Es grave el problema que representan el posible estrés hídrico y la contaminación del acuífero en la región, expuso el maestro José Eduardo Cerón Chávez durante una ponencia en el recién concluido Smart City Latam Congress.
Según explicó, el estrés hídrico surge en el momento que las necesidades llevan a extraer del acuífero una cantidad de agua mayor que la que puede recargarse de manera natural.
“Cuando pasa eso también puede presentarse un fenómeno que se llama inclusión de agua salina. Es decir, hay un equilibrio entre el agua dulce del acuífero y el agua de mar”, precisó.
“En el momento en que extraes más agua de la que debes y el acuífero no es capaz de recargarse, se pierde el equilibrio, entonces el agua salina se mete a zonas donde no había entrado”.
Eso podría suceder en 20 o 30 años si las condiciones no cambian, advirtió el profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Modelo en Mérida.
Ante eso, el maestro Cerón compartió tres aspectos importantes en los que podrían contribuir los ciudadanos y las instituciones, por ejemplo, el aprovechamiento de agua pluvial.
“El aprovechamiento de agua pluvial no es ajeno a los yucatecos. Si vas a casas antiguas ves grandes aljibes en los patios, pero lo olvidamos y dejamos de hacer, esas obras arquitectónicas quedaron en desuso”, dijo.
Otra acción sería de mitigación; es decir, dejar de contaminar el manto freático. Éste “se contamina de muchas maneras y una de ellas es el arrastre propiciado por la lluvia que genera corrientillas, y en esas corrientillas hay aceites y basura”.
Luego citó un proyecto que el Laboratorio Urbano de la Universidad Modelo junto con el Ayuntamiento de Mérida puso en marcha en el estacionamiento de la universidad.
“En esa remodelación, entre los objetivos que se lograron fue la eliminación de 3,500 metros cuadrados de pavimento y se generaron casi 2,000 metros cuadrados de áreas permeables. Es decir, este estacionamiento tiene áreas donde se capta y se filtra el agua de lluvia, y se evitan grandes recorridos y encharcamientos”.
El tercer punto es la concienciación, y para ello habló del proyecto en el que se estudió un aljibe subterráneo en la escuela “José María Velázquez” del Centro.
“El aljibe es muy grande, probablemente de 50 mil litros de capacidad. Ese aljibe estaba olvidado, ni siquiera las autoridades de la escuela sabían que estaba allá, sabían que había algo, pero desconocían qué era”.
“Lo que hacemos ahora es un proyecto para rehabilitarlo, que vuelva a funcionar, que recolecte agua de lluvia ya sin filtraciones, que esa agua se utilice para los servicios sanitarios de los baños de la escuela”.
Esa acción dijo, servirá para la concienciación porque los niños sabrán que los baños funcionan porque tienen agua de lluvia. “Es meterle la idea a la gente, sobre todo a las generaciones más jóvenes”.
El profesor dijo que las autoridades tienen mucho por hacer, pero también la ciudadanía y las instituciones educativas para el cuidado del agua.
Un punto que trató en la plática es que el agua potable en Yucatán es barata, lo que hace que muchos no se preocupen por pagar.
“Pregunta a los alemanes, finlandeses o daneses cuánto pagan por agua potable: pagan dos o tres veces lo que pagamos nosotros, si no es que más. Allá es un recurso caro, acá no solo pagamos poco, sino que no pagamos lo que vale el agua”.— IVÁN CANUL EK
