Precampaña
Roger Antonio González Herrera (*)
La precampaña del PRI en Yucatán ha ido de error en error. Por principio de cuentas, descartó como su abanderado al político priista considerado por muchos como el más competente, el más preparado y con mayor reconocimiento a nivel nacional: el dipu- tado federal Jorge Carlos Ramírez Marín. Y en cambio, optó por un personaje vinculado con la exgobernadora Ivonne Ortega Pacheco (que genera fobias en nuestro estado por su mal desempeño al frente del Ejecutivo estatal), Mauricio Sahuí Rivero, exdiputado local y exsecretario de Desarrollo Social.
¿Cuáles son los atributos de Sahuí Rivero? Fuera del ámbito de la política y del servicio público no se le conocen logros relevantes. Es hijo de un político y líder sindical de la vieja guardia del priismo, lo que quiere decir que creció con privilegios. Por lo mismo, tuvo las puertas abiertas para escalar puestos de relevancia en el engranaje gubernamental, no por méritos propios, sino por la sombra de su papá.
Como funcionario gubernamental se ha destacado por su perfil populista y no tanto por sus ideas brillantes o acciones audaces. Su principal logro es aparecer en fotos con gente humilde entregando todo tipo de dádivas.
Previo a su designación, fue ampliamente conocido el episodio de las carteleras con la foto del gobernador Rolando Zapata levantándole la mano y con la frase “Sahuí Gobernador”. No obstante que ese hecho representó una clara violación a la ley electoral por significar un acto anticipado de campaña, no recibió ninguna sanción de las autoridades electorales, las cuales quedaron muy mal ante la opinión pública y Mauricio Sahuí como un político intocable. El mensaje que el PRI da a la sociedad al designarlo candidato es que están dispuestos a todo, incluso a violar las leyes, con tal de conservar los privilegios del poder.
Sin embargo, la precampaña del PRI va de error en error. No lograron procesar bien el polémico episodio del añejo enfrentamiento de Sahuí Rivero con el sector empresarial cuando, en su carácter de diputado local, defendió con uñas y dientes la decisión de la exgobernadora Ivonne Ortega de endeudar al estado por obras que resultaron ser un fraude. El precandidato del PRI no tuvo la humildad de ofrecer disculpas al líder empresarial a quien llamó mentiroso y se limitó a decir que ese episodio fue una enseñanza para él.
Otro error del precandidato del PRI fue su intento de marcar distancia de la exgobernadora y confesar que el único liderazgo que reconoce es el del actual gobernador. Lo que nadie le cree.
Finalmente, la reciente visita del precandidato del PRI a presidente de la República José Meade Kuribreña se caracterizó por varios errores que ocuparon los titulares de varios medios de comunicación. Aquí enlisto algunos: numerosos empresarios señalaron que recibieron llamadas de invitación de oficinas de gobierno para acudir a una comida con el precandidato, funcionarios públicos y burócratas fueron obligados a dejar sus actividades laborales para acudir a los eventos del PRI, altos funcionarios del gobierno rolandista también dejaron sus responsabilidades para acompañar a Meade a degustar un helado en conocido establecimiento y, finalmente, el precandidato presidencial queda muy mal ante la opinión pública al manifestar que desconoce todos los fraudes de la exgobernadora en extraordinaria entrevista realizada por el periodista Hernán Casares de Diario de Yucatán.
El PRI va de error en error, y en su seno se vive un clima de espanto porque los números no le cuadran ante la fortaleza de la precampaña del panista Mauricio Vila Dosal. Hasta ahora, el PAN ha demostrado unidad y ha procesado muy bien la designación del alcalde de Mérida, destacando la generosidad de sus correligionarios de partido que también aspiraban a la candidatura. Esa generosidad tendrá su prueba de fuego en enero, cuando se reactiven las pláticas para la designación de los precandidatos a alcaldes y legisladores.— Mérida, Yucatán.
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Roger A. González Herrera
Profesor