“La jauría de Ernesto”, la película documental dirigida por Everardo González, estrenada recientemente, que trata el problema de los niños sicarios en el país, sigue el camino de jóvenes integrantes de pandillas, tanto víctimas como sicarios, llamados colectivamente “Ernesto”, que en cierto momento de sus vidas tienen acceso a un arma, la usan para matar y pronto se convierten en parte de las muchas piezas del crimen organizado.
Es un largometraje de no-ficción, filmado en entidades como Nuevo León, San Luis Potosí, Estado de México y Ciudad de México, en donde los testimonios y anécdotas de “Ernesto” fueron recopilados en tiempo real con el apoyo de una “cámara-escorpión”.
Este último es un aparato que permite captar con claridad la parte trasera de las cabezas de los protagonistas y su entorno fuera de foco y posibilita al espectador observarlos en su ambiente de sicarios, pero también en su vida diaria, cuando juegan, montan sus motocicletas, se reúnen con sus amigos, limpian sus casas, cuentan chistes…
Ante la pregunta de por qué un niño toma las armas y mata por dinero, González, entrevistado por teléfono en sus oficinas de Ciudad de México, responde:
“Hay muchas razones y es muy difícil encontrar una para todos los niños. Lo que sí sabemos es que en el relato de los chicos las armas los empoderan, los hacen visibles y les permiten dejar de ser víctimas de un sistema que los oprime, ya sea la pandilla, el crimen organizado o el propio Estado o la sociedad”.
“Entonces, uno de los problemas es precisamente la poca visibilidad, el poco empoderamiento que se les otorga a los niños y jóvenes. Esto, sin duda, es una de las grandes causas del sicariato, pero la principal es, sobre todo, el acceso a las armas que les da el poder de dejar de ser la víctima. Este es el problema de fondo”.
Añade que “la película es también el relato de cómo las fuerzas del Estado colaboran en poner las armas en manos de los menores, desde la Secretaría de la Defensa Nacional, hasta las policías federales, estatales y municipales en todos los estados del país. Éstos, junto con las armerías de Estados Unidos, ponen las armas en manos de estos menores”.
Ejército, parte del problema en México
El director reconoce que la venta de armas a los niños por parte de soldados o policías “es un negocio muy lucrativo. Venden las armas que tienen en su poder”.
En la película aparecen escenas donde algunos de los niños sicarios confiesan que las armas que compran a los policías o soldados son las que éstos decomisan a los delincuentes.
Según el entrevistado, los niños dedicados al sicariato podrían ser alrededor de 13,000 en todo el país, de acuerdo con las últimas cifras conocidas, “porque tampoco hay un censo”.
Entre estos niños, ¿hay también niñas?
“¡Claro!, hay niñas y niños desde los nueve a los trece años y adolescentes mujeres y varones. Esto no tiene que ver con el género, aunque, por supuesto, es más común que sean los adolescentes varones los que estén más metidos en la violencia”.
Lo que hay que entender, añade, “es que éstos son el brazo armado de una fuerza más poderosa, que es la organización criminal institucionalizada y autorizada y que el contacto con la violencia los desensibiliza”.
En efecto, en la película se escucha a uno de sus protagonistas decir: “Lo matas, ves cómo se desploma su cuerpo y te subes a tu camioneta, así como si fuera un día de compras, como algo normal, como si fuera un juego de niños”.
Los que participan en esta actividad, ¿lo hacen en forma voluntaria o forzada?
Cada caso es particular, responde Everardo González, pero muchas veces el reclutamiento es forzado, porque si no aceptan, los amenazan con matarlos a ellos o a sus familias.
¿Ganan dinero?
“No. Lo que a veces ganan es seguir vivos, aunque en la mayoría de los casos su destino casi inevitable es la muerte”.
De hecho, añade, entre 1990 y 2022 se habla de 643,600 personas menores de 30 años víctimas de homicidio y desaparición forzada.
¿La actividad de estos niños llega también a la Península de Yucatán?
“No sabría decirle en el caso de Quintana Roo, pero allí hay ejecuciones dirigidas, cometidas por el sicariato. Este es un problema que toca a todo el país. Por supuesto que hay ciudades más violentas que otras, pero lo cierto es que cada vez van quedando menos poblaciones así”.
¿En este gobierno ha mejorado o empeorado la situación?
“Según las cifras, ha empeorado. Lo que veo es demasiada demagogia y no políticas claras que ataquen la corrupción de las fuerzas del Estado”.
¿Qué debe de hacer la sociedad para frenar este fenómeno?
“Pedir a las autoridades menos demagogia, ejercer el derecho al voto…, aunque, en realidad, seré honesto, no sabría decir qué debe de hacer la sociedad”.
¿Dónde ver la película ”La jauría de Ernesto”?
Su última película, “La jauría de Ernesto”, retrata la vida de los niños sicarios en varias zonas del país. El film fue producido por Animal de Luz Films y Artegios en coproducción con N+ Docs y Films Boutique, y se puede ver en la plataforma VIX y en el cine del Salón Gallos, enfrente del parque de La Mejorada de Mérida.