El boleador Francisco José Sáenz Catzín, secretario general de la Unión de Aseadores de Calzado de Mérida, durante su trabajo en la Plaza Grande. El dirigente explica los retos a los que se enfrentan en ese gremio
El boleador Francisco José Sáenz Catzín, secretario general de la Unión de Aseadores de Calzado de Mérida, durante su trabajo en la Plaza Grande. El dirigente explica los retos a los que se enfrentan en ese gremio

MÉRIDA.- Los boleadores de calzado enfrentan nuevos retos para mantener a flote su manera de ganarse la vida, ya que han resentido la baja de clientela en la Plaza Grande y eso ha afectado sus ingresos, sumado a otros factores.

Así lo señala Francisco José Sáenz Catzín, secretario general de la Unión de Aseadores de Calzado de Mérida y contador público, quien describió que ha sido difícil mantenerse en ese sitio.

Como él, otros tantos trabajadores de la limpieza del calzado expusieron que temas como la ocasional falta de energía durante las noches en la Plaza Grande y la falta de sombra por las tardes, que han sido muy calurosas, impactan negativamente en el flujo de clientes.

Preocupación de los boleadores por la baja de clientes

Sobre si la remodelación de la plaza les ha dejado mejoras en lo que a ingresos se refiere, Sáenz Catzín mencionó que no y que el trabajo ha mermado.

Aunque las obras en ese sitio emblemático de la ciudad finalizaron y se entregaron en septiembre pasado, aún se resienten los efectos de la falta de gente.

Según recordó, esos trabajos causaron temor en el gremio, pues al menos 15 boleadores fueron reubicados a otros parques y se mantuvieron en incertidumbre sobre si volverían a sus espacios, lo cual ocurrió.

Sáenz Catzín indicó que en parte les ha jugado en contra la reducción de espacio vial en los alrededores de la plaza, ya que antes muchos clientes se estacionaban y dejaban varios pares de zapatos para su limpieza y esperaban por ellos.

Ahora es más complicado debido a que no hay ese espacio donde dejar sus vehículos y pagar por el estacionamiento aumenta sus gastos, por lo que esos clientes ya no acuden o lo hacen con menor frecuencia.

Sin embargo, comentó que una de las principales causas de la merma en su negocio es que “las personas ya casi no usan zapatos de salir o que necesiten bolearse”. Hoy día la mayoría de gente usa tenis o sandalias.

“Otra temporada baja” para los boleadores de Mérida

Sobre las vacaciones que recién terminaron, dijo que fue “otra temporada baja”, ya que sus clientes fieles “salieron de vacaciones y los turistas solo vienen de paseo y no traen zapatos que tengan que bolearse”.

Las cuestiones climatológicas también juegan un papel importante en el desarrollo del oficio, expuso el líder de los boleadores.

Si bien ahora el calor les causa estragos y falta de clientes, también tienen temor a la próxima temporada de lluvias, como pasó con el aguacero del sábado por el frente frío 42, que pasó por agua los festejos del Día de la Madre.

En la temporada de lluvias, explicó, por lo regular no tienen clientes y los días que llueve muy fuerte son de descanso para ellos, o sea que no tienen ingresos. Por ello aprovechan cuando el clima les permite tener clientes.

Sáenz Catzín, quien desde los ocho años se dedica a este oficio, comentó que ellos han sobrevivido a muchos cambios a lo largo del tiempo y que son tradición de Mérida, ya que “pueden acudir a cualquier parque de la ciudad y podrán encontrar a un bolero”.

Con voz triste dijo que esta tradición se está acabando, pues quedan pocos limpiadores de calzado y todos ya son grandes de edad. Los jóvenes que acuden a aprender no duran mucho en este trabajo.

Él ha visto que si acaso acuden por 15 días y luego dejan el oficio e infiere que es porque les da vergüenza.

Para el boleador, la clave para tener éxito en este oficio es tener persistencia, no faltar para cumplir con la labor, pero sobre todo dar un trato amable y un buen servicio a los clientes, sobre todo cuando éstos llegan enojados, pues también se debe saber escucharlos.

El oficio de boleador es algo que viene de la persona, ya que le nace hacerlo, mencionó.

Esa situación no la comparten todos ya que algunos tienen profesión, pero su situación económica los orilla a dedicarse a ser lustrador de calzado.

También compartió que para algunos es un extra porque tienen otros oficios como tablaroqueros, carpinteros y albañiles.

Las personas que desean entrar al sindicato deben pasar una prueba: saber cómo limpiar zapatos, de esta forma el sindicato ofrece garantía no solo de la persona, sino del trabajo que los boleadores realizan.