• El Halloween es una costumbre que gana terreno en Yucatán, contrastando con la tradición del Hanal Pixán
  • La celebración del Hanal Pixán mantiene su esencia en las comunidades del interior del estado, donde las ofrendas del altar tienen un fuerte significado

Octubre está presente y con ello la inminente llegada del Hanal Pixán, tradición de ancestrales, sólidas raíces de sincretismo maya y europeo, que evoca el reencuentro de las ánimas que llegan del más allá para disfrutar de las ofrendas que los vivos han dispuesto para darles la bienvenida.

Para el antropólogo Indalecio Cardeña Vázquez, como tradición que es, el Hanal Pixán está revestido de misticismo y simbolismos.

Se trata de una cosmovisión basada en un tiempo predestinado para que los fallecidos retornen al mundo de los vivos para recibir las ofrendas que nutren los altares preparados para la ocasión, un momento para ser recordados y manifestar ese amor y cariño que trasciende más allá de la vida y la muerte.

Cardeña Vázquez explica que el Hanal Pixán se mantiene más fiel y constante especialmente en las comunidades del interior del estado, aquellas donde hay una marcada prevalencia de población maya que mantiene viva la tradición por generaciones, dándole su justo valor, respeto y sentido a cada elemento de la ofrenda.

Pero así como existen tradiciones, hay costumbres. Entre ambos conceptos existe una marcada diferencia.

La primera, refiere el antropólogo, es una expresión cultural para las la cual las personas tienen una explicación.

Es una expresión arraigada que tiene un sentido, significado o una razón de ser, tiene un origen y éste se ha conservado por generaciones.

En cambio, precisa, la costumbre es un rasgo cultural para el cual la gente no tiene una explicación, es todo aquello que se viene realizando por mucho tiempo, pero cuyo sentido, significado u origen no resultan claros.

(Por ejemplo, en la ramada decembrina está el verso “Si la muerte tiene un diente, Topo Gigio tiene dos”. Suele ser un sin sentido fuera de todo contexto alusivo al cántico tradicional y hasta ahora nadie ha podido explicar cuál es el vínculo del ratoncito italiano con este canto).

Halloween, un carnaval terrorífico

Esto viene a colación con motivo del Halloween de nuestros días que llega con marcada influencia norteamericana, donde se le ha dado un sentido más festivo, la fiesta del horror, una suerte de carnaval cuyo tema central es lo terrorífico.

Si bien el Halloween tiene raíces celtas de más de 2,000 años y en el siglo VIII se les integró la tradición cristiana, la connotación que hoy día se le ha dado a esta celebración dista mucho del sentido cultural que le dio origen en Europa.

“Hoy el Halloween que llega a Yucatán es más que nada una costumbre, es algo que se hace por la temporada, una expresión social de características singulares, pero desprovisto de las raíces que le dieron origen”, comparte Cardeña Vázquez.

“El Halloween se presenta como una fiesta, una forma de diversión singular, algo que toma el terror y el humor negro como elemento central, una actividad que da pie a que los niños salgan a pedir dulces y los jóvenes y adultos hagan fiesta”, explicó.

No son lo mismo la cultura yucateca que la maya, al menos si se entiende desde el punto de vista de que Yucatán es una entidad donde convergen expresiones culturales y modas diversas que llegan por la influencia de los medios de comunicación o por quienes arriban de otras partes del mundo a residir a la localidad.

La cultura maya, en cambio, trasciende más allá de las fronteras de Yucatán, permanece viva en su ancestral cosmovisión especialmente en el interior del estado, en aquellas poblaciones con marcada presencia de maya hablantes.

“Como antropólogo mi opinión no va enfocada a condenar al Halloween, lo que pienso es que cada expresión, sea Halloween o Hanal Pixán, ocurren y tiene sentidos particulares, que en Yucatán ambos tiene cabida y tiene sus preferencias”, subraya el entrevistado.

Emanuel Rincón Becerra, reportero de la Agencia Informativa Megamedia (AIM). Es licenciado en Ciencias de la Comunicación con 32 años de trayectoria en periodismo; ingresó a Grupo Megamedia en 1994. Se especializa en turismo, arqueología, vida empresarial, historia, arte, cultura y fotografía.