Antes del apogeo de las plazas comerciales los habitantes de Mérida asistían a ver películas a cines que se encontraban distribuidos por todo el centro histórico.

Algunas de estas salas abrieron sus puertas desde que fue inventada la cinematografía y otras fueron apareciendo conforme avanzaba el siglo XX.

Si naciste antes o durante la década de los noventas es probable que aún te tocara asistir a algunos de estos cines pero si no los conociste o no te acuerdas de todos ellos, aquí en Entre Calles te dejamos una relación de su ubicación y te contamos un poco de su historia:

Santiago, un barrio apegado a la cinematografía

Se podría decir que el primer cine de Mérida funcionó en el Circo teatro, un coso taurino techado que se ubicaba en la calle 57 por 68 del barrio de Santiago a principios del siglo XX y que en 1902 fue testigo de la primera función cinematográfica proyectada con un equipo Lumiere.

Hacia 1915 en ese mismo vecindario, sobre la calle 57, abrió sus puertas el salón Apolo. Su vistosa fachada era la enorme cara de un payaso cuya boca abierta era la puerta de acceso. En 1922 se convirtió en el cinema “Rívoli” y años después en el cine “Rex”.

Actualmente el “Rex” es el único de los cines de antaño que sigue ofreciendo funciones pues pertenece a una cadena nacional.

También en Santiago, al poniente del parque, se inauguró el cine “Frontera” que en 1924 cambió su nombre por el de Rialto. Ahora funciona ahí un supermercado.

Más tarde, sobre la calle 59 entre 70 y 68 fue inaugurado el Cinema 59 cuyo inmueble alberga ahora a la una iglesia cristiana.

Cines al rededor de la Plaza Grande

Muchos otros cines abrieron sus puertas en el primer cuadro de la ciudad. Uno de ellos fue el Novedades que se ubicaba sobre la calle 61 entre 60 y 62 en lo que hoy se conoce como pasaje Picheta.

A la vuelta, sobre la calle 60 entre 59 y 61, se encontraba el “Cantarell” y en el parque Hidalgo el “Fantasio”. El primero se convirtió posteriormente en una tienda de artículos electrodomésticos y el segundo fue acondicionado como un teatro.

Muy cerca de ahí, frente al Congreso (calle 59 con 58), funcionó el cine Internacional y en los cruzamientos de la calle 62 con 57 la gente asistía al cine Colonial que posteriormente pasó a llamarse Premier.

Retrocediendo hasta la esquina del candado, en la 60 con 65, podíamos hallar al cine “Aladino” antes de que su lugar fuera ocupado por una tienda comercial y siempre sobre la 60 pero a la altura de Santa Lucía, se ubicaba el Olimpia Vistarama que dejó de dar funciones en 1992 al igual que el Cantarell.

Otro cinema que se encontraba muy cerca de la plaza principal era el Mérida, que posteriormente pasó a ser un teatro con el nombre de Armando Manzanero.

Los teatros Peón Contreras y Daniel Ayala también ofrecieron proyecciones; el primero contó con un cinematógrafo Lumiere desde 1887 de modo que los asistentes podían disfrutar tanto del séptimo arte como del teatro.

En los años 40´s el teatro se dedicó a la proyección de películas pasando a llamarse Cinema Peón Contreras.

La sala comenzó a deteriorarse hasta que en 1974 fue rescatado devolviéndole su vocación teatral.

En cuanto al Daniel Ayala, se llamó Teatro Cine Principal hasta que a finales de los años 70 fue rebautizado por disposición del gobierno del Estado.

Los suburbios tuvieron sus propias salas

Otras salas fueron abriendo en distintos barrios como el de San Cristóbal donde funcionó el cine Esmeralda, justo frente al parque Allende y que hoy es un estacionamiento.

La misma suerte corrió el cine Alcazar, ubicado sobre la calle 57, frente el parque de la Mejorada. Fue inaugurado en 1916 con el nombre de Cine Venecia pero dejó de funcionar en 1920. En 1925 abrió sus taquillas con el nombre de Odeón pero cambió su nombre un año después.

San Sebastián, San Juan y Santa Ana también tenían cines; este último barrio contaba con El Encanto y en la época del cine mudo existieron el Montejo y Pathé, ambos frente al parque.

En las colonias que poco a poco iban surgiendo el gusto por las películas hizo que ahí también llegara el séptimo arte. Así, se inauguró el cine Maya, en la colonia Alemán, y el Pedro Infante o Infantilandia, en el Sur.

Por otro lado, en Cordemex la gente podía disfrutar de sus filmes favoritos acudiendo al Centro Cultural y cerca del reparto Dolores Patrón se encontraba el Cine Colón que por un buen tiempo fue el más lujoso de la capital yucateca.

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Una experiencia de otra época

Algo que destacaba de las salas de antaño es que todas eran diferentes pues contaban con espacios y decorado particular, algo que hacía que la experiencia de visitarlos fuera especial en cada caso. Actualmente las construcciones siguen parámetros estandarizados.

Las primeras películas que se proyectaron en la ciudad a principios del siglo XX eran mudas y para los años 50 los niños podían disfrutar de matinés dominicales protagonizadas por “Tom y Jerry”, “Los Tres Chiflados” y “Abbott y Costello”.

Las aventuras del Santo, películas de Chespirito como El Chanfle o de Cantinflas como El Barrendero o El Agente 777,  fueron disfrutadas por muchos meridanos a mediados del siglo XX.

En aquella época la gente se enteraba de  todas las carteleras en el periódico y hasta finales de los noventa aún había intermedio.

Muchas personas que alcanzaron a entrar a aquellas salas recuerdan también que los precios no tenían nada que ver con los de hoy en día: un boleto de entrada no costaba más de 50 centavos. Incluso con esa cantidad se podían conseguir golosinas y hasta sobraba dinero.

Sin embargo, otros también hablan de las rechiflas que se producían cuando la proyección fallaba y también la falta de higiene de algunas salas donde uno podía toparse con gente maleducada que aprovechaba la oscuridad y la poca vigilancia para hacer en la sala sus necesidades fisiológicas.

Jessica E. Ruiz Rubio es licenciada en Periodismo y maestra en Gestión de la Mercadotecnia. Comenzó su carrera periodística en 2004, año en que ingresó a Grupo Megamedia. Se especializa en análisis...