplio de trastornos y patologías, como depresión, bipolaridad, la fibromialgia, afecciones cardíacas, migrañas, hipertensión, problemas dermatológicos y más.
La unidad médica ha abierto paralelamente otro programa dirigido a adolescentes (de 10 a 25 años), a padres de niños hospitalizados, y cuenta con talleres regulares para su personal.
Al igual que a finales de la década de 1960 se creía absurdo que la meditación pudiera ser incorporada a la medicina y luego la evidencia científica demostró los beneficios objetivos en la salud, Kabat-Zinn cree en su impacto positivo en el trabajo de organizaciones como la ONU y los gobiernos.
Al respecto remata con una reflexión sobre su propio país: “¿Sabes?, (Donald) Trump no es el punto final de lo que está pasando en Estados Unidos, que quizás pase por una época aún más oscura que la actual, pero ni siquiera la oscuridad total es permanente”.
“Habrá ciclos de luz y oscuridad, y tenemos que entenderlo (…) y eso es la meditación. Cuando me siento dejo de hacer todo y simplemente me dejo llevar a lo que verdaderamente soy”, dice.
