CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Qué pasó con los 43 normalistas desaparecidos en el caso Ayotzinapa? Según la versión de Jesús Murillo Karam, hoy señalado por delitos de desaparición forzada; los estudiantes fueron privados de la libertad, se les quitó la vida, para después ser incinerados y arrojados al río San Juan, en Guerrero. 

Los responsables de dicho crimen fueron  integrantes del grupo Delincuencia Guerreros Unidos, quienes habrían confesado que el ataque se debió a que los estudiantes fueron señalados de pertenecer a Los Rojos, grupo delictivo contrario.

Esa es la “verdad histórica” que planteó el 27 de enero de 2015 el entonces procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, cuando en conferencia de prensa ofreció un informe sobre los últimos avances -hasta ese momento- del caso Iguala, acompañado de Tomás Zerón de Lucio, quién se desempeñaba como director en Jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, la llamada AIC.

En su mensaje, Murillo Karam se refirió a las conclusiones del caso como la verdad histórica, sustentada en una investigación exhaustiva, profunda y seria, con resultados científicos.

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La verdad histórica del caso Ayotzinapa, bajo la lupa

Dicha verdad histórica se basa en declaraciones de Felipe Rodríguez Salgado, conocido como “El Terco” o “El Cepillo”, presunto miembro de Guerreros Unidos, quien habría participado en el secuestro, homicidio y desaparición de los 43 estudiantes normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, la noche del 26 al y el 27 de septiembre de 2014.

También se sustenta en dichos de Patricio Reyes Landa, “El Pato”; Jonathan Osorio Gómez, “El Jona”, y Agustín García Reyes, “El Chereje”, quienes fueron los primeros detenidos.

Felipe Rodríguez Salgado, entonces jefe de sicarios de Guerreros Unidos, tras ser detenido. Es señalado como pieza clave en el caso Ayotzinapa. Foto de Internet

 

De acuerdo con Tomás Zerón, Felipe Rodríguez Salgado era entonces jefe de sicarios de Guerreros Unidos. En coordinación con el subdirector de la Policía Municipal de Cocula, César Nava González, y su grupo de policías, facilitaban el trasiego de droga y evitaban que grupos antagónicos tuvieran presencia en el municipio.

Su detención fue clave dentro de la investigación porque todos los testimonios lo señalan como quien dirigió la operación, conduciendo a las víctimas hasta el basurero, interrogándolas y dando la orden de ejecutarlas e incinerarlas. Según el entonces director en Jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Rodríguez Salgado confesó su participación.

De acuerdo con su testimonio,  Felipe Rodríguez Salgado dijo que recibió una llamada en la cual le fue informado que un grupo antagónico, Los Rojos, estaba atacando Iguala y que debía trasladarse al lugar conocido como “Loma del Coyote”, donde le serían entregados unos “Paquetes”. Así se referían a los “enemigos” cuando eran capturados.

Una vez en “Loma del Coyote”, policías municipales de Iguala y Cocula le entregaron un grupo numeroso de estudiantes, que bajaron de las patrullas y subieron a dos camionetas, las cuales fueron conducidas hasta el basurero. En el basurero, se interrogó, ejecutó e incineró a los estudiantes, todo según la versión de Murillo Karam.

“Algunos de los detenidos venían amarrados con mecate, otros esposados y algunos venían golpeados ya ensangrentados; de policías pude apreciar que también venían entre 30 y 35 sin poder precisar ya que no los conté…”, declaró “El Terco”.

¿Qué pasó en Ayotzinapa? La presunta versión de los sicarios

Relató que él fue quien dio la orden a Patricio Reyes Landa, alias “El Pato“, de terminar con la vida de todos ellos, y que no quedara nada, por lo que quemaron inclusive los teléfonos celulares de los jóvenes.

Después, “El Terco” se dirigió a la casa de Gildardo López Astudillo, alias “El Gil”, donde esperó hasta recibir más instrucciones.

El 27 de septiembre de 2014. Rodríguez Salgado regresó al basurero. Según el relato, cuando llegó, el fuego había reducido a cenizas a las víctimas. Patricio Reyes Landa, alias “El Pato”, le dijo que los cuerpos los pusieron en una plancha de llantas, leña y fueron quemados con diésel.

Rodríguez Salgado instruyó a Reyes Landa a comprar bolsas de basura. Una vez recogidas las cenizas las fueron a tirar al Río San Juan.  Para la entonces PGR de Jesús Murillo Karam, con tales narraciones, asentadas en las declaraciones ministeriales, se consolidó el móvil: los estudiantes fueron señalados por los delincuentes de formar parte del grupo antagónico de la delincuencia organizada en la región.

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 La PGR identificó a José Luis Abarca Velázquez, María de los Ángeles Pineda Villa y Sidronio Casarrubias Salgado como líderes de la organización criminal Guerreros Unidos. Se trató de un crimen atípico, no solamente por la magnitud y violencia a la que fueron sometidas las víctimas, sino porque el nivel de participación y los roles que jugó cada uno de los autores fueron distintos.

La verdad histórica está basada en dictámenes Químico, Biológico, Entomológico, Balístico y Fotográfico. Además, dictámenes practicados durante estos cuatro meses, entre los que destacan: Antropología, Análisis de Voz, Asuntos Fiscales, Criminalística, Contabilidad, Psicología, Retrato Hablado, Traducción, Tránsito Terrestre, Valuación, Ingeniería, Arquitectura, Incendios, Medicina Forense, Topografía, Audio, Video, Dactiloscopia y Genética.

Imágenes de las investigaciones en el basurero, donde presuntamente los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron privados de la vida. Foto de Internet

Con las investigaciones, se determinó que el área total del fuego fue de 140 metros cuadrados aproximadamente, en una superficie cercana a los 15 X 9 metros cuadrados.

En el basurero se encontraron diversos elementos que comprobaban la mecánica del suceso, como alambres de acero pertenecientes a las llantas que se quemaron, las rocas fracturadas y calcinadas, y los restos humanos carbonizados.

Sicarios señalados por el caso Ayotzinapa, en libertad

El septiembre de 2018, un juez federal dictó auto de libertad a favor de ocho implicados en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, entre ellos a Felipe Rodríguez Salgado, señalado de ordenar levantar y asesinar a los estudiantes, por falta de elementos para procesar con las reservas de ley por el delito de delincuencia organizada.

 El jueves, Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación dio un informe donde dijo que no hay indicios de vida de los 43, pero se apresuró a marcar una distancia con la llamada verdad histórica de Murillo.