Ejidatarios de Maxcanú y de Halachó comenzaron reuniones para convencer a las asambleas ejidales, máxima autoridad de los ejidos, para que revaloren el precio de las tierras donde extraen material pétreo para la construcción de la vía férrea donde pasará el Tren Maya en la ruta de Yucatán.
Ante la necesidad de obtener tierras para extraer el material de escombro y piedra molida para las obras del Tren Maya, Fonatur podría ceder ante la presión de los ejidatarios de Halachó que piden más dinero por un terreno de 39.9 hectáreas donde sacarán material pétreo para el terraplén de las rieles del ferrocarril rápido que construye el gobierno federal en Yucatán.
De acuerdo con información proporcionada por una fuente cercana a los campesinos, el domingo pasado fracasó una primera reunión de la asamblea ejidal de Halachó para tratar el tema del pago de 39.9 hectáreas de un terreno ejidal, en el cual ya se empezó su desmonte con maquinaria pesada sin que se concrete la operación de compra venta.
Fonatur, según la fuente, empezó su oferta con $3 millones por esa superficie, luego lo subió a $5 millones, a $7 millones y la última y definitiva oferta fue de $13.6 millones “porque paga la propiedad como una tierra infértil”. Sin embargo, el amplio terreno tiene árboles de madera preciosa de 20 metros de altura en promedio. También tiene árboles frutales silvestres de dura madera aprovechable para elaboración de muebles y mucha flora herbolaria que usan los mayas para la cura de enfermedades comunes con la medicina natural.
Asesores del ejido de Halachó exigen el pago de la madera que no pueden aprovechar porque no hay acceso para vehículos terrestres para rescatar la madera ni para leña ni carbón y menos para elaborar tablas de madera, además, piden un pago por metro cúbico del material extraído.
Daño ecológico
“El viernes entrante habrá otra asamblea en Halachó con los que lleguen, es la segunda convocatoria, en la primera no hubo quórum, la reventaron”, señaló una fuente.
En un recorrido que realizó al terreno de San Bernardo, el personaje vio el grave daño ecológico que sufre la tierra con la extracción excesiva de material pétreo en un terreno de más de 10 hectáreas y considera que las empresas explotadoras ya rebasaron el límite permitido por la Semarnat para las excavaciones en suelo yucateco, que debe ser de máximo cuatro metros de profundidad a ras del piso.
Según calcula, la gigantesca hondonada ya tiene una profundidad de 8 a 10 metros y está cercana al manto freático, por lo que la Semarnat debería realizar una inspección seria y profesional, apegada a las leyes ambientales vigentes y aplicar medidas para frenar la sobre explotación de la tierra.
La fuente señala que hubo una mala planeación en la explotación del terreno, todo con tal de extraer el mayor volumen de piedra y escombros, porque no se hizo por secciones para un uso posterior de la hondonada como criadero de tilapia y mojarra, sino que se devastó toda la extensión, por lo que será imposible tener un control del extenso y profundo hueco que quedará en la tierra.
