Por Carlos F. Cámara Gutiérrez
¿Sabías que los villancicos son más que simples canciones? Son cánticos que narran y celebran con alegría desbordante el nacimiento del Niño Jesús.
Con letras sinceras y melodías que se quedan grabadas en el alma, estos villancicos nos enseñan la historia sagrada que va desde la anunciación a María, pasando por la búsqueda de posada y la adoración de los pastores, hasta la mágica llegada de los Reyes Magos.
Cada nota es un eco de alegría que prepara nuestros corazones para la Navidad, llenándonos de amor y esperanza.
Historia de los villancicos navideños
Aunque su origen se remonta al término castellano “villano”, que hace referencia a la gente del pueblo, los villancicos comenzaron como canciones populares en España, utilizadas para compartir noticias entre las aldeas.
En los siglos XV y XVI, la Iglesia católica los adoptó, transformándolos en valiosas herramientas para difundir la historia del nacimiento del Hijo de Dios.
Tras la llegada de los españoles a América y, en particular, a la península de Yucatán, los frailes franciscanos encontraron en estas composiciones un medio poderoso para enseñar a las comunidades, sobre todo a los pueblos indígenas, la conmovedora narrativa del nacimiento del Salvador.
Hoy en día, los villancicos son un símbolo de tradición y fe, inseparables de celebraciones como las posadas, que traen a la vida cotidiana la historia de la peregrinación de María y José.
Estos cantos se han convertido en expresiones de alegría, esperanza y gratitud por el nacimiento del Niño Jesús, transmitiendo un mensaje claro: el amor eterno de Dios por la humanidad.
Tradición que perdura
El pasado martes 16, el Seminario Conciliar de Yucatán celebró la XXXVI edición de su Concurso de Villancicos, donde participaron nueve coros.
Entre ellos, destacaron tres de localidades del interior del estado: El Divino Niño, de la parroquia de San Francisco de Asís de Conkal, Cristo Joven de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Peto, y El Señor de las Ampollas de Kinchil.
Es probable que las agrupaciones musicales que representan a Conkal, Peto y Kinchil no sean conscientes de que sus templos albergan tres de las “100 joyas del arte sacro de la península de Yucatán”, reconocidas en un libro que acompaña el proyecto multiplataforma que destaca, entre otros, el convento de San Francisco de Conkal, los magníficos retablos, principal y lateral, dedicados a las vírgenes de la Asunción y de la Estrella, respectivamente, en la iglesia de Peto; y a la hermosa escultura del Cristo de Amor que adorna el templo de Kinchil.
Además, el doctor Cuauhtémoc Fernando Garcés Fierros, destacado restaurador y experto en arte sacro, señala que en los retablos de las iglesias de Tabi y Oxkutzcab se hallan altorrelieves que recrean con precisión el nacimiento del Niño Jesús.
Este evento, que representa la Encarnación —Dios hecho carne— simboliza el amor divino, la luz que disipa la oscuridad y la esperanza para la humanidad.
El valor de la Encarnación
San Francisco de Asís, santo italiano del siglo XII, conocido por su renuncia a los bienes materiales, su amor por la naturaleza y los animales, y fundador de la Orden de los Frailes Menores o franciscanos, afirma en sus escritos que al crear el primer belén (nacimiento), buscó escenificar la humildad y austeridad de Jesús, convirtiendo el evento en una experiencia tangible y devocional para la fe.
De hecho, el “Pobre de Asís” presenta el primer belén viviente en la Nochebuena de 1223 en una cueva cerca de Greccio, Italia.
Para Juan, uno de los 12 apóstoles de Cristo y autor del Evangelio que lleva su nombre, al referirse al nacimiento del Niño Dios, destaca la profundidad sobrenatural, enfatizando que “el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”.
En tiempos más contemporáneos, el teólogo Joseph Ratzinger, convertido en el papa Benedicto XVI y fallecido el 31 de diciembre de 2022, subraya en su obra “La infancia de Jesús” que la conexión inseparable entre la creación, la encarnación y la redención (la cruz) ve el nacimiento como un acto que vincula todo el plan divino.
“Quien canta, reza dos veces“
El recordado papa Francisco, quien partió a la Casa del Padre el 21 de abril de 2025, en su Carta Apostólica “Admirabile Signum”, cita que el belén no sólo es una representación del nacimiento de Jesús, sino un “Evangelio vivo” que transmite el misterio de la Encarnación, recordándonos que Dios se hizo hombre para encontrarnos y amarnos.
Por ello, en la actualidad, los villancicos son cantos alegres que preparan el corazón para la Navidad, recordando el amor de Dios y los eventos del pesebre, pero sobre todo, la llegada del Mesías, del Niño Jesús.
Así, la frase “Quien canta, reza dos veces”, que se atribuye a San Agustín, teólogo y filósofo cristiano, se transformó en un proverbio popular que sugiere que el canto, especialmente en un contexto religioso, es una forma de oración doble y poderosa.
100 joyas del arte sacro de la Península de Yucatán
El nacimiento del Niño Jesús, o la Navidad, es uno de los acontecimientos más relevantes de las celebraciones de la Iglesia católica, y se recrea en algunas de las “100 joyas del arte sacro de la península de Yucatán”, una obra multiplataforma que incluye un ejemplar único:
La joya número 32: Retablo principal de la iglesia de Tabi
En el altar principal del templo de la comisaría de Sotuta, que se terminó de construir, según una inscripción en la puerta principal, el 21 de julio de 1700, se ofrece en la primera calle del primer cuerpo de la talla un altorrelieve que representa el nacimiento del Niño Jesús
La joya número 33: Retablo principal de la iglesia de Oxkutzcab, bajo la protección de San Francisco de Asís.
También luce en el altar escenas vinculadas al nacimiento del Divino Niño.
En la segunda calle del primer cuerpo de la pieza hay un altorrelieve que recrea la Adoración de los pastores al Hijo de Dios.
Además, en la cuarta calle del tercer cuerpo del retablo del templo de Oxkutzcab, edificado en el siglo XVIII, hay otro altorrelieve en el que se advierte la Adoración de los Reyes Magos al Mesías.
La joya número 91: Iglesia del Niño Jesús de Tihosuco, una de las cinco maravillas sagradas elegidas de Quintana Roo, rinde honor al Rey de Reyes.
El templo del conjunto conventual del Santo Niño Jesús, que data del siglo XVII, se caracteriza por su fachada incompleta, destruida durante las batallas de la llamada Guerra de Castas, que tuvo lugar de 1847 a 1901 en esa región.
Esta joya forma parte de la categoría e) Tesoros religiosos de Quintana Roo.
A cuatro días de la celebración de la Navidad, nada más apropiado que recordar el villancico que es lema del concurso del Seminario Conciliar de Yucatán, de la autoría de monseñor José Rafael Palma Capetillo, obispo auxiliar de Xalapa, Veracruz: “Bienvenido a casa, Niño”.
¿Cómo adquirir “100 joyas del arte sacro de la península de Yucatán?
Los productos de “100 joyas del arte sacro de la península de Yucatán” se pueden adquirir en:
- Edificio central de Diario de Yucatán (Ubicación)
- Página del Club Diario de Yucatán (https://www.yucatan.com.mx/club-suscriptor)
- Centro de Atención Telefónica: 999 942-2235
- Vía Whatsapp: 9993-50-2287
- Unimedia – Centro Universitario Megamedia (Ubicación)
- Librerías Didinec – Catedral, Cristo Resucitado, Fátima, Divina Misericordia, Nuevo Yucatán. (Sitio web)
- Librería Parroquia María Inmaculada (Ubicación)
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