CIUDAD DE MÉXICO (EFE).— Con un mensaje de esperanza, el próximo jueves 25 se estrenará la película “La celda de los milagros”, dirigida por Ana Lorena Pérez, que cuenta la historia de superación de un hombre con discapacidad neurológica y condenado por un crimen que no cometió.
“Terminé llorando cuando lo leí (el guion), me conmovió hasta las lágrimas y, al mismo tiempo, sabía que iba a ser un reto. Es un personaje difícil, complejo, con muchas capas y con una línea delgada donde puede salir todo mal”, explicó Omar Chaparro, protagonista de la cinta.
Aseguró que se “parece mucho” a “Forrest Gump” (1994) y “La vida es bella” (1997), sus dos películas favoritas, y animó a los espectadores a que acudan a las salas para ver una cinta “muy bien construida y con una visión muy profunda”.
De hecho, cuando rodaba las escenas en la cárcel “ni siquiera tuve que actuar” gracias al trabajo de los más de 70 extras, muchos de los cuales tenían un pasado carcelario. “Se tomaban muy en serio su papel. Cuando la directora decía: ‘Grítenle a Héctor’, la gente nada más me gritaba, me escupía y me tocaba”, reveló el actor, nacido en Chihuahua.
Para construir el personaje de Héctor, padre de una niña de cinco años y que acaba en prisión en forma injusta, Chaparro acudió a una escuela para “observar cómo se mueven y piensan los niños”, ya que él encarna a un adulto con una discapacidad que le hace comportarse como menor.
Aunque no es el tema central de la historia, también se aborda la cuestión migratoria desde una perspectiva diferente: la “problemática” que sufren los inmigrantes en México y otros países latinoamericanos, de la que “rara vez hablamos”.
A pesar de la crudeza de la trama, aseguró que el filme, rodado a caballo entre Colombia y México, tiene un final feliz y esperanzador.
“Ahorita que hacemos el recuento de lo que hicimos bien, lo que hicimos mal, esta película nos confronta un poco y nos obliga a vernos en Héctor, a tratar de poner una pausa, a no correr tanto”.
En su opinión, “la cereza del pastel” lo pone Mariana Calderón, de cinco años y quien hace de su hija en la película: “Esa naturalidad, esa vulnerabilidad, esa espontaneidad, es un regalo”.
